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El jardín del templo budista Enmeiji, en la ciudad de Nagasaki, es el lugar perfecto para apreciar el florecimiento de los cerezos, ya sea por sí mismo o compartiendo un momento ameno con la familia o amigos.

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Cerezos en flor en el jardín del templo Enmeiji de Nagasaki

Una de las tradiciones estacionales más conocidas es sin duda el “Hanami” (traducido literalmente, “mirar las flores”). En realidad, se trata de la apreciación del florecimiento de los cerezos.

Uno de los aspectos que resulta fascinante acerca de las culturas de oriente es su forma, muy particular, de ver la vida. Una de esas filosofías, influenciadas por el budismo, es llamada en el wabi-sabi; el sentimiento de valorar el cambio constante y la no permanencia de las cosas. Por ello, apreciar el paso de las estaciones es tan importante dentro de la cultura Japonesa.

Entrada al templo Enmeiji de Nagasaki

Acceso principal al Templo Enmeiji.

 

Teramachi: el barrio de los templos de Nagasaki

El Templo Enmeiji se encuentra ubicado en Teramachi, uno de los barrios más conocidos dentro de Nagasaki, principalmente por contener la mayor cantidad de templos en la ciudad. Siendo vecino del famoso templo Kōfuku-ji,  que fue el primer templo en todo Japón construido por inmigrantes de China, se necesita estar muy atento para localizar la entrada y no pasarla de largo.

Debido a la enorme cantidad de templos en el barrio de Teramachi, recibir el año nuevo en Nagasaki se vuelve una experiencia única, ya que todos los templos budistas acostumbran a doblar sus campanas 108 veces, correspondiendo al concepto budista de purificar los 108 deseos de la carne. Con esta acción, hacen resonar la ciudad entera.

 

El Kannon de la Salud de Enmeiji

Otro punto que no se puede perder en su visita al templo Enmeiji es el “Kannon de la Salud”, que se encuentra cerca de la entrada, antes de subir la escalinata. Se trata de una estatua que fue construida en los primeros días de la era Showa japonesa. La estatua ganó fama gracias a un adepto muy fiel quien, durante diez años ininterrumpidos, asistía al templo de camino al trabajo a ofrecer un plegaria para pedir recuperarse de una enfermedad que lo agobiaba. Más tarde, pasó a visitar el templo a dar gracias por su buena salud.

Kannon de la salud en el templo Enmeiji de Nagasaki

Gracias a esta historia verídica de fe y constancia, el Kannon de la Salud es visitado regularmente por muchos creyentes afligidos por alguna enfermedad.

Entrada al templo Enmeiji de Nagasaki

Vista desde el interior del templo Enmeiji, donde se puede apreciar la espalda del Kannon de la salud.

Escaleras de entrada al templo Enmeiji de Nagasaki

El templo Enmeiji tiene uno de los accesos más típicamente representativos de la imagen de Nagasaki, ya que, al ubicarse en lo alto de una montaña, se necesita acceder al mismo por medio de una escarpada escalinata. En lo alto de la escalinata se encuentra un arco de piedra cuya fabricación data de la misma época que el Puente de los Espejuelos; un punto arquitectónico muy famoso en todo Japón que se construyó con la finalidad de facilitar el acceso de los residentes al templo Kōfuku-ji, vecino de este lugar.

Arco exterior del templo Enmeiji de Nagasaki

Figuritas de piedra en el jardín del templo Enmeiji de Nagasaki

 

Hanami en el jardín del templo

Para la mayoría de los japoneses, muchas de las tradiciones fluctúan entre ritos de influencia Shintoista y Budista. Por ello, el reunirse a apreciar los cerezos, especialmente en el templo Enmeiji, toma un significado muy especial. No solo porque, como espectador, se encontraría cerca de estas hermosas flores (que por sí mismas ofrecen una memoria inolvidable), sino también porque en la pequeña plaza central se encontraría rodeado de símbolos propios del budismo, como estos pequeñas estatuillas llamadas jizō.

Monjes de piedra en el jardín del templo Enmeiji de Nagasaki

En el templo Enmeiji, las estatuillas jizō, localizadas en la plazoleta central, son reconocidas por representar al “Gran maestro en oración”. En propagación del budismo, ofrecen una plegaria silenciosa en líneas de 88 cuentas. Cabe destacar que cada pequeña estatua varía en detalle y expresión, ofreciendo una imagen asombrosa de admirar bajo los cerezos.

La costumbre Japonesa de reverenciar los jizō es atarles un paño rojo al cuello y ponerles un sombrerito del mismo color, como forma de petición o para agradecer por favores recibidos.

Monjes de piedra y cerezos en flor en el jardín del templo Enmeiji de Nagasaki

Las pequeñas estatuillas jizō, cuya apariencia se asemeja a la de pequeños monjes de piedra, son unos de los símbolos budistas más amigables y que más suelen encontrarse alrededor de cualquier ciudad japonesa. Se cree que protegen a los niños, resguardan los caminos, cuidan de los viajeros y atraen la buena suerte. Normalmente, se encuentran en los cruces de camino y dentro de los templos cercanos a los cementerios, donde se cree que permanecen en eterna plegaria por las almas de los fallecidos.

Jardín del templo Enmeiji de Nagasaki

En muchas ocasiones, se pueden encontrar frente a las estatuas pequeñas ofrendas, tales como piedrecillas apiladas, varitas de incienso, pequeños recipientes con agua, juguetes, pastelitos de arroz llamados mochi, o flores de crisantemo blancos o amarillos, cuyo simbolismo dentro del budismo es muy importante.

Jardín del templo Enmeiji de Nagasaki

En Japón, tanto la religión Shinto como la Budista tienen una relación simbiótica, así que, incluso dentro de los terrenos de un templo budista (como lo es el Templo Enmeiji), se pueden apreciar detalles inusuales de influencia Shinto. El torii, que es como se le llama a los característicos arcos de entrada de los templos shintoistas, generalmente construidos en piedra o madera, es un ejemplo.

Arco torii del jardín del templo Enmeiji de Nagasaki

Torii, arco de entrada que, por lo general, es característico de la religión Shinto.

Interior del templo Enmeiji de Nagasaki

Vista interior del templo.

Otro de los detalles que llama la atención es que la gran mayoría de los cementerios en Japón son budistas, por lo que se encuentran localizados dentro de los templos. Por ello, el hanami del templo Enmeiji es una experiencia única a compartir con una taza de té con los ancestros.

Hanami (cerezos en flor) en el jardín del templo Enmeiji de Nagasaki

Cada año, a finales del mes de marzo, el templo Enmeiji da la bienvenida a los visitantes locales y extranjeros, ofreciendo, en la explanada frontal, un espacio especial donde tomar matcha; un brebaje preparado con polvo de té verde que es típico de las ceremonias de té en Japón. Simboliza la celebración de cada encuentro como una oportunidad única e irrepetible que jamás vuelve a darse de la misma manera.

Cerezos en flor en el patio del templo Enmeiji de Nagasaki

Cerezos en flor en el patio del templo Enmeiji de Nagasaki

Cada primavera, el templo Enmeiji se prepara para recibir a los visitantes y, en algunas ocasiones, incluso se tienen planeados eventos especiales, como el compartir una tradicional taza de té.

Patio del templo Enmeiji de Nagasaki

Este año, el hanami en el templo Enmeiji se realizó el 31 de marzo. Pero,  aún así, si no se tiene la oportunidad de asistir a la ceremonia de té, no se pierda la experiencia de apreciar los cerezos mientras estén en flor en las inmediaciones del templo.

Templo Enmeiji de Nagasaki, Japón

Cerezos en flor en el jardín del templo Enmeiji de Nagasaki

Si visita la ciudad de Nagasaki, con sus escarpados caminos y estrechas escalinatas, no se descorazone y acepte el reto de visitar Teramachi y los hermosos templos que allí se encuentran. Y aún más: si tiene planeado realizar su visita en primavera, no dude en darse una vuelta por el templo Enmeiji. Le aseguramos que su visita le dejará mucha paz y recuerdos inolvidables.

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Jo. Hernández

Jo. Hernández

Soy mamá de un pequeño dragón, curiosa por lo inusual, una gran seguidora de la cultura japonesa, una asidua lectora del género fantástico, una amante de la música, películas, manga y animé, cazadora de tesoros en el mercado ambulante, reportera determinada, fotógrafa persistente, y en breve siempre me ha gustado conocer personas interesantes y participar en proyectos que puedan reflejarse en grandes experiencias de vida.

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