{"id":19110,"date":"2017-01-07T11:25:12","date_gmt":"2017-01-07T02:25:12","guid":{"rendered":"https:\/\/voyapon.com\/es\/?p=19110"},"modified":"2020-08-16T04:50:20","modified_gmt":"2020-08-15T19:50:20","slug":"gifu-takayama","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/voyapon.com\/es\/gifu-takayama\/","title":{"rendered":"Experimentar Takayama: m\u00e1s que turismo"},"content":{"rendered":"
En la prefectura de Gifu<\/strong>, en la monta\u00f1osa regi\u00f3n de Hida<\/strong>, hay una ciudad llamada Takayama<\/strong>. All\u00ed llegamos a las 12:13 despu\u00e9s de haber partido desde Osaka a las 7:59. <\/p>\n Como una experiencia original, nos hospedamos en el templo Zenkoji<\/strong>. En realidad este templo budista<\/strong> act\u00faa m\u00e1s como hostal<\/strong> que otra cosa, y en lugar de cobrar una tarifa, aceptan ‘donaciones<\/strong>‘ a cambio de hospedaje<\/a>. Compartir el ba\u00f1o y la cocina con turistas (casi todos franceses) nos hac\u00eda olvidar que est\u00e1bamos en un templo, pero el ambiente que generaba la vista al jard\u00edn japon\u00e9s desde la espaciosa habitaci\u00f3n con el tradicional suelo de tatami<\/em> hizo de nuestros d\u00edas all\u00ed una hermosa estad\u00eda.<\/p>\n Salimos a pasear por la ciudad y nos encontramos con el templo Hida Kokubunji<\/strong>, donde nos detuvimos a rezar y tambi\u00e9n a admirar el antiguo \u00e1rbol Gingko de unos 1200(!) a\u00f1os de antig\u00fcedad<\/strong>.<\/p>\n <\/p>\n Para recargar energ\u00edas hicimos una parada en uno de los restaurantes m\u00e1s concurridos de la ciudad, donde sirven el Takayama ramen<\/em><\/strong>. Tanto los fideos como el huevo y la carne fueron exquisitos.<\/p>\n Despu\u00e9s de la comida decidimos continuar recorriendo los alrededores de la zona. Llegamos al puente Masugata<\/strong> y, al ver el precioso r\u00edo de piedras<\/strong> que lo atravesaba, bajamos para experimentarlo de cerca. Pasamos un rato all\u00ed, en la serenidad de la naturaleza, viendo pasar alguaciles as\u00ed como lo hac\u00edamos en el barrio de nuestros abuelos cuando \u00e9ramos peque\u00f1os. Mientras el sonido del agua del r\u00edo rozando las piedras se desvanec\u00eda, nosotros nos acerc\u00e1bamos m\u00e1s al santuario Hie<\/strong>, ubicado en un zona m\u00e1s monta\u00f1osa. El gran cedro del santuario<\/strong>, de 7 metros de di\u00e1metro y 39 metros de altura, fue lo que m\u00e1s nos gust\u00f3. Se estima que su edad es de mil a\u00f1os. Continuamos andando y llegamos al santuario Sugigatani Shimei<\/strong>, tan desolado como el anterior, pero mucho m\u00e1s abandonado. Luego paramos en el templo Shorenji<\/strong>, y en el parque Ninomaru<\/strong> fue donde hicimos un descanso para tomar una botella de mate fr\u00edo (s\u00ed, \u00a1se vende mate en Jap\u00f3n!).Como toda lluvia de verano, por momentos intensa, ces\u00f3 r\u00e1pidamente. En ese entonces fuimos al centro de la ciudad<\/strong> para cenar algunos platos locales, como la exquisita hamburguesa de Hida<\/strong>. <\/p>\n Despu\u00e9s de cruzar el gran torii<\/em> que bordea el r\u00edo Miyagawa, paseamos un poco m\u00e1s por la calle comercial<\/strong> y, entrando y saliendo en tiendas de antig\u00fcedades y souvenirs<\/a><\/em>, casi se pas\u00f3 el d\u00eda. As\u00ed llegamos al museo de arqueolog\u00eda de Hida<\/strong>. El museo es s\u00faper interesante, con objetos de la era Yayoi (m\u00e1s de 10 000 a\u00f1os atr\u00e1s), instrumentos musicales (Koto de dos cuerdas, la flauta tradicional ‘Shou’), vestimenta de ninjas<\/em>, etc. Aunque lo m\u00e1s interesante fue ver los pasadizos secretos y la manera en la que los ninjas<\/em> se escond\u00edan de las visitas inesperadas. Tambi\u00e9n el gu\u00eda nos mostr\u00f3 de qu\u00e9 manera hab\u00edan construido el techo de una de las habitaciones, para que tan solo con cortar unas sogas se desplomara en un instante y caiga sobre el enemigo intruso.
\nLo especial de este viaje, para m\u00ed, fue la visita de mi hermano, que vive en M\u00e9xico. Es por eso que decid\u00ed llevarlo a Takayama para experimentar un Jap\u00f3n aut\u00e9ntico. <\/p>\nEstancia en un templo de Takayama<\/h2>\n
De turismo por Takayama<\/h2>\n
\nAl d\u00eda siguiente, y despu\u00e9s de presenciar la celebraci\u00f3n matutina que una monje(?) realiz\u00f3 en el templo donde nos aloj\u00e1bamos, nos dirigimos al famoso mercado Miyagawa<\/strong>. All\u00ed disfrutamos del paisaje junto al r\u00edo y probamos algunos bocados, aunque no compramos nada. Las cosas en Takayama salen, en general, por casi el doble de lo que cuestan en Osaka. Sus elevados precios, quiz\u00e1s, se deben a la cantidad de turistas que la visitan.
\nNo solo japoneses; nos sorprendi\u00f3 el n\u00famero de gente extranjera que tambi\u00e9n merodeaba las callejuelas que datan de la \u00e9poca de Edo (1600-1868). Seguimos andando y llegamos hasta el santuario sinto\u00edsta Hachimangu, conocido por su escalera, que est\u00e1 hecha de una sola roca.<\/p>\n
\nEl d\u00eda concluy\u00f3 probando sake<\/strong> <\/em>en una de las f\u00e1bricas que ofrecen la bebida alcoh\u00f3lica de la regi\u00f3n. Luego bordeamos una vez m\u00e1s el r\u00edo y deambulamos por la calle, que hasta las 6 de la tarde\u00a0son un gran bullicio, pero, por alg\u00fan motivo, se vuelven des\u00e9rticas cuando cae el sol.\u00a0Regresamos al templo. Ba\u00f1o… t\u00e9 verde… masajes en los pies… mapa en mano… lluvia de fondo. Felicidad.
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