Salimos de la bulliciosa Tokio rumbo a destinos cercanos donde poder respirar aire fresco y experimentar otro ritmo de vida; ¡todo a pocos kilómetros de la capital!
Si bien es verdad que tu primera visita a la casi interminable ciudad de Tokio será extremadamente emocionante y pareciera que, debido a sus dimensiones y caudal cultural, necesitarías muchos días adicionales para empezar a tener una idea de qué va la ciudad, algunos viajeros también disfrutan de conocer ciudades cercanas, paisajes rurales, actividades fuera de la común o simples caminatas por la naturaleza para apreciar los diferentes aspectos que se pueden encontrar en cada uno de los países que se pueden visitar.
También es cierto que el área metropolitana de Tokio es una de las más grandes del mundo y que cada barrio, distrito y templo tiene, por así decirlo, un espíritu propio. Por ello este artículo está dedicado a esas personas que quizás se queden más de una semana en la ciudad y han llenado sus primeros días con todos los museos y destinos que ya tenían planeado visitar desde hacía mucho tiempo, y que se han quedado sin muchas ideas extra para seguir disfrutando de su estancia en tierras orientales.
Monte Fuji: visita imprescindible
Comenzaré nombrando un símbolo completamente nacional del Japón, que se ha convertido en mucho más que un simple punto geográfico: el afamado Monte Fuji. Con casi 3800 metros de altura, es el pico más elevado de todo el país, y fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2013 por su innegable belleza y su importancia en la cultura japonesa. Se necesitan unas dos horas de viaje desde la estación central tokiota de Shinjuku para llegar a sus inmediaciones. Además, alrededor de este magnífico volcán y su pico prácticamente nevado todo el año se encuentran cinco lagos muy famosos en la región desde los cuales puedes tener diferentes tipos de vista del enorme titán nipón. Si estás entre los más aventureros y posees un buen estado físico, entre los meses de julio y septiembre puedes utilizar el sendero para llegar hasta la cima, lo que convertiría este viaje en uno de dos días, ya que se inicia el asenso en horas de la madrugada.
Kamakura: ciudad de templos a una hora de Tokio
A una distancia más corta de Tokio tenemos la ciudad de Kamakura, denominada la «Kioto del este de Japón» por su gran cantidad de monumentos históricos y templos (como por ejemplo el Templo de Hasedera, el Templo de Engakuji y el Templo de Tsurugaoka Hachimangu). Pero nada comparable con su principal atractivo: el Gran Buda del Templo Kotoku-in (Daibutsu en japonés). Se trata de una estatua de bronce de Buda en posición de loto que data del siglo XVIII. Mide unos 13 metros y pesa unas 93 toneladas (¡imponente!). Los alrededores son hermosos y tendrás, sin duda, tu cuota de naturaleza completa por el día.
Yokohama: la ciudad de los neones
Dejando de lado por un momento la naturaleza y lo histórico, una interesante visita que también se encuentra bastante cerca de Tokio (30 minutos) es la ciudad de Yokohama. Fue una de las primeras ciudades en abrirse a los mercaderes extranjeros junto con la ciudad de Kobe, por lo que posee una arquitectura fusionada en algunas áreas residenciales antiguas. Hay muchísimo que hacer en esta ciudad, así que te recomiendo salir temprano y volverte en el último tren. Pero puedo recomendarte, sin duda, el área de Minato Mirai (con su costanera, shopping y rueda de la fortuna) y el Barrio Chino (el más grande de todo el país). Dos sitios muy interesantes son el Museo del Ramen (sopa de fideos con caldos muy elaborados; todo un plato nacional que tiene su versión propia en cada ciudad que visitas) y el Museo Kirin de la Cerveza (es una de las marcas más consumidas en el archipiélago nipón).
Nikko: el Japón más bello y tradicional
Para los que desean adentrarse en un Japón un poco más tradicional, no tan veloz y abarrotado como el de la capital, una buena opción es visitar la ciudad de Nikko. Ubicada a unas dos horas del centro de Tokio está, técnicamente, en la entrada del Parque Nacional Nikko. Este «pueblo» posee más de 1200 años de historia y muchos sitios que también fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un buen ejemplo es el Templo de Toshogu, que gira entorno a un mausoleo edificado en honor a uno de los fundadores del Shogunado (algo así como una dinastía) que rigió el Japón durante la era Edo (siglo XVI hasta mediados del XIX). Prepara tu cámara para esta visita, ya que las técnicas de labrado de la madera hacen de este templo una magnífica oportunidad para demostrar tus habilidades. Dos lugares donde se puede decir que la ciudad de Nikko fue bendecida con belleza natural son el Lago Chuzenji y la Cascada Kegon, elegida como una de las diez cascadas más bellas del país.
Con estos destinos adicionales a tu visita a Tokio seguramente disfrutarás un poco más tu viaje y sumarás experiencias que habitualmente la gente no tiene por haber dejado de lado los preparativos adecuados y las averiguaciones pertinentes. ¡Mucha suerte!