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Patrocinado por la ciudad de Murakami

Interior de una ebanistería de Murakami (Japón).

En mi viaje por Murakami tuve la ocasión de descubrir muchos de los numerosos encantos de la ciudad; sus hermosas playas, su excelente gastronomía y su artesanía. Murakami es famoso por el tsuishu; una técnica de lacado en color rojo típica de Asia Oriental. La mayoría de occidentales asociamos esta técnica a China; y no estamos desencaminados, porque es en este país donde se originó. En el siglo VI, la cultura china dominaba Japón, y por ello se importaron en el país vecino el budismo, el alfabeto kanji y el tsuishu, entre otros. Este arte pronto daría pie al origen del maki-e, que emplea metales como el oro para pintar superficies. El tsuishu, no obstante, siempre aplica tonos rojizos sobre grabados en madera.

Taller de lacado tsuishu en Murakami, Japón.

Breve historia del lacado de Murakami

Una de las tiendas de la ciudad famosas por elaborar este tipo de lacado es Kosugi Shikki. Este establecimiento data de la época Edo y es, en sí mismo, un museo de piezas de gran calidad fabricadas empleando este ancestral método. El señor y la señora Kosugi me contaron amablemente la historia del lacado de Murakami. Reconozco que, antes de venir a la ciudad, no sabía prácticamente nada sobre este tema, pero aprendí mucho de la mano de estos dos grandes expertos. La visita al taller fue un tanto improvisada; me la organizó deprisa y corriendo la gente de la fábrica de sake Taiyo (de la que hablamos en otro artículo). Es muy agradable ver cómo empresas tan dispares se apoyan unas a otras en este pequeño municipio.

Tienda de ebanistería y lacado Kosugi Shikki de Murakami.

Interior de la tienda.

Tienda de ebanistería y lacado Kosugi Shikki de Murakami.

Tendríamos que remontarnos 600 años atrás en el tiempo para conocer los orígenes de la carpintería de Murakami. Según me contaron los señores Kosugi, esta práctica se inició en la ciudad por la necesidad de sus ciudadanos de encontrar un pasatiempo con el que entretenerse dentro de casa durante los duros meses de invierno de Niigata, una región montañosa y muy fría. Fue así como se popularizó el dento kogeihin (las manualidades). El salto de Murakami al olimpo de la ebanistería se produjo con la introducción del arte en relieve en las puertas de los templos de la región, y de aquí se pasó al lacado. Durante el período Edo, era común que la nobleza japonesa viajara hasta Murakami para adquirir piezas lacadas de lujo, que se vendían a precios no aptos para todos los bolsillos. Es bien sabido que los propios miembros de la familia Tokugawa contaban con artículos exclusivos de Murakami en su colección.

A día de hoy, el lacado de Murakami sigue empleando madera 100% natural tallada a mano con instrumentos tradicionales.

Mesa de madera lacada en rojo en el taller Kosugi Shikki de Murakami.

Relieve en una mesa lacada en rojo del taller Kosugi Shikki de Murakami.

Detalle del relieve.

Calidad Kosugi

En la actualidad, Murakami es la única ciudad de Japón en la que se sigue empleando la técnica del lacado tsuishu de manera totalmente artesanal; desde la talla en madera hasta la pintura con la que se cubre. El hecho de que el proceso entero se realice a mano verdaderamente marca la diferencia, porque permite añadir detalles y relieves al dibujo que no sería posible incluir de ninguna otra manera. El resultado es un producto de una suavidad asombrosa que pone de manifiesto la atención al detalle de sus artesanos y la calidad de los materiales empleados. Cada artículo está hecho con amor y con mucho esfuerzo para asegurarse de que cada mueble sea una pieza para toda la vida. De hecho, cada año se fabrican, en total, unas 200 obras de la más alta calidad; todas ellas con acabado de pieza de museo. Puede parecer una cifra ínfima, pero, en realidad, alrededor del 15% de toda la ebanistería lacada de Japón se produce en Murakami.

Pieza lacada en negro y dorado de la tienda Kosugi Shikki de Murakami.

Lacado en negro y dorado.

Pieza lacada en la tienda Kosugi Shikki de Murakami.

Tuve la fortuna de poder ver algunas de las mejores piezas de Kosugi en vivo y en directo. La verdadera joya de la corona se esconde en la trastienda; se trata de un escritorio de 150 años de antigüedad realizado, por completo, en madera lacada. Cada uno de los paneles que conforman el mueble está esculpido hasta el último detalle. El resultado es un cuadro tallado que muestra numerosas aves sobre un fondo montañoso. Desde mi ventajosa perspectiva pude entender que se trata de una pieza de un valor incalculable.

Más tarde, los señores Kosugi me invitaron a tomar una taza de té sobre una mesa lacada. Incluso el techo, del mismo tono rojizo que las obras que había podido ver anteriormente, confirma que, en esta tienda, todo es urushi (lacado). Mientras charlábamos en la mesa, pude observar muchos otros ejemplos de este tipo de artesanía repartidos por el local, como algunas cajas rojas. Hubo una pieza que me llamó especialmente la atención por los tonos negros y blancos de su superficie, que lo hacían parecer un cuadro acrílico antiguo, en lugar de un mueble de madera. Los objetos del taller envejecen tan bien que realmente me costaba trabajo diferenciar entre las piezas de un siglo de antigüedad y las que se acababan de terminar un día antes. Los tonos rojizos se empleaban, tradicionalmente, para darle un toque de color a los hogares japoneses de la época, de manera que contrastaran con el blanco nevado de las montañas de Niigata.

Pieza lacada de Kosugi Shikki, Murakami.

Murakami ofrece al turista la oportunidad de disfrutar de su excelente gastronomía local y de su artesanía de gran calidad. Las obras que encontramos en la ciudad nada tienen que ver con los artículos de consumo masivo que se venden en las tiendas de Tokio y Osaka. No hay nada como traerse una pequeña pieza tsuishi de Murakami de vuelta a casa. ¡Esperamos que disfrutéis de la cultura de Murakami!

Tienda Kosugi de Murakami, Japón.

Traducción de: Virginia

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Alex Ehrenreich

Alex Ehrenreich

I'm an expat from the USA, currently living in Tokyo. However, I do like to get out of the city now and then, explore the nooks and crannies, and traverse the road less traveled.

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