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En dos entradas previas (aquí y aquí) hemos recorrido Enoshima de arriba abajo. Sin embargo, la excursión a esta pequeña isla se empieza a disfrutar desde antes de llegar. El medio más cómodo para desplazarse hasta allí es el tren, por lo que vamos a repasar las tres rutas de ferrocarril con las que podemos acceder a la isla.

Pero nuestro ánimo no es sólo el de dar indicaciones prácticas, sino mostraros las curiosidades que nos deparan estos trayectos. ¡Venga! ¡Vamos todos al andén, que nuestro tren está a punto de salir!

Estación de tren en Enoshima (Japón)

 

Enoden: el tren más retro y pintoresco

El más clásico modo de acercarse a la isla por vía férrea es mediante el popular Enoden. No en vano, esta línea adopta su nombre directamente de Enoshima, ya que Enoden es una contracción del nombre Enoshima Dentetsu, o tren eléctrico de Enoshima. El recorrido del Enoden se inicia en la estación anexa a la de JR de Kamakura. Es una delicia impregnarse del ambiente retro de los pequeños trenes del Enoden. Sus vetustas vías recorren Kamakura junto al mar y atraviesan pintorescos rincones. En ocasiones, los vagones pasan a escasos centímetros de las casitas de madera de la zona. Y las estaciones no son menos agradables, con su aire de haber salido de una película antigua. La estación de Enoshima, como otras de la línea, tiene una imagen de reminiscencias centro-europeas.

Estación de tren en Enoshima (Japón)

En la parte negativa, la popularidad del Enoden determina que sea muy difícil subir al tren con la calma que nos gustaría. La cantidad de turistas, ávidos de selfies, masifican el interior de los vagones, con lo que se desluce un tanto el encanto del trayecto.

 

Odakyu Enoshima Line: la opción más cómoda

Rápida y sin necesidad de transbordos intermedios, la línea que ofrece mayor comodidad para llegar a Enoshima desde Tokio es la Odakyū Enoshima Line. Se trata de una línea más convencional. Sin embargo, tiene una pequeña recompensa en la llegada. No me refiero sólo a que la estación terminal de Katase-Enoshima sea la más cercana a la isla, dejándonos justo delante del puente de acceso; lo más llamativo es la singular y curiosa arquitectura. Viendo la fachada, cuesta adivinar que se trata de una estación ferroviaria. Sin duda, se llevará la primera foto de la excursión.

Katase-Enoshima

Estación de Katase-Enoshima.

 

Shonan Monorail: el viaje más divertido

La última línea de la lista es, tal vez, la menos cómoda. Al igual que el Enoden, tiene un trayecto corto, que se inicia en Ofuna junto a la estación de JR. También suele tener bastante concurrencia de viajeros. Sin embargo, es mi primera opción para realizar el viaje, porque es el más particular y divertido. Se trata del Shonan Monorail y, claro, como su nombre indica, lo novedoso es que se trata de un tren monorraíl. Más aún: un monorraíl suspendido, algo aún menos habitual. Ya en el inicio del trayecto tenemos una curiosidad, ya que la imponente presencia de la famosa estatua gigante del Kannon de Ofuna se asoma sobre el andén.

Vistas desde el Shonan Mnorraíl de Enoshima

Pero la experiencia realmente interesante empieza con la arrancada del tren. Al pensar en un tren monorraíl, tal vez imaginamos algo un tanto futurista. Sin embargo, el Shonan Monorrail ya tiene varias décadas, que se dejan notar en el aspecto de su maquinaria. La imagen acaba siendo lo que podríamos calificar como retro-futurista. De lo más pintoresco.

Tapicería del interior del Shonan Monorrail de Enoshima

Un simpático detalle de la tapicería del Shonan Monorrail.

Interior del Shonan Monorraíl de Enoshima

A punto de cruzarnos con un convoy que viene en dirección contraria. La disposición superior de los monorraíles da algo de impresión, ya que parece que los dos trenes vayan a colisionar.

Pero lo que más llama la atención es la sensación de sobrevolar la ciudad. Al ir colgados y a una velocidad algo elevada, la sensación de movimiento es mayor que en un tren convencional. Por momentos, la oscilación del vehículo dificulta mantener el equilibrio si se viaja de pie, algo que muchos hacemos para poder tener la vista frontal tras la cabina del conductor. Como ocurría con el Enoden, en ciertos puntos del recorrido los edificios colindantes están al alcance de los dedos. Esto refuerza la impresión de movimiento. Lo mismo ocurre en los sorprendentes tramos en que atravesamos túneles; algo inesperado para un recorrido, por lo general, elevado sobre el suelo. Y al pasarlos, una vez nos aproximamos a la línea de costa, la visión del mar resulta de lo más espectacular.

Interior del Shonan Monorrail de Enoshima

Desde detrás del conductor se puede apreciar uno de los puntos en que las dos vías del monorraíl se unen en una vía única.

La estación de Shonan-Enoshima es la más alejada al puente de acceso a la isla. Sin embargo, el recorrido hasta allí también tiene sus atractivos. La calle de Fujisawa que hay que recorrer tiene el mismo sabor que cualquier paseo comercial en una localidad costera y vacacional. Una vez atravesadas las vías del Enoden encontraremos una tienda de lo más estimulante. Se trata de un anticuario en el que merece la pena entrar a dar una ojeada aunque no se tenga afición por las antigüedades. El interés principal es el propio edificio que lo alberga.

Arquitectura tradicional de madera en Enoshima, Japón

Tienda de antigüedades en Enoshima, Japón

Se trata de una casa de construcción al estilo tradicional japonés. De fachada algo discreta, el interior no sólo nos muestra la estructura clásica de una tienda centenaria nipona. Lo que más nos impresiona es el cambio de temperatura. Después de unos minutos de infructuosa búsqueda, confirmaremos que no hay aire acondicionado alguno; que simplemente con la estructura y distribución del edificio se consigue mantener el espacio aislado del insoportable calor exterior.

En este punto, cuando nuestra visita a la isla está a punto de empezar, nos despedimos del recorrido en tres entregas que hemos realizado por Enoshima.

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Jose Montaño

Jose Montaño

Me gusta viajar, así que fui al lugar que me parecía más lejano. Me gusta el cine, así que trato de seguir viajando a través de las películas. Me gusta escribir, así que empecé a convertir esos viajes en palabras. Me gusta leer, así que espero que os guste leerme.

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