Dependiendo de qué aerolínea hayas elegido para recorrer la distancia que te separa de Japón, o si tu país necesita o no visado turístico para entrar en el territorio nipón, te habrás encontrado (inclusive antes de poner un pie en el país del sol naciente) con la «manera japonesa» de hacer las cosas y su magnífico servicio.
Si bien es cierto que las reglas y protocolos imperantes son bastante estrictos e inamovibles, lo positivo de dicha rigidez (en ocasiones un tanto desconcertante y que te llena de impotencia) es la eficiencia y la amabilidad con la que se trata al ciudadano común, y, en nuestro caso, al turista y consumidor de los bienes culturales locales.
Como dije antes, no es solamente una cuestión de conveniencia y marketing la manera en que se relacionan las instituciones y empresas con sus usuarios, sino que el respeto y un espíritu omnipresente de colaboración entre las personas son las piedras angulares sobre las que se organiza una sociedad tan amplia, compleja y que evoluciona tan rápidamente como la sociedad japonesa. Y esto se ve de primera mano en el servicio que se brinda en Japón. Un trato que, sin duda, es parte fundamental del atractivo que lleva a millones de turistas al año a visitar este extenso y hermoso país.
El servicio en el día a día
Sin pensar automáticamente en las industrias que interactúan con clientes y usuarios, la amabilidad y el respeto los puedes encontrar en el día a día. En los medios de transporte, en la calle y demás lugares de encuentro, esta manera de ser japonesa empapa cada parte de la vida cotidiana, llegando, así, a influenciar soberanamente el servicio en general. Hay un forma de hacer las cosas que busca siempre acercarse al ideal de perfección, quizás sin alcanzarlo nunca, pero siempre esforzándose para que lo que se hace salga cada vez mejor y los resultados sean mejores y más satisfactorios tanto para las compañías como para los usuarios.
Tecnología al servicio del ciudadano
Antes de remitirnos a las personas pensemos, por ejemplo, en la cantidad de máquinas expendedoras que forman parte del mercado japonés. El servicio que brindan es rápido, efectivo, cómodo y útil: adjetivos que cualquier tipo de compañía desearía como descripción de sus actividades. Más allá de eso, continuos avances en la tecnología de estas maquinarias, así como en la interfaz de utilización, hacen que las máquinas expendedoras japonesas sean un ejemplo claro de esa búsqueda de la perfección del servicio en Japón.
Konbinis: supermercados 24 horas
Previa a la referencia obvia de la industria del turismo y entretenimiento, tenemos otro ejemplo de la benevolencia del servicio japonés: los konbinis y los supermercados. En el primer tipo de establecimiento que, por lo general, está abierto las 24 horas del día, en un lugar reducido se pueden adquirir todo tipo de productos necesarios para las actividades diarias, así como pagar impuestos, comprar entradas para recitales o eventos, hacer fotocopias, adquirir tus revistas preferidas, etc.
En los supermercados, la cantidad de productos y variantes del mismo, como en toda nación donde el capitalismo ha encontrado una de sus formas más evolucionadas, es sumamente extensa. Puede llegar a suceder que, ante tanta oferta, los compradores se sientan un poco confundidos, o inclusive los turistas como nosotros no estemos familiarizados con la organización o tipos de productos (técnicamente porque las etiquetas están en japonés). Ante la necesidad de asistencia, los empleados no sólo tratarán de ayudarte, sino que incluso dejarán su puesto de trabajo un instante para mostrarte exactamente dónde está el producto que buscas (cosa que en otros países parecería muy extraño).
El trato al consumidor en cafeterías, hoteles y restaurantes
Ahora bien, en relación a restaurantes y hoteles claramente podemos esperar un servicio de primera sin pagar los costos más elevados. Los camareros y camareras, así como los empleados del mostrador de entrada y botones, están a tu disposición para hacer de tu experiencia un evento placentero que desees volver a repetir. No es un dato menor saber que en Japón está mal visto dar propina, así que la amabilidad y el buen trato es pura y exclusivamente parte de la posición que ocupan, y no en busca de una retribución monetaria ulterior.
Amabilidad extrema en los medios de transporte
Hace ya varios años los medios de transporte masivos han adoptado el uso de una tarjeta única para poder pagar los viajes sin la necesidad de sacar un billete cada vez que entras en las estaciones. Esto hace que utilizarlos sea algo fácil y rápido sin mayores complicaciones. En los metros y trenes urbanos en ocasiones los turistas (y hasta los locales) sacan billetes erróneos (pagan menos de lo que deberían pagar); para ello se instaló, cerca de las salidas de las estaciones, máquinas que te permiten insertar el billete y pagar la diferencia dependiendo del destino en el que te estés bajando. Si bien es cierto que subirse a un taxi en Japón es bastante caro en comparación con otras ciudades, los vehículos se encuentran impolutos, y casi todos los conductores manejan sistemas de GPS, por lo que perderse no es una situación normal.
Es extraño y a la vez reconfortante pensar que las vacaciones (que decidimos tomar en Japón) son descansos de la rutina diaria, y también son descansos en relación a ciertas maneras de ser o modales de nuestros propios países que en ocasiones encontramos rudos o inadecuados. Te aseguro que, tras tu experiencia, y en relación al servicio, volverás con la respuesta perfecta a la pregunta «¿Qué fue lo que más te gusto de Japón?»