El sábado 12 de octubre de 2019, el tifón Hagibis tocó tierra en el centro de Japón. Medios como Japan Broadcasting Corporation (NHK) llevaban días pronosticando la destructividad de la tormenta, citando su tamaño (1.400 km), velocidad del viento (198 km/h) y trayectoria, directamente hacia el centro de Tokio. El Japan Times informó que JR East y numerosas líneas ferroviarias cerrarían antes de la tormenta y permanecerían así durante el fin de semana. Los ojos de la comunidad internacional se volcaron en Japón, citando el ascenso de Hagibis de una tormenta tropical a un súper tifón de categoría 5 en 18 horas, ubicándolo entre los tifones más explosivos de los que se tiene constancia.
Mientras tanto, en Tokio, los residentes se atrincheraron. Los escaparates a lo largo de las principales avenidas comerciales permanecieron cerrados, dejando todo excepto las más obstinadas tiendas de conveniencia como 7-11 o Family Mart, completamente cerrado durante el fin de semana.
Al final, Hagibis causó daños por valor de 1,86 billones de yenes (unos 14 mil millones de euros) y elevó la factura total de agua y viento del país a 2,15 billones de yenes (más de 16 mil millones de euros) sólo para 2019. Un fondo de ayuda de emergencia de 500.000 millones de yenes se aprobó de inmediato mientras los ríos se desbordaban y los deslizamientos de tierra se llevaban las casas por delante. Las Fuerzas de Autodefensa fueron convocadas para evacuar la población mientras las infraestructuras se derrumbaban y trenes, casas y barrios enteros permanecían bajo el agua. El riego, los canales, las tierras de cultivo y el arroz, en particular, sufrieron daños. En el recuento final, al menos 91 personas perdieron su vida.
¿Qué es exactamente un tifón?
Los tifones entran en la misma categoría que los huracanes: ciclones tropicales. Según lo declarado por el Servicio Nacional Oceánico del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, los meteorólogos describen estas tormentas como un «sistema rotativo y organizado de nubes y tormentas eléctricas que se origina sobre aguas tropicales o subtropicales y tiene una circulación cerrada de bajo nivel». Los tifones pueden aparecer sobre el océano siempre y cuando exista la combinación correcta de humedad, presión y temperatura.
Una vez que un sistema climático alcanza ciertas velocidades ciclónicas, pasa de ser una depresión tropical a una tormenta tropical, y finalmente, cuando alcanza unos 119 km/h, se convierte oficialmente en un tifón. Si alcanza los 241 km/h, se convierte en un súper tifón, según la clasificación del Centro Conjunto de Advertencia de Tifones (JTWC por sus siglas en inglés), situado en Estados Unidos (el JTWC es también la organización responsable de dar nombre a los tifones).
De hecho, la única diferencia entre un tifón y un huracán es el lugar donde golpea. En Norteamérica, un ciclón tropical se conoce como huracán. En el Pacífico Sur, es un tifón. Independientemente de su nombre, los tifones como Hagibis pueden causar una enorme cantidad de daños, destruir casas y las propias vidas. Son un peligro que hay que tomar en serio.
Japón: A lo largo del camino del Callejón de los Tifones
Hagibis fue una tormenta masiva, es cierto. Sin embargo, fue solo una tormenta en una serie de tifones que continúan azotando a un país particularmente propenso a los desastres naturales.
La temporada de tifones en Japón generalmente se extiende de mayo a octubre, pero los meses de agosto y septiembre son conocidos como los más mortíferos. Sobre el Pacífico, los tifones suelen comenzar en la parte suroeste del océano al este de Filipinas. Se abren camino a través del «callejón de los tifones«, una trayectoria oceánica que arrastra las tormentas hacia el continente asiático para luego retroceder. Una vez que la tormenta se asienta sobre el océano, puede disiparse sin peligro.
Esto significa que Japón se encuentra justo en el extremo occidental del callejón de los tifones. En particular, Okinawa se encuentra justo en el centro de la trayectoria y recibe unas siete tormentas de este tipo al año. Si un tifón se aleja de la tierra, el peligro es escaso o nulo (aunque los pescadores, por supuesto, deben tener cuidado). Si un tifón se desvía y toca tierra, entonces el potencial de peligro catastrófico se dispara. Esto suele ocurrir menos de diez veces al año, aunque el número total de tifones sobre el océano puede ser mucho mayor (Hagibis fue el número 19 en 2019).
Tifón Isewan
Uno de los tifones más destructivos registrados, en los años 50 Isewan se cobró 5.000 vidas cuando el nivel del mar en las zonas costeras se elevó casi 5 metros. Isewan fue el tifón más fuerte registrado desde mediados del siglo XIX. Sin embargo, el problema radicó en los procedimientos de evacuación; se calcula que las muertes se habrían minimizado hasta las 250 si se hubieran aplicado los procedimientos adecuados. En respuesta, nuevos mecanismos se pusieron en marcha a nivel local para que los gobiernos municipales pudieran responder a este tipo de catástrofes con mayor eficacia.
Tifón Ida
En 1958, el súper tifón Ida causó daños sin precedentes, en gran parte porque el súper tifón Helena acababa de tocar tierra una semana antes. Helena inundó 50.000 hogares y el suelo no tuvo oportunidad de recuperarse. Desde Kanto hasta Tohoku, la lluvia cayó a su ritmo más rápido en 60 años, provocando más de 1.900 deslizamientos de tierra y arrasando pueblos enteros. Más de 500.000 personas quedaron sin hogar y 1.200 murieron. Como resultado, Ida fue el punto de partida del actual sistema subterráneo del país para redirigir las aguas de las inundaciones en las ciudades. Consiste en tuberías subterráneas de gran profundidad, como el Depósito de Regulación Subterránea del Anillo nº 7 bajo Tokio.
Tifón Vera
Solo un año después, en 1959, con poco tiempo para recuperarse de Ida y Helena, Japón se vio afectado por el tifón más costoso de su historia: el súper tifón Vera. En esta ocasión, Nagoya sufrió los mayores daños, ya que partes enteras de la costa cercana a la ciudad se derrumbaron bajo las olas de la tormenta, destruyendo casi 150.000 viviendas. El agua potable permaneció contaminada durante meses, y la pérdida de cultivos e infraestructuras fue grave. Murieron 5.000 personas y casi 1,6 millones se quedaron sin hogar, ya que los daños ascendieron a casi 500.000-600.000 millones de yenes (1.670.000 millones de dólares en 2007).
2004 fue un año récord para los tifones en Japón, ya que diez tormentas tocaron tierra, el mayor número desde la Segunda Guerra Mundial. En todo el país, uno tras otro, se destruyeron propiedades, hubo muertos, atrapados en edificios, enterrados bajo desprendimientos de tierra, y esto fue antes del 23º tifón de la temporada que arrasó el país. Ese tifón, Tokage, inundó 21.000 hogares y causó tremendos daños, de nuevo, en las infraestructuras y los cultivos.
Con toda esta destrucción, es comprensible que los tifones representen una amenaza para Japón incluso más que los temidos terremotos.
Tifones en Japón: Más vale prevenir que curar
Con cada nuevo tifón, Japón ha ido aprendiendo acerca de nuevas y mejores formas de responder. Como siempre, la preparación marca la diferencia. En la actualidad, la nación está en su mejor momento, tecnológicamente, económicamente y socialmente hablando. En 2020, por ejemplo, la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) anunció una nueva tecnología de seguimiento del clima que puede predecir cuándo una depresión tropical se convertirá en tifón con cinco días de antelación. Anteriormente, la JMA solo podía predecirlos con 24 horas de antelación.
En general, el público está acostumbrado a estos fenómenos meteorológicos y sabe cómo responder evitando el transporte público, quedándose en casa, abasteciéndose de comida, cogiendo una manta y escuchando las noticias. A veces hay carreras locas en busca de papel higiénico y alimentos enlatados. Sin embargo, teniendo en cuenta lo inusual que es quedarse sin electricidad en Japón, incluso en condiciones meteorológicas extremas, este tipo de respuesta es comprensible.
Consejos para viajeros a Japón
Para los viajeros, el primer consejo es sencillo: planificar en consecuencia, pero no asustarse. Aunque es imposible saber si se formará un tifón con meses de antelación, conocer la temporada alta de tifones puede ayudar a los viajeros a tomar decisiones más informadas (de mayo a octubre, siendo agosto y septiembre los más volátiles).
Una lista recomendada de artículos de emergencia
Independientemente de la época de viaje, hay algunas precauciones de sentido común que los viajeros pueden seguir. Lo primero de la lista es llevar un kit de emergencia. Puede parecer una exageración, pero muchos hogares japoneses tienen kits de emergencia para este propósito, y nadie se quejará si surge la necesidad de usar un kit. Para ayudar, la NHK ha preparado una lista de artículos recomendados que deberían estar empacados y listos en caso de emergencia, incluyendo linternas, suministros de primeros auxilios, dinero en efectivo, baterías y unas buenas zapatillas deportivas.
Conoce tus rutas de evacuación
Además de esto, es importante familiarizarse con la geografía y las rutas de evacuación. Conoce tu entorno, sea cual sea tu alojamiento: un hotel, Airbnb, en el campo o en la ciudad. Descubre el terreno, el trazado de las calles, los puntos de acceso, las rutas de evacuación y la topografía general. (¿Existen colinas cercanas que puedan provocar un desprendimiento de tierras? ¿Hay ríos que podrían inundarse? ¿Hay puentes que podrían derrumbarse en caso de tener que evacuar? ¿Los árboles podrían caerse?). Es importante prestar atención a las noticias si un sistema meteorológico se abre paso hacia el interior. También es recomendable consultar sitios como la página web de JTWC, que contiene información actualizada sobre tormentas y no requiere entender el idioma japonés.
Si te encuentras atrapado en medio de un tifón, consulta nuestra Guía de viaje de Japón para obtener más información sobre cómo obtener ayuda durante un desastre natural. Sin embargo, al final, haz lo que hacen los lugareños: evita el aire libre, no utilices ningún medio de transporte y mantente junto sus pertenencias en el interior. Incluso teniendo en cuenta todo el poder destructivo de los tifones, siendo realistas, podrías perder un día de viaje y verte obligado a comer comida de microondas y ver Netflix en tu cama. Este tipo de pensamiento puede ayudarte a mantener una perspectiva adecuada de la situación. Después de todo, esto es probablemente lo que mucha gente hizo cuando Hagibis golpeó en 2019. Viajad con seguridad.
Traducido por Toshiko Sakurai