Si algo tienen en común países tan lejanos —geográfica y culturalmente— como Japón y España es su amor por la cerámica.
Cerámica: origen y expansión en Japón
La cerámica japonesa es una de las disciplinas artísticas más antiguas y notables de Japón. Los primeros ejemplos de este material en el archipiélago datan del periodo Jomon, que comprende del año 10 500 al 300 a. C. Las piezas halladas pertenecientes a este intervalo de tiempo comprenden toda clase de utensilios de cocina de gran tamaño adornados con cuerdas. Se trataba de un arte utilitario, al servicio de las necesidades de la población.
La estabilidad en la forma y decoración de la porcelana japonesa cambió radicalmente hacia el siglo III a. C., cuando un nuevo estilo desarrollado en Corea y China cruzó las fronteras hacia el país vecino. Este nuevo tipo de alfarería, denominada Yayoi, buscaba una mayor simpleza en sus formas; piezas de menor tamaño con una decoración mucho más sobria y comedida, premiando la funcionalidad del objeto sobre la belleza del mismo, pero manteniendo siempre, la armonía en sus proporciones.
Nuevas técnicas se fueron introduciendo de manera estable en el país desde regiones cercanas, siendo el horno Anagama, que permtiría la fabricación de gres a altas temperaturas, uno de los grandes hitos de la cerámica de finales del siglo III y principios del IV a. C. en el continente asiático.
No obstante, no sería hasta mediados del siglo XVI cuando se diera la edad de oro de la porcelana japonesa, con la instauración de numerosos talleres de alfarería en el país, la mayoría dedicados a la producción de útiles para la consumición de té, una práctica que también empezaba a extenderse por el país en esa época. Y es que, en efecto, el té y la cocina japonesas han sido siempre una gran influencia en el desarrollo de este arte, y viceversa. Es imposible imaginarse un menú ichiju sansai sin su correspondiente repertorio de platos, boles y tazas de cerámica con toda clase de motivos y colores para complementar los elementos del plato. Y ni que decir tiene que la aún habitual ceremonia del té no podría existir sin este material.
Cerámica japonesa: diferencias regionales
Como toda disciplina artística proveniente de cualquier rincón del mundo, existen variaciones entre los artículos de porcelana de las distintas regiones del país. Sería imposible enumerarlos todos en un único artículo, así que nos centraremos en algunas de las más significativas:
Kutani
La porcelana de la ya inexistente región de Kutani, que ahora forma parte de la ciudad de Kaga (Ishikawa), destaca por lo colorido de sus grabados, que muestran pintorescas escenas sacadas de la naturaleza. En un utensilio de cerámica de Kutani es difícil encontrar un solo centímetro libre de tintes y bosquejos. La cerámica de Kutani también destaca por introducir, por primera vez, la caligrafía saiji, de un tamaño diminuto para cubrir estos utensilios de poemas de la época.
Arita
La ciudad de Arita es una de las grandes embajadoras de la cerámica japonesa de manera internacional. La porcelana es tan importante aquí que la ciudad incluso cuenta con no uno, sino dos museos con piezas únicas y sendas interpretaciones sobre la historia de este material y su establecimiento en el país.
La cerámica de Arita, también conocida como cerámica de Imari, se puede dividir en dos tipos: la de motivos azul y blanco, y la de tonos vibrantes y llamativos. Estos son, precisamente, los estilos que más se asemejan a los hallados en la porcelana europea, puesto que se exportó a occidente por los extranjeros residentes en la cercana isla de Dejima, en Nagasaki.
Karatsu
Para comprender la historia de la cerámica de Karatsu nos tenemos que trasladar hasta Corea; y es que fueron los maestros alfareros coreanos de los que Japón obtuvo esta técnica durante la Guerra Imjin, para después introducirla en territorio nipón. Este tipo de porcelana servía, principalmente, para elaborar elementos de uso cotidiano, tales como boles, cuencos y platos. A día de hoy, la cerámica de Karatsu es una de las más prestigiosas para emplear durante la famosa ceremonia del té.
Mino
La cerámica de Mino, pequeña ciudad en la prefectura de Gifu, fue, en su día, una de las más reconocidas en Japón. No por su calidad ni por su belleza, sino porque alrededor del 50% de la producción de utensilios de cerámica del país provenía de esta zona, debido a la instalación de maquinaria para este fin en la región.
Entre sus características destaca el uso de los colores amarillo, verde, gris y negro para dibujar hojas y ramas sobre fondos monocromáticos.
Cada tres años se celebra en Mino uno de los mayores festivales de cerámica del mundo, en el que, durante un mes, se muestran más de tres mil obras de artistas de todo el mundo.
Seto
La cerámica de Seto (prefectura de Aichi) debe ser de una importancia vital en Japón, puesto que la palabra setomono se utiliza como término genérico para referirse a cualquier tipo de porcelana. La alfarería de Seto data del siglo XIII y se caracteriza por su brillante acabado lacado (único en el país durante el periodo Kamakura, en el siglo XIII). Sus formas sencillas y algo robustas y la falta de ornamentos hacen de la cerámica de Seto un estilo algo tosco, en contraste con el atractivo de su reluciente barniz.
Bizen
Se trata de la técnica más antigua de Japón de todas las que aún se siguen utilizando. De aspecto rudimentario, burdo, absento de decoración, sin brillo y con colores pálidos de aspecto desgastado, la cerámica de Bizen seguramente no sea la más atractiva del mercado, pero es clave en el desarrollo de este arte en el país nipón. Data del periodo Heian (siglo VIII).
Hagi
La alfarería de Hagi emplea una peculiar mezcla de tres materiales base —daido, mitake y mishima— de una suavidad muy particular, a los que se añade una capa final de barniz de feldespato. Es un tipo de cerámica muy empleada en cuencos y boles para tomar té.
Tiendas y mercados de cerámica en Japón
El principal inconveniente a la hora de comprar cerámica, en Japón y en cualquier país del mundo, es que es cara.
En la mayoría de centros comerciales del país nipón hay secciones y tiendas dedicadas a la venta de esta clase de productos, pero los precios suelen ser lo suficientemente altos como para desanimar al cliente, especialmente al turista extranjero que debe sopesar si arriesgarse a meter el artilugio en la maleta de vuelta a casa, con el peligro que eso conlleva.
Una de las tiendas de cerámica y artículos artesanales más famosas y accesibles de Japón es Kougeihin. Aquí podemos encontrar un poco de todo; desde vajilla hasta abanicos, pasando por artículos de decoración y complementos. Cualquier producto típico japonés que tengas en mente, incluidas piezas pequeñas fáciles de transportar, lo encontrarás en esta tienda. Kougeihin se encuentra en Akasaka, en el céntrico barrio tokiota de Minato-ku.
Algunos centros comerciales como Isetan, Mitsubishi, Tobu, Seibu, Hankyu y Daimaru, distribuidos a lo largo y ancho del archipiélago, son otros de los puntos en los que podemos encontrar artículos de cerámica de todo tipo. Pero, si lo que buscas es una pieza única, artesanal y a un precio razonable, recomendamos montarte en un tren rumbo a alguno de los numerosos pueblos que producen porcelana en el país.
Uno de estos pueblos, de los que ya hablamos en un artículo anterior, es Hasami. Además de la selección que podemos encontrar en la ciudad durante todo el año, cada mes de mayo se celebra un multitudinario festival con preciosos productos expuestos en cada rincón de la ciudad. Estas piezas, siempre de una gran belleza, se ponen a la venta con suculentos descuentos, por lo que merece la pena pasarse por allí si nos encontramos en las inmediaciones de Nagasaki.
Pero si no dispones del tiempo suficiente para viajar a alguno de estos pueblos, siempre tienes la posibilidad de visitar el taller Sirokanetougei donde, además de poder admirar y adquirir alguno de sus productos, también podrás aprender a fabricar tus propios utensilios de cerámica. Y todo ello sin salir de Minato-ku. Suena divertido, ¿no?
Muchas gracias x toda la informacion.