Cuando uno piensa en Japón y en comida al mismo tiempo, lo más probable es que el resultado sea sushi.
A diferencia del concepto que muchos puedan llegar a tener de que el sushi se come casi cada día o se prepara fácilmente en los hogares japoneses, esta es una comida que generalmente se disfruta en los restaurantes, y no se consume más de dos o tres veces al mes, como mucho. Una de las razones es que, por si a alguno le quedaba duda, el pescado es crudo.
Pero existe una especie de restaurantes de sushi muy populares, llamados kaitenzushi (literalmente «el sushi que da vueltas»), que además de ser accesibles son prácticos para concurrir en familia.
Kaitenzushi: sushi infinito
Al ingresar al recinto, lo primero que le preguntarán es si desea bebida, aunque se puede disfrutar del té verde (gratuito, por supuesto) que se encuentra en la mesa.
Lo que sí se acostumbra al comenzar es pedir alguna sopa, y la más típica es la llamada akadashi, que es similar a la sopa de miso, pero un poco más fuerte y generalmente con pescado o almejas de ingrediente.
Así se come en un restaurante kaitenzushi
Una vez que uno se sienta y comienza a ver girar la gran variedad de platos puede llegar a tener un ataque de indecisión o, por el contrario, terminar pidiendo solamente dos o tres variedades que ya conoce. En realidad no hay un orden establecido para comer los platos de sushi pero, según los expertos, para aprovechar al 100% la experiencia, es aconsejable comenzar con platos más suaves como el tai (besugo) o hirame (platija), para luego seguir con un término medio como el maguro (atún), llegando a los más fuertes ikura (caviar), uni (erizo de mar) y finalizar con un fresco kyuri-maki (pepino enrollado). El tamago (huevo) se considera el «postre» por su gusto dulce, y va a ser parámetro para determinar la calidad del restaurante dependiendo de cuan exquisito sea su sabor.
Hoy en día, básicamente casi todos los turistas que llegan a Japón ya han probado el sushi en sus respectivos países y tienen un conocimiento previo de los sabores y algunos condimentos como el wasabi o la salsa de soja. Pero hay algunos «hábitos» que se pueden observar en los extranjeros que visitan el kaitenzushi por primera vez, y si tan solo los modificaran un poco podrían disfrutar más de estos manjares. Por ejemplo, muchos ponen una gran cantidad de wasabi en el sushi, o lo mezclan con la salsa de soja antes de (literalmente) ahogar el arroz en esta misma salsa. Esta costumbre quizás sea porque en algunos países el pescado no es tan fresco o no tiene el sabor tan intenso como en Japón. Pero aquí, y cuanto mejor sea el restaurante aun más, no hay necesidad de tapar ese delicado gusto con wasabi ni demasiada salsa de soja. Una sola pincelada de esta salsa sobre el pescado (no el arroz, porque absorbe demasiado) bastará.
Es común, también, ver a muchos extranjeros tentarse con cada plato que pasa por la cinta transportadora del kaitenzushi. El flujo es constante y hay algunos que los cocineros van agregando frescos a medida que los van preparando, pero no todos son así. Algunos platos estuvieron ya varios minutos, por lo que lo mejor sería pedirle directamente el tipo de sushi que se desea al cocinero, y él lo preparará al momento. Más fresco que eso, imposible.
Gari (jengibre encurtido) se debe consumir entre platos de sushi, ya que -dicen- además de «lavar» el paladar para poder saborear el próximo plato, ayuda a eliminar las bacterias del pescado crudo.
El origen de los restaurantes kaitenzushi
Si usted todavía no se ha acostumbrado a utilizar bien los palillos, eso no va a ser un impedimento para comer sushi. Estos bocados se originaron en la época de Edo (1600-1868) como una comida callejera y se comían con la mano. Actualmente, en los bares y restaurantes más finos es casi un rito ingerirlos de esta manera.
Los japoneses han hecho realmente un arte del concepto de comer. Y, en ese sentido, se podría decir que el sushi es su obra maestra.
Hablando en un plano ideal, el mejor sushi se saborea en el mostrador de esos restaurantes recónditos y exclusivos donde el maestro corta con solemnidad el pescado y amolda con excelencia los bollos de arroz. Si no se tiene un gran conocimiento, en lugar de elegir usted mismo los platos uno por uno, es recomendable dejarlo en las manos del maestro y pedir un «omakase» (algo así como » lo dejo a su criterio»). No se va a arrepentir, porque aquí en Japón también; el que sabe… sabe.