La historia de la empresa japonesa de prótesis Nakamura Brace (中村ブレイス) está marcada por una multitud de episodios. Podemos destacar la experiencia cercana a la muerte de su fundador, la regeneración de su antigua ciudad natal rural y la mejora de la vida de innumerables pacientes en todo el mundo.
En mi visita al histórico centro minero de la ciudad de Omori (大森) en la región de Iwami de la prefectura de Shimane, tuve la suerte de sentarme con el mismísimo protagonista, el señor Toshiro Nakamura, para conocer su increíble historia. Nakamura-san relataba sus hazañas sosteniendo con orgullo una foto de su clase en California en blanco y negro.
La historia Nakamua Brace, una empresa japonesa de prótesis
Con sus veinte años, Nakamura-san estudió el oficio de la prótesis en California. Aprendió a diseñar y construir miembros artificiales, aparatos ortopédicos y soportes para pacientes. Lo que él no sabía es que tendría que pasar algún tiempo en una cama de hospital antes de regresar a Japón.
Nakamura-san fue víctima de un atropello con fuga que lo dejó en tan mal estado que los testigos del siniestro aseguraban que iba a morir. Pero, cuando lo conocí, gozaba de una carácter extremadamente alegre por haber tenido un encuentro próximo con la muerte. Tuve la sensación de que nada podría enfriar el ánimo de este hombre.
Para sorpresa de sus amigos y familiares, Nakamura-san se puso de pie poco después y estaba tan animado como siempre. Quién sabe cómo habrían salido las cosas para la ciudad de Omori si su futuro patriarca no hubiera sido tan resistente.
Revitalización de la histórica ciudad minera de Japón
Esta histórica ciudad fue una vez en el corazón del comercio de plata japonés, gracias a la cercana mina de plata Iwami Ginzan. Después de su cierre principios del siglo XX, gran parte de la ciudad cayó en el olvido. Nakamura-san dice que lo tacharon de loco por regresar a este «pueblo fantasma» después de recibir una educación tan sólida en los Estados Unidos.
Cuando llegó el momento de comenzar su propia empresa de prótesis, con tan solo 26 años, sintió una fuerte obligación con su ciudad natal. Él explica: “nacimos en Omori […] todos olvidaron nuestro legado. Nadie aceptó el desafío, así que volví para asumirlo «.
Cargar el peso de toda una ciudad no es una tarea fácil, y tardaría décadas en revivirla por completo. Nakamura-san comenzó con su hogar ancestral: la gran mansión samurái, en la que nos encontramos actualmente en su piso inferior. Es uno de los cientos de hermosos edificios del período Edo ubicados en la calle principal de Omori, donde hay tanto villas samuráis revestidas de blanco como casas de comerciantes de madera.
Su negocio de prótesis, formada por una persona en sus inicios llegó a convertirse en una empresa líder en la industria. De esta manera, pudo invertir más y más en la regeneración de estas casas. Estima que su empresa ha completado más de 60 restauraciones hasta la fecha, conservando la estética original de cada uno de los edificios. Es un estudio de caso fantástico en desarrollo sostenible: reutilización de espacios viejos y sin uso en hogares familiares y negocios independientes prósperos.
Además, fue Nakamura-san quien consiguió que la mina de plata Iwami Ginzan figurara como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2007: el logro supremo de la regeneración de su zona rural. Mientras caminas por las pintorescas calles, empapándote del ambiente histórico, comprando en las coloridas tiendas e intercambiando sonrisas amistosas con los lugareños, es necesario pararse un segundo y pensar en todo lo que se ha logrado.
Prótesis japonesas a medida
El Sr. Teraoka, uno de los locales de la zona, me mostró los diversos talleres y líneas de productos en la sede de Nakamura Brace. Mientras nos relajábamos en la sala de reuniones, nos trajo algunos de sus productos terminados para que los inspeccionáramos.
Colocó una variedad de partes del cuerpo súper realistas encima de una mesa. Estos fueron moldeados y pintados para que fueran prácticamente indistinguibles de los reales. El nivel de detalle de las manos era particularmente impresionante, pintado con los patrones sutiles de los vasos sanguíneos y las arrugas de la piel. La única diferencia es su textura de silicona.
Me dijo que incluso se puede utilizar esmalte de uñas en estas piezas de «arte médico». Estos toques extras demuestran que sus prótesis no son solo funcionales, sino también otorgan dignidad y devuelven un sentimiento de normalidad a las personas cuyas vidas se han visto trastornadas por enfermedades o lesiones.
La compañía ha estado produciendo estas piezas a medida durante aproximadamente 40 años, pero originalmente comenzaron con algo mucho más simple. Nakamura-san se quitó el zapato con orgullo y mostró una plantilla de silicona sin olor que ha estado usando durante los últimos 20 años: la primera línea de productos que él diseñó.
Desde los inicios, su trabajo ha aumentado con creces y la empresa se ha hecho cargo de algunos de los edificios circundantes para acomodarlos. Después beber nuestro té verde, fuimos a visitarlos. Nakamura Brace no suele visitarse, así que me sentí privilegiado de poder echar un vistazo.
¿Cómo se fabrican las prótesis en Nakamura Brace?
El lugar estaba lleno de actividad. Primero, nos dirigimos al taller de yeso, donde un maestro y un aprendiz estaban ocupados dando forma a moldes con yesos tomados de pacientes del hospital. Estos se utilizarán para todo tipo de propósitos, desde la creación de prótesis hasta la construcción de aparatos ortopédicos para ayudar a los niños discapacitados a caminar. Primero sentí tristeza al ver que se hacían moldes para niños tan pequeños, pero después pensé que esto les proporcionaría ayuda a ellos y a sus familias.
Lo mismo pasaba por mi mente viendo las prótesis de brazos y piernas en el estudio de fisioterapia. En la habitación contigua un olor a poliéster impregnaba el taller de modelado personalizado mientras Teraoka-san me ofrecía una demostración de un brazo mecánico y me mostraba algunas imágenes de la prótesis hecha para la nadadora paralímpica Mei Ichinose para ayudarla en su entrenamiento de fuerza.
Pasamos a través de una sala amplia y abierta donde los empleados estaban ocupados cosiendo correas en los corsés ortopédicos para pacientes con lesiones en la columna y subimos una escalera de madera que nos condujo hasta el segundo piso. Allí había un equipo de mujeres que trabajaban con sombreros coloridos, para que los niños con afecciones como la parálisis cerebral los puedan usar.
Me sorprendió ver tantos jóvenes en estos talleres, lo cual es extremadamente raro en una zona rural japonesa. La tendencia es que los jóvenes japoneses se trasladen en masa a las ciudades, dejando que las zonas rurales del país se pierdan.
Sin embargo, Teraoka-san me dijo que estos últimos años han podido contratar a jóvenes graduados de Hokkaido, Tokio, Oita o Hiroshima entre otros. Nakamura Brace ha logrado revertir la tendencia creando buenas oportunidades de empleo en el campo y una comunidad atractiva donde la gente viva.
El alcance global de Nakamura Brace
Sin embargo, la visión de Nakamura-san es más amplia que la local; su objetivo es promover a Japón como un lugar de bondad en todo el mundo. Con ese fin, ofrece los servicios de Nakamura Brace a personas desfavorecidas de países en desarrollo y fabrica versiones asequibles de sus productos para estén al alcance económico de todo el mundo.
Uno de los ejemplos más inspiradores es la historia de un joven mongol cuyo cuadro está colgado en su pared. El niño perdió ambas piernas en un incendio en las llanuras y vino a Japón para recibir prótesis gratis de Nakamura-san. La compañía le brindó cuidados posteriores durante su juventud y ahora trabaja como camionero en Estados Unidos.
Esta es solo una de las muchas historias de resiliencia y superación que llenan las paredes de este inspirador lugar. Gracias a la determinación de un joven «loco» nativo de Omori, la suerte de la ciudad ha cambiado, enriqueciendo las vidas de sus residentes y de muchos otros en todo Japón y el mundo.
Su historia aún no termina: Nakamura Brace está actualmente negociando con la Universidad de Shimane para abrir un centro de estudios del patrimonio mundial en la ciudad. A pesar de tener poco más de setenta años, parece que este pionero de las prótesis tiene mucho más reservado para su hermoso rincón de Japón.
Artículo patrocinado por Iwami Tourism Promotion Committee
Traducido por Maria Peñascal