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Siendo honestos, nadie en el mundo consideraría el año 2020 como un «año bueno». Por el contrario, para la mayoría de nosotros, el 2020 parece un entrenamiento continuo de kickboxing para nuestra psique. Todos necesitamos algo de alivio.

Hay algo en viajar a solas que es reflexivo, reconstituyente, terapéutico. Precisamente lo que se necesita después de un año tan brutal.

Quizás haya un destello de luz al final del túnel. Si todo sigue igual, los viajes internacionales a Japón se reanudarán (para algunos países) un mes después de escribir este artículo. Y después de vivir este año, buscamos lugares con espacios abiertos y relativamente pocos turísticos como la isla de Ojika, un paraíso aislado en la Prefectura de Nagasaki.

El mar abierto en la isla de Ojika
Los espacios abiertos en la Isla de Ojika, en Nagasaki.

Fui a Ojika por mi cuenta. No es que no aprecie las veces que viajo con mi familia, pero hay algo en viajar a solas que es más reflexivo, reconstituyente, terapéutico. Precisamente lo que se necesita después de un comienzo de año tan brutal.

Rutas alternativas en Ojika

Pocos viajeros internacionales han oído hablar de la isla de Ojika. Y me enorgullece estar escribiendo este artículo, ya que siento que estoy contando un pequeño secreto. Ojika es una pequeña isla frente a la costa oeste de Kyushu en el sur de Japón. Pertenece a la Prefectura de Nagasaki, aunque muchos de los que han visitado Nagasaki pueden no saber de su existencia. Sin lugar a dudas, esto es parte de su atractivo.

La mayoría de los viajeros llegan a Ojika en barco, como se ha hecho durante durante siglos. Las aguas de Ojika están bendecidas con varios tipos de mariscos, algunos de los cuales son exclusivos de esta zona de Japón. La pesca y la caza de ballenas hicieron ricos a los comerciantes de Ojika hace mucho tiempo, y la geografía inusualmente plana de la isla hizo posible que tuviera una próspera economía agrícola.

Para prepararse para el ritmo lento de la isla, una de las formas más relajantes y asequibles de llegar a Ojika es en ferry nocturno. Este sale del puerto de Hakata en Fukuoka alrededor de la medianoche y llega a Ojika temprano a la mañana siguiente. Hay áreas comunes para dormir o, incluso, existe la posibilidad de reservar una habitación privada o semi-privada. Tras este viaje, llegarás renovado y listo para un día relajado disfrutando de la belleza natural e histórica de la ciudad de Ojika. Por supuesto, desde el puerto de Sasebo salen barcos más rápidos que pueden llevarte a la isla en una hora y media durante horario diurno.

Cuando llegues tendrás la posibilidad de visitar la Oficina de Turismo de la isla de Ojika en la terminal del ferry. La oficina abre a las 6:30 am todos los días para recibir a los visitantes que llegan en el ferry nocturno. El amable personal de la oficina puede brindarte toda la información y asistencia que necesites para tu estadía en la isla, desde ayudarte a encontrar alojamiento, reservar excursiones hasta recomendar lugares para comer y hacer turismo.

La oficina ofrece alquiler diario de bicicletas, que es la forma más conveniente de moverse por la isla a tu ritmo. Seguramente, la mayoría de la gente prefiere la opción de bicicleta eléctrica con asistencia de motor para el terreno montañoso de la isla. Aunque Ojika es relativamente plana en comparación con sus islas vecinas, puedes encontrarte dificultades para una bicicleta común. Para aquellos que se alojen en casas locales, hay una tarifa de descuento especial de 2 o 3 días en bicicletas eléctricas.

Desayuno, comida y cena en la isla de Ojika

Una vez en marcha, es posible que te entre apetito. Por la mañana, pásate por Kojikoji Pan, una panadería local ecológica que no utiliza huevos, leche o mantequilla en su masa. ¿Y cómo lo hacen? ¡Usan boniatos e ingredientes locales en su lugar! Esta panadería abre relativamente temprano y es una excelente parada para desayunar en tu camino hacia su primer destino.

Para el almuerzo, hay un par de distintas opciones para satisfacer tu estómago. Flourjams es un food truck de color amarillo intenso que se puede encontrar en varios lugares de la isla. Puedes consultar a la Oficina de Turismo para saber dónde estará ese día en concreto. Los Flourjams sirven comida internacional, como sándwiches cubanos y taco rice (タコライス) de Okinawa, un plato inventado para los militares estadounidenses nostálgicos que se aproxima al sabor del Tex-Mex. Cogí un plato de arroz cubano y me lo comí en la playa de Kakinohama.

El food truck con variedad de comida por la isla de Ojika
¡El brillante food truck Flourjams no pasa desapercibido en Ojika!

Si prefieres algo un poco más local y más crudo, Sushi Heiroku es el restaurante de sushi más querido de la isla. ¿Qué tan fresco puede ser el sushi en Heiroku? La cooperativa de pesca donde todos los pescadores locales venden su pesca matutina está justo al otro lado de la calle. No hay más que decir.

El sushi de la isla de ojika, buen aperitivo cuando viajas a solas
Sushi Heiroku es un restaurante de sushi muy querido en la isla.

Al finalizar el día, disfruté de una cena especial en Fujimatsu, reconocido por la guía Michelin. Este exquisito restaurante está ubicado en una kominka (古民家 – casa tradicional japonesa), la primera renovada por el conocido conservacionista de kominkas y escritor Alex Kerr. Los toques personales de Kerr se pueden ver en la gran pieza de caligrafía que se exhibe en el segundo piso, que solía ser un café.

Una de las casas renovadas por Alex Kerr

Los Fujimatsu era una de las familias adineradas de comerciantes de la isla, y su antiguo hogar aún conserva la majestuosidad de la posición social que gozaban. Algunos comedores dan a un jardín privado, y si paseas por el exterior vas descubrir el muelle privado donde la familia recibía visitas y entregas especiales de mariscos directamente a su cocina.

Sashimi fresco en la isla de Ojika
Un plato de sashimi fresco de Fujimatsu.

El restaurante Fujimatsu sirve comida extravagante, y comer aquí fue realmente la única vez que lamenté viajar a solas, porque merecía ser compartido. Cada plato está elaborado con productos locales cuidadosamente seleccionados por el propio chef. La pieza central de la comida es el enorme plato de sashimi con rodajas de pescado local, isaki (伊佐木).

Llegando a la playa de Ojika

Las playas de Ojika son impresionantes en cualquier época del año. En los meses templados, el mar puede ser tan tranquilo y cálido como un baño de color turquesa, perfecto para hacer esnórquel o SUP (surf de remo). En otras épocas del año el oleaje puede ser feroz y salvaje que mejor apreciado desde una distancia segura.

La playa de Kakinohama es la favorita de la isla tanto para los lugareños como para los turistas. Su geografía crea un rompeolas natural y su suave orilla lo convierte en un lugar seguro para nadar incluso para los niños. Kakinohama es conocida por sus aguas azules translúcidas y el coral que crece a una distancia razonable de sus orillas.

La playa de Kakinohama en la isla de Ojika
La playa de Kakinohama es conocida por sus aguas azules translúcidas y el coral que crece a una distancia razonable de sus costas.

No te preocupes por el estatus de Kakinohama como la playa favorita de Ojika. La isla no está muy poblada, por lo que incluso en temporada alta no llega a estar abarrotada. De todos modos, la temporada alta para nadar en la playa en Japón suele ser solo el mes de agosto, así que es muy probable que tengas el lugar principalmente para ti solo durante el resto del año. Hay instalaciones con baños y duchas y plataformas de madera donde puedes sentarse o colgar una hamaca de alquiler (disponible en la Oficina de Turismo).

Cerca de los acantilados Goryo hay un paisaje espectacular que comparte las mismas hermosas aguas azules que Kakinohama. Sin embargo, la playa de Goryo se ve más afectada por la marea y otros factores relacionados con el clima, por lo que es un poco menos confiable que encuentres un buen lugar para relajarse aquí. No obstante, es un área preciosa para explorar y fotografiar o darse un chapuzón en el océano si las condiciones lo permiten.

Los acantilados goryo en la isla de Ojika
Los auténticos acantilados y el agua azul de la playa Goryo.

En la zona opuesta de la isla encontrarás la playa de Akahama. Se formó durante una erupción hace mucho tiempo, y actualmente se puede observar la roca gruesa de lava roja. Esta playa puede ser sorprendentemente hermosa a veces y poco atractiva en otras. Pero Ojika es una isla pequeña, por lo que vale la pena visitar esta playa. Sobre todo, es recomendable visitarla cerca del amanecer o el atardecer, para obtener unas mejores vistas y fotografías. No se recomienda nadar aquí, incluso los lugareños no nadan en esta playa. Tampoco hay instalaciones, aunque hay baños en el cercano parque Akahamakaigan.

Es posible que no exista una mejor manera de renovarse que presenciar la belleza de una puesta de sol en una isla. Los atardeceres de Ojika son increíbles, siempre que sepas desde dónde verlos. La respuesta está en la isla Madara, ubicada al oeste de Ojika y conectada por un puente. Puedes probar suerte por tu cuenta, pero para ir sobre seguro tienes que reservar un tour al atardecer con la Oficina de Turismo de la isla de Ojika.

Una de las playas para ver una puesta de sol en la isla de ojika
Renueva tu interior con esta impresionante puesta de sol en la isla de Ojika.

Un miembro de la oficina te llevará en coche a algunos de los lugares más conocidos para disfrutar de una excelente vista del atardecer en la isla. Mi guía, Victoria, me llevó a un prado de vacas que ni siquiera es conocido por los lugareños. Creó el plano perfecto para contemplar la espectacular puesta de sol, con preciosos rayos crepusculares. Empezamos nuestro recorrido mucho antes del atardecer, así que también me llevó a ver la antigua puerta torii blanca cerca de la orilla y algunos lugares escénicos a lo largo de la sinuosa carretera que rodea la isla Madara.

La isla abandonada de Nozaki – La mejor experiencia cuando se viaja a solas

Viajar a solas a un destino es una cosa, pero ¿y si tuvieras toda la zona para ti solo, aunque solo sea por un día? La cercana isla de Nozaki ofrece esa posibilidad ese viajero aventurero, y no es tan difícil como parece.

La isla de Nozaki es una isla vecina habitada de Ojika hasta 2001, cuando el último de los residentes tomó la agridulce decisión de abandonar la isla. Hoy en día, hay un solo residente registrado de la isla, un empleado de la Oificina de Turismo de Ojika que se ocupa de los visitantes que llegan a Nozaki. Un barco local transporta a los visitantes hacia y desde la isla para disfrutar de su paisaje salvaje y explorar los restos de la comunidad que una vez prosperó allí. La isla está totalmente protegida como Patrimonio Mundial de la UNESCO que representa la historia «cristiana oculta» de Japón.

La antigua iglesia de Nokubi
El edificios central de la isla de Nozaki Island, la antigua iglesia de Nokubi.

La pieza central de la isla de Nozaki es la antigua iglesia cristiana Nokubi, encargada por la comunidad cristiana local en 1908 después de que se levantara la prohibición del cristianismo en Japón. Esta majestuosa iglesia de ladrillos se alza con orgullo en una colina. Actualmente, ya no sirve como iglesia para la comunidad, sino como un monumento a su fe de toda la vida.

El largo tramo de playa que verás debajo tuyo mientras caminas desde el puerto hasta la iglesia es la playa Nokubi. Sus aguas color turquesa son famosas en estos lares. Puede que te entren ganas de echarte un chapuzón, pero debes tener en cuenta que las instalaciones como duchas y vestuarios son limitadas en la isla.

Cerca del puerto se encuentran los restos del pueblo de Nozaki. Las familias que abandonaron la isla en las décadas de 1960 y 1970 dejaron muchas pertenencias no esenciales, que ahora se encuentran esparcidas en las ruinas de sus antiguas casas.

Solo ha quedado una casa intacta, el hogar del ex sacerdote del Santuario Okinokojima, el gran santuario en una remota parte montañosa de la isla — puedes visitarlo, pero se recomienda ir con un guía local, ya que el camino no está bien mantenido y a veces es peligroso. Esta casa se mantiene con fines históricos y puedes entrar para contemplar algunas reliquias de la historia de la isla.

Restos del pueblo de la isla
Restos del pueblo Nozaki

Pensándolo mejor, no es correcto decir que el pueblo ya no está habitado. Allí podrás ver ciervos salvajes descansando a la sombra de los viejos edificios, mirándote con tímida curiosidad. La cercana «sabana», que parece como si hubiera sido transportada en avión desde África a la isla, proporciona a los ciervos mucho espacio para pastar, descansar y correr.

La mayoría de los visitantes llegan en el barco de la mañana, caminan alrededor de la isla durante unas horas y toman el barco de la tarde de regreso a Ojika. No obstante, es posible realizar reservas para pasar la noche en la isla en las instalaciones de camping construidas específicamente para tal fin. Junto a la iglesia Nokubi se ubica la antigua escuela, que ha sido renovada para pasar la noche. Puedes alquilar una habitación en la escuela o una tienda para dormir (en julio y agosto), aunque debes traer tu propia comida y agua para cocinar tu mismo. También hay jabones y champús ecológicos disponibles para usar durante tu estadía.

Aunque no pasé la noche en la isla, me imagino la emoción de estar a solas en un lugar desierto tan hermoso y despertarme temprano para ver el amanecer sobre el pueblo abandonado y la sabana en completa soledad.

Alojamiento en solitario en Ojika

Al final resultó que tuve una noche de soledad en un entorno más lujoso. Ichie-an es un kominka restaurado de la mano de Alex Kerr, un japanólogo y autor. Kerr, quien creció como hijo de una familia de militares cerca de Yokohama, es una figura influyente en la preservación de los kominka y las técnicas tradicionales requeridas para construirlos y restaurarlos. Él escogió varios kominka en Ojika que valía la pena renovar, la mayoría de los cuales ahora están disponibles para los turistas como alojamientos de alquiler.

Interior de las casas restauradas de Alex Kerr
Un futon en la kominka Ichie-an de la isla de Ojika

Hay 6 kominkas disponibles para alquilar a través de la Oficina de Turismo de la isla de Ojika, la más grande de las cuales puede acomodar hasta 6 personas. En Ichie-an pueden hospedarse hasta 3 personas, con una amplia sala principal y una pequeña cocina, mesa de comedor y sala de estar. Un baño y un servicio completamente renovados completan las comodidades de esta hermosa casa totalmente intagrameable.

Pasar una noche a solas es agradable, pero pasar una noche haciendo nuevos amigos puede ser aún mejor. A tan sólo un par de minutos está Yanoya, otro kominka restaurado. Yanoya es una casa de huéspedes regentada por una joven pareja que hizo de Ojika su hogar en 2017. Las habitaciones están disponibles para hasta 3 personas (aunque actualmente existen restricciones para prevenir la propagación del coronavirus). Además, los huéspedes pueden preparar una comida, comer juntos y participar en otras actividades dirigidas por el anfitrión, como la pesca.

La cocina abierta de la casa Yanoya
Una experiencia culinaria conjunta en Yanoya

La playa de Kakinohama y los acantilados de Goryo se encuentran a poca distancia a pie o en bicicleta de Ichie-an o Yanoya, por lo que se puede disfrutar de una vista del amanecer o el atardecer desde una playa tranquila y aislada a tan solo unos minutos. Alternativamente, puedes volver en bicicleta hacia el puerto y pasar por Hime-no-Matsubara, una arboleda de pinos antiguos y retorcidos que bordean la carretera y brillan cálidamente con la luz de la mañana. Honestamente, nada en Ojika parece lejano mientras dispongas de una bicicleta, por lo que es una inversión que vale la pena durante tu estadía en la isla.

La arboleda que rodea la carretera en la isla para disfrutar a solas

Mientras observaba el amanecer sobre la isla Nozaki desde la playa de Kakinohama, sentí una sensación de paz. La presión constante, aunque inconsciente, de tener que tomar precauciones contra el COVID-19 estaba ausente en ese momento. Respiré hondo, sin una máscara protectora entre mis pulmones y el aire. No había necesidad de mirar alrededor para asegurarse de que no había nadie a 2 metros de mí: no había nadie.

En tiempos como estos, todos necesitamos tener momentos para recordar cómo era estar despreocupado y sin miedo.

El sol sale sobre la isla Nozaki, visto desde la playa de Kakinohama en Ojika para disfrutar a solas
El sol saliendo sobre la isla Nozaki, visto desde la playa de Kakinohama en Ojika.

Cuando mis amigos y seres queridos pregunten sobre lo que hice en Ojika, podría responder irónicamente «nada» con solo una leve sonrisa insinuando algo más profundo. Pero fue precisamente ese «nada» lo que dejó espacio para una limpieza de mi alma y mi mente durante la era del coronavirus, un santuario de paz en un mundo tumultuoso.

Patrocinado por Ojika Town
Traducido por Maria Peñascal

Todd Fong

Todd Fong

Freelance writer, photographer, and mentor. Japan-based, Oaktown (Oakland, California) born. Freelance writing and photography work includes Lonely Planet, Voyapon, Metropolis Japan, and many regional tourism websites around Japan.

https://www.toddfong.com

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