Japón es famoso, entre otras cosas, por su arte ukiyo-e, sus deportes de contacto, sus cómics manga y su templos milenarios. Pero hoy venimos a hablaros de otra tema que suele pasar desapercibido pero que siempre sorprende a los turistas: su papelería.
No sé qué tiene la papelería, pero engancha. Cada vez que llega la infame ‘vuelta al cole’ ahí estoy yo la primera en el hipermercado rebuscando entre cientos de bolígrafos, cuadernos y lapiceros (casi todos de La Patrulla Canina o de lo que esté de moda ese año). Y cada año, sin excepción, me llevo un chasco, porque los productos son siempre los mismos. Imagino que muchos de vosotros os sentiréis identificados… a no ser que viváis en Japón. Si vivís en Japón no tenéis ese problema, porque es la tierra prometida de la papelería.
En Japón se dan cuatro condiciones que hacen de su papelería la mejor del mundo: es innovadora, hay mucha variedad, tiene un diseño elegante y está por todas partes. Probablemente todo ello radique en el ancestral arte del origami.
Este arte asiático se originó en China en el siglo I d. C. y pisó tierras niponas por primera vez alrededor del siglo VI. A los japoneses siempre se les ha dado muy bien asimilar tradiciones extranjeras y hacerlas suyas, y el origami es uno de los mejores ejemplos. No solo llegó a convertirse rápidamente en un aspecto fundamental de la cultura japonesa asociado al poder y la nobleza, sino que, a día de hoy, es uno de los símbolos más representativos del país a escala global. Y no podemos hablar del origami sin mencionar el papel washi. Este tipo de papel tradicional japonés, de una textura particularmente fina y ligera, pero mucho más resistente, se utiliza para la papiroflexia, la caligrafía y el dibujo, entre otras actividades.
El laborioso proceso de fabricación del washi requiere de unas condiciones ambientales muy particulares, y cabe destacar que todavía hoy —en la mayoría de casos— se sigue elaborando a mano, utilizando ingredientes naturales tales como bambú, arroz, mora turca (kozo) y trigo. En el año 2014 la UNESCO lo inscribió en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por lo que estamos ante un elemento de una suma importancia histórica.
Este tipo de papel se puede encontrar fácilmente en cualquier papelería del país. El precio varía según la calidad del mismo; por unos 300 yenes (apenas 3€) te puedes hacer con un pack sencillito. Incluso hay talleres en los que te enseñan a fabricar tu propio papel (aunque de manera muy simplificada).
Al origami se une otro aspecto de la cultura japonesa aún más importante y extendido que ha influenciado enormemente a la papelería japonesa: la caligrafía (shodo). La propia estética de los caracteres japoneses —la gran mayoría, importados del chino— hacen de la escritura japonesa prácticamente un arte en si misma. Y en esencia, en esto consiste el shodo: la escritura artística de caracteres kanji, hiragana y katakana. Existe una gran variedad de herramientas ideadas para esta finalidad, siendo el kit de pincel, barra de tinta y tintero el más empleado. En la era que nos ocupa está muy extendido el uso del fudepen; un rotulador de aspecto normal con una punta diseñada para facilitar la escritura del japonés. El fudepen se vende en todas las papelerías del país y en algunos konbini.
Y con esto nos metemos de lleno en el tema de los bolígrafos, que daría para escribir un libro. Los japoneses no se toman los bolígrafos a cachondeo. Detrás de cada modelo hay un equipo de ingenieros y diseñadores dedicados de lleno a brindar los productos más innovadores a sus clientes. No es de extrañar que Mitsubishi, marca que en la otra punta del planeta asociamos con el mundo de la ingeniería y el motor, tenga una exitosa línea de bolígrafos y portaminas en su país de origen.
Con tanta competitividad entre distintas compañías, la variedad en las tiendas es inimaginable. Sea cual sea el tipo de modelo, tinta o punta que tengas en mente, en Japón lo encontrarás. Y lo mejor de todo es su diseño: ligero, práctico y bonito.
Mi boli favorito es, sin duda, el Uni Style Fit de Mitsubishi. Su cuerpo es el más fino que jamás haya probado, y es tan ligero que a ratos se te olvida que lo tienes en la mano. Al ser un bolígrafo de punta muy fina, más que para escribir, este modelo es perfecto para dibujar. Está disponible en 0.28, 0.38 y 0.5 milímetros en una amplia variedad de colores y se vende exclusivamente en Japón y en algunas tiendas online norteamericanas.
También recomendamos la serie Dr. Grip de PILOT, la marca de bolígrafos japonesa más reconocida internacionalmente. De cuerpo mucho más grueso que el anterior, Dr. Grip pretende ofrecer una comodidad suprema al añadir un grip ergonómico de goma, con el añadido de una tinta de calidad de secado rápido resistente al agua. Esta serie está especialmente ideada para todas aquellas personas que se tiran horas y horas escribiendo a mano.
Cabe destacar también la serie FriXion, que llevó la moda de la tinta borrable a otro nivel. Mientras que sus competidores (principalmente, Paper Mate) ofrecían bolígrafos con una tinta que se podía borrar —y con resultados no siempre satisfactorios— Pilot consiguió desarrollar una tinta termosensible que se vuelve invisible. Su fórmula se compone de tres elementos químicos que reaccionan al aumento de temperatura. El calor causado por la fricción de la goma hace que la tinta se vuelva transparente, sin dañar el papel. Una pequeña obra de ingeniería al alcance de todos los bolsillos.
Como estamos en Japón, tampoco podemos pasar por alto el factor kawaii. Las papelerías niponas están repletas de estilográficas, lapiceros, pegatinas, cuadernos, sellos, estuches, gomas y toda clase de material de oficina con estampados y formas adorables en tonos pastel. Diseño y utilidad se aúnan para hacer las delicias de a los que, como a mi, nos obsesiona la papelería. Entre los miles y miles de productos que hay en el mercado nos quedamos con los post-it magnéticos, los bloc de notas de origami, las tijeras eléctricas para cortar formas, las grapadoras sin grapas, los subrayadores de punta transparente para ver el texto sobre la marcha y los estuches de silicona.
Para terminar, dejamos una lista de tiendas donde comprar estos productos en tu viaje por Japón:
LOFT: el rey indiscutible del menaje del hogar en Japón. Aquí encontrarás todo lo que puedas necesitar en tu casa —incluida una estupenda sección de papelería— con un diseño impecable. Estas tiendas se encuentran distribuidas por todo el país, siendo la de Shibuya una de las más grandes.
TOKYU HANDS: su concepto es muy similar al de Loft, con el añadido de contar con una sección de maquetas y objetos DIY (‘hazlo tú mismo’). Es algo así como el Tiger japonés, pero más grande y con mucho más donde elegir. También lo hay en todas las grandes ciudades.
MUJI: probablemente Muji no necesite presentación, porque hace años que se instauró en Europa y Norteamérica. Aunque algo más caro que los anteriores, su estilo elegante y minimalista siempre consigue conquistarnos.
SEKAIDO: tienda especializada en artículos para el dibujo y la pintura. La más concurrida está en Shinjuku, a escasos metros de la estación de Sanchome.
ITOYA: una de las menos populares de la lista, pero de las más prestigiosas. Su tienda de Ginza es prácticamente un museo dedicado al papel. Te puedes tirar horas y horas ojeando los productos repartidos en sus sus doce plantas.
Lo mejor de todo es que, a pesar de la extraordinaria calidad de todos estos productos, por lo general no son excesivamente caros. Además, los bolígrafos, portaminas, rotuladores y subrayadores se pueden probar en la propia tienda antes de comprarlos. Al igual que se hace en las perfumerías, las papelerías japonesas disponen de modelos tester y notas de papel en las que puedes escribir; así te asegurarás de llevarte el modelo que más se ajuste a tus necesidades. ¡No os vayáis de Japón sin descubrir su maravillosa papelería!