Japón puede ser la tercera economía más grande del mundo y un pionero en el ámbito tecnológico, pero su población está en descenso. ¿Cuáles son las consecuencias sociales y económicas de este declive demográfico y qué tipo de soluciones busca implementar el gobierno? Echemos un vistazo más de cerca a la población japonesa con el censo de 2020.
¿Cuánta gente vive en Japón?
En enero de 2021, la población japonesa se estimaba en 125,57 millones de habitantes.
Cada cinco años, el gobierno japonés realiza un censo nacional de su población. El último censo se realizó en octubre de 2020. Cubre a todos los residentes de Japón, incluidos los extranjeros.
¿Cómo está evolucionando la población japonesa?
Durante la última década, la población japonesa ha disminuido año tras año. Desde que alcanzó un máximo de 128 millones en 2010, se ha reducido en unos 2 millones.
Según las proyecciones, este descenso continuará e incluso se acelerará en los próximos años. Se espera que la población japonesa caiga a menos de 100 millones para la década de 2050 y a menos de 90 millones para la de 2060. Para el año 2100, es muy posible que Japón pierda la mitad de su población actual. Dado que el número de nacimientos ha disminuido durante las últimas décadas, no se espera que esta tendencia repunte.
Como veremos, las razones de esta disminución de la población se originan en los extremos de la pirámide de edad invertida de Japón.
Tasa de fertilidad: los escasos nacimientos en Japón
El primer problema es que la tasa de fertilidad de Japón es una de las más bajas del mundo: 1,36 hijos por mujer en 2020. Incluso con un ligero aumento desde 2005, esta tasa apenas es suficiente para renovar generaciones enteras.
Pero, ¿por qué los japoneses tienen tan pocos hijos? Hay muchas razones, como el alto costo de vida, los niveles altos de educación y más mujeres trabajando en una sociedad que les dificulta conciliar su carrera profesional con la maternidad. Además de la insuficiencia, las listas de espera y el costo de las guarderías, la cultura tradicionalmente patriarcal y adicta al trabajo de Japón es especialmente implacable para las posibles nuevas madres.
La baja tasa de natalidad también se correlaciona con una tasa de solteros cada vez mayor. Entre 1960 y 2020, el porcentaje de personas en Japón que permanecen solteras a lo largo de su vida ha aumentado del 3% al 17% (mujeres) y del 1,7% al 26% (hombres). En la actualidad, se espera que alrededor de un tercio de las personas de entre 20 y 35 años permanezcan solteras de por vida.
Envejecimiento de la población japonesa: cada vez más centenarios
Una característica destacada de la demografía japonesa es la de tener una de las expectativas de vida más altas del mundo: 81,41 años para los hombres y 87,45 años para las mujeres en 2020. Para 2060 se espera que la esperanza de vida alcance los 84 años para los hombres y los 90 años para las mujeres.
Esta expectativa de vida prolongada conduce a una población japonesa cada vez más envejecida. La generación Baby Boomer nacida en 1947-1949 es ahora un grupo demográfico de personas mayores. Es más, la sociedad japonesa está envejeciendo más rápido que nunca y más rápido que en cualquier otro lugar del mundo. Hoy en día Japón alberga a unos 36 millones de residentes mayores de 65 años. En 2019 representaban el 28% de la población de Japón, en comparación con el 12% en 1990 y menos del 6% en 1960.
La relación demográfica entre las personas de 15 a 64 años (supuestamente población activa) y las mayores de 65 (supuestas jubiladas) también se está reduciendo. En 1980 la proporción era de 7,4 personas trabajadoras por cada persona mayor; en 2010 se redujo a 2,7. Las estimaciones futuras apenas son más optimistas: 1,8 en 2030 y 1,3 en 2050-60.
Mientras tanto, el número de centenarios aumentó a unos 75.000 en 2019. Si bien la dieta japonesa tradicional ya favorece la longevidad, en las islas del sur de Okinawa concretamente tienen una reputación mundial por su estilo de vida saludable que acompaña a muchos centenarios residentes.
Según el informe “Proyecciones demográficas en Japón” publicado en 2012 por el Instituto Nacional de Investigación sobre Población, el número de personas mayores seguirá aumentando. Se estima que para 2060 las personas mayores de 65 años representarán el 38% de la población, con un 27% mayores de 75 años.
Consecuencias de la sociedad japonesa que envejece
Este envejecimiento acelerado de la sociedad supone una pesada carga para las finanzas públicas. Implica un mayor gasto en seguridad social y pensiones, comprometiendo el equilibrio presupuestario entre los ingresos públicos y las prestaciones sociales.
Otra consecuencia del envejecimiento de la población de Japón es una creciente escasez de mano de obra. Este fenómeno no solo alienta a las personas mayores a trabajar más tiempo y después de la jubilación (impulsado aún más por las bajas tasas de pensión), sino que también favorece una mayor participación de las mujeres (el 73% de las mujeres estaban empleadas en 2019, en comparación con el 57% en 1990).
Sin embargo, la baja tasa de natalidad y la disminución de la fuerza laboral continúan frenando el crecimiento económico general y la dinámica del comercio internacional y regional. El envejecimiento de la sociedad de Japón es de lejos el más pronunciado en todo el mundo, y especialmente en Asia (en Japón, al menos el 28% de la población tiene más de 65 años, en comparación con el 15% en Corea del Sur y solo el 11% en China continental).
Soluciones alternativas al declive demográfico de Japón
Frente a esta “alarmante” escasez de mano de obra, Japón está explorando varios terrenos:
El gobierno nacional ha lanzado varias iniciativas para alentar a sus ciudadanos a tener más hijos, que incluyen subsidios familiares, guardería gratuita para familias de bajos ingresos, licencia de paternidad, beneficios fiscales, e incluso nombró a un ministro dedicado para abordar la tasa de natalidad descendente de la nación. Todavía tenemos que ver si estas iniciativas bien intencionadas darán sus frutos.
Algunos políticos perspicaces del más alto nivel del gobierno japonés han reconocido la necesidad de recurrir a más trabajadores extranjeros. Pero la opinión pública se ha mostrado reticente a aceptar esta idea, y cualquier movimiento para relajar las políticas de inmigración sigue siendo un tema delicado.
Otras voces han promovido la automatización y la robótica. Robots humanoides carismáticos como Pepper están alojados en muchos espacios comerciales en las grandes ciudades, dando la bienvenida y guiando a los clientes, o verificando si llevan mascarilla (que ya es una práctica común en Japón). Los robots, en general, tienen más probabilidades de proliferar en un mercado laboral que carece de trabajadores de fábricas, trabajadores de la construcción y electricistas. También se están desarrollando para cadenas de montaje de producción, así como para otras actividades peligrosas o extenuantes.
Dada su alta población, Japón tiene la mayor esperanza de vida y la tasa de natalidad más baja del mundo. Frente a su sociedad que envejece rápidamente, el gobierno nacional ha estado explorando soluciones domésticas como incentivos familiares y robótica al mismo tiempo que toca la política de inmigración.
Traducido por Maria Peñascal