En la historia de Nagasaki, Megane-bashi (o Puente de los Espejuelos), es uno de los puntos más conocidos de la ciudad al ser el arco de piedra más antiguo de Japón. El pintoresco puente recibe este nombre por su particular estructura de doble arco que, al reflejarse en las aguas del río Nakashima, se asemeja a un par de gafas o espejuelos.
Este hito arquitectónico, erigido en 1634 por el segundo abad de Kōfuku-ji Mokusu Nyojo, al mismo tiempo que la edificación de las puertas y el salón principales del famoso templo budista, fue pensando como acceso de los feligreses a Teramachi (colonia de los templos), donde Kōfuku-ji se ubica hasta hoy.
Una de las cosas a admirar de Nagasaki es el esmero que se pone en el arreglo y mantenimiento de sus monumentos históricos y atracciones turísticas.
En 1570, durante el Sakoku, Dejima fue el único punto de contacto con el extranjero en Japón, convirtiendo al río Nakashima en la arteria central de la ciudad. Esto otorgó especial importancia al Puente de los Espejuelos y a los arcos de piedra aledaños como accesos independientes a los templos budistas. Aunque originalmente fueron construidos diez de ellos, el 23 de julio de 1982 una inundación desbordó la corriente del río Nakashima, llevándose con ella seis de los puentes.
En aquel evento, el Puente de los Espejuelos se dañó seriamente. Pero, gracias al esfuerzo de la ciudadanía, la gran mayoría de las piedras originales fueron rastreadas corriente abajo y recuperadas para restaurarlo y devolverle su esplendor de antaño.
Como curiosidad, al estar en medio de Megane-bashi, los visitantes piden un deseo y tiran una moneda por la balaustrada, tratando de acertar a que la moneda caiga sobre una de las salientes escalonadas que se asemejan a la «nariz» del puente. Si la persona lo logra, su deseo se hará realidad.
Al ser uno de los tres puentes de piedra más conocidos en Japón, Megane-bashi es uno de los puntos turísticos más visitados anualmente por estudiantes en sus viajes escolares, convirtiéndolo en uno de los lugares favoritos de reunión para intercambiar impresiones.
Nagasaki reúne, cada año, a miles de estudiantes, tanto de Japón como de otras partes del mundo. Esto da origen a la leyenda de que si llegas a conocer a tu alma gemela en los días de tu visita, al tener que separarse para volver a su lugar de origen, permanece la promesa de reencontrarse algún día en la ciudad. Como símbolo de esta romántica creencia, al igual que en los Jardínes de Glover, entre las piedras que cimientan el área de Megane-bashi se encuentra una roca en forma de corazón.
Ya sea para compartir una memoria inolvidable con su pareja, hacer una promesa de futuras aventuras con su familia o simplemente revivir los recuerdos de escuela con sus amistades, esta piedra de forma caprichosa es uno de los puntos más buscados por los turistas, pues se cree que, al tocarla y pedir el deseo de volverse a ver, su deseo se hará realidad.
Para llegar a la piedra con forma de corazón, camine unos pasos más allá de Megane bashi y baje hacia los márgenes del río por alguno de los accesos. Tómese su tiempo explorando el área mientras encuentra la famosa roca y aproveche para hacerse bellas fotografías con el Puente de los Espejuelos como fondo.
Si tiene la suerte ver un pequeño vagón de madera estacionado con una señora que vende helados, dese la oportunidad de probarlos, ya que esta nieve artesanalmente hecha a mano es deliciosa, segura y, al servirla en el cono, el vendedor la va formando pétalo a pétalo con la apariencia de una rosa. Conocidos como Chirin Chirin Ice por los locales, debido al sonido que hace el timbre del carrito al aproximarse, es una de las curiosas e inusuales delicias de la ciudad. Por su apariencia de flor congelada, puede pedirla como “bara ice, kudasai” (bara=rosa, ice=nieve/helado, kudasai=por favor). Cuesta, aproximadamente, 100 yenes por cono.
Cuando Nagasaki se viste de fiesta, el Puente de los Espejuelos cambia el aspecto de la zona con el tema de ocasión.
Las estaciones que más hacen lucir el Puente de los Espejuelos en toda su bohemia belleza son el verano, llenándose de flores de hortensias o ajisai (la flor oficial de la ciudad de Nagasaki) y en invierno, durante el festival de las linternas.
Para acceder al Puente de los Espejuelos se puede caminar siguiendo el margen del río desde Hamanomachi. Es una caminata de cinco a seis minutos, cubriendo aproximadamente 250 metros.
Si viene desde la Estación Central de Nagasaki, tome el tranvía #3 (Línea Roja) con el letrero de dirección hacia la parada Hotarujaya. Bájese dos estaciones después en Kokaido- Mae. Es un viaje corto de aproximadamente cinco minutos de duración.
De ahí, cruce la calle por los pasos peatonales rumbo al suroeste para alcanzar las márgenes del río, donde encontrará el Puente de los Espejuelos. Es una caminata de cinco minutos cubriendo aproximadamente 280 metros, como se indica en el mapa.
Para regresar, puede volver hasta Kokaido-Mae cogiendo, en la parada opuesta a la que llegó, el tren #3 (Línea Roja), con dirección hacia Akasako. Bájese dos estaciones después.
Si así lo prefiere, puede seguir la margen del río hasta Hamanomachi, disfrutando de la brisa del río Nakashima. Esta corta caminata le dejará gratos recuerdos y le dará la oportunidad de hacer grandiosas fotografías.
En Hamanomachi, puede coger el tren #1 (Línea Azul) con el letrero de dirección hacia Akasako en la parada Kankodori. Bájese seis estaciones después en la Estación Central de Nagasaki.
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