Saltar al contenido principal

Una carta de amor a Atami, el legendario balneario onsen de Shizuoka

Castillos Cultura FEATURED Lugares Históricos Museos y Galerías
i
Añadir este artículo a tu lista personal

En el cénit de la era dorada de Atami, este lugar era el premio soñado del asalariado medio. Una ciudad balneario tan apreciada desde la antigüedad que el shogunato Tokugawa tenía sirvientes encargados de llevar aguas termales de Atami hasta el Castillo de Edo.

Pero esto no es más que relatos de una gloria pasada. 

Explicar por qué amo Atami puede parecer contraintuitivo a primera vista. Este destino de aguas termales sigue relativamente al margen de la actual oleada turística desbocada que llena los titulares locales y alimenta las llamas de la indignación en redes sociales, mientras que vive su historia de una forma que algunos considerarían pintoresca, cuando no directamente poco atractiva. La mascota de la ciudad es un hombre calvo y de mediana edad; el castillo no es un sitio histórico auténtico y cualquier visitante con sensibilidad ecológica probablemente frunza el ceño ante el desarrollo urbano de la costa.

Aun así, encuentro muy reconfortante el encanto añejo de Atami pese a estos aparentes defectos. Mi marido y yo hemos visitado esta ciudad una o dos veces al año durante los últimos cinco años, atraídos por su ambiente poco sofisticado y decididamente retro. Puede que Atami no encaje en la definición convencional de “cool”, y precisamente por eso es que nos encanta.

Una breve historia de Atami, o la caída de Ícaro

Atami 熱海, que literalmente significa “océano caliente”, tiene una larga historia como uno de los balnearios termales más famosos de Japón. Sus aguas geotermales atraen visitantes desde hace siglos, con registros que se remontan al periodo Nara (710–794). Durante el periodo Edo, Atami se convirtió en uno de los lugares de retiro favoritos del shogunato Tokugawa, consolidando su estatus como destino predilecto de la élite de Edo y lugar aspiracional por excelencia para todos los demás.

Vista general de la ciudad de Atami en Shizuoka

Pero su verdadera edad dorada comenzó a principios del siglo XX. El desarrollo ferroviario acortó la distancia desde Tokio y la joya de Shizuoka floreció aún más como escapada popular para la élite de la capital. A lomos de los grandes viajes de empresa durante los años de la burbuja, el poder de atracción de Atami subió como la espuma. Las geishas de Atami alcanzaban estatus de celebridad, la vida nocturna casi rivalizaba con el atractivo de las aguas termales y la construcción de resorts y hoteles crecía de manera vertiginosa.

Y entonces, la burbuja estalló.

Atami se estrelló de la noche a la mañana. Los escombros siguen a la vista de cualquiera. Edificios llamativos por aquí y por allá, algunos aún abandonados, y viejas y estridentes vallas publicitarias son algunas pistas para el recién llegado de que esta apacible ciudad vivió tiempos mejores. Sin embargo, los esfuerzos constantes de la población han evitado que la ciudad desaparezca del todo y, en los últimos años, Atami ha empezado a vivir cierto resurgimiento.

Así que aquí estoy, rindiendo homenaje a mi querida ciudad. Sin seguir un orden concreto, voy a presentarte, estimado lector, algunos de los lugares que no deberías perderte en Atami y, con suerte, lograr que la mires con mis mismos ojos.

El paseo marítimo: Un inesperado icono de la era Meiji

Bajando hacia el mar desde la estación, te espera un agradable paseo junto a la costa, al lado de Atami Sun Beach, que se prolonga hacia el sur hasta Atami Water Park. Una de las primeras cosas que seguramente llamará tu atención es la prominente estatua de bronce de un hombre dando una patada a una mujer.

Esto es en realidad una representación de la escena más famosa de la novela Konjiki Yasha (El demonio dorado), un momento de desgarro para el protagonista, Kan-Ichi, un joven humilde pero trabajador, cuando descubre que su prometida, Omiya, le traiciona por las riquezas de otro hombre. Una de las novelas populares más exitosas de la era Meiji transcurre en parte en Atami y contribuyó de forma decisiva a la popularidad de la ciudad.

  • Atami Sun Beach


    POINT OF INTEREST
  • 地先 Higashikaigancho, Atami, Shizuoka 413-0012, Japan
Ver detalles
i
Guardar este lugar para más tarde
Vistas del puerto de Atami

De momento no te esperan más escenas dignas de escándalo. A pocos metros se encuentra el Jacaranda Promenade, un agradable jardín donde florecen estas preciosas flores violáceas a principios de verano, en el que puedes disfrutar de un paseo pintoresco junto al mar hasta llegar a Atami Water Park y sus bonitas terrazas de inspiración europea, que aportan un aire mediterráneo al puerto. Por el camino, encontrarás la desembocadura del río Itokawa, donde otro agradable paseo sigue el curso del río por un camino flanqueado por ciruelos a ambos lados.

  • Yanagibashi


    POINT OF INTEREST
  • 13-11 Nagisacho, Atami, Shizuoka 413-0014, Japan
Ver detalles
i
Guardar este lugar para más tarde
  • Jacaranda promenade


    TOURIST ATTRACTION
  • 15-45 Higashikaigancho, Atami, Shizuoka 413-0012, Japan
Ver detalles
i
Guardar este lugar para más tarde

Santuario Kinomiya: hogar venerado de un árbol milenario

Entre árboles imponentes, junto a la estación de Kinomiya, Kinomiya Jinja es un antiguo santuario con una atmósfera casi de otro mundo, acentuada por el acceso al otro lado de las vías del túnel.

  • Kinomiya Shrine


    TOURIST ATTRACTION
  • 43-1 Nishiyamacho, Atami, Shizuoka 413-0034, Japan
Ver detalles
i
Guardar este lugar para más tarde

Este santuario tan pintoresco es, en realidad, un lugar muy especial consagrado a un alcanfor sagrado con más de 2.000 años, y también a la deidad allí venerada, Isotakeru-no-Mikoto, dios de los bosques, entre otras atribuciones. El árbol, enorme, hermoso e imponente, lo ha visto todo, y por eso los visitantes rezan ante él con la esperanza de alargar su longevidad y reforzar su resistencia ante los desafíos de la vida. 

Kiunkaku: un lugar de descanso para los ilustres

Kiunkaku, construido en 1919 como lujosa villa privada para un acaudalado industrial, se transformó posteriormente en ryokan en 1947 hasta 1999, cuando el ayuntamiento de Atami asumió su gestión y lo reabrió un año después como museo.

Como entusiasta de la arquitectura, es uno de los lugares que más me gusta visitar por su arquitectura de la era Taisho con influencias occidentales. Lo digo sin segundas: probablemente sea uno de los pocos lugares históricos verdaderamente sofisticados que se pueden disfrutar en el centro de Atami. Más todavía desde que supe que gigantes literarios como Dazai, Tanizaki o Mishima (estos dos últimos entre mis autores favoritos) se alojaron en este ryokan. Pasear por el precioso jardín central es un placer sencillo que no se agota, igual que los interiores impecablemente conservados de la villa.

  • Kiunkaku


    MUSEUM
  • 4-2 Showacho, Atami, Shizuoka 413-0022, Japan
Ver detalles
i
Guardar este lugar para más tarde

MOA Museum of Art: refugio para amantes de la historia y el arte

En lo alto de una colina con vistas a la ciudad y al mar, el MOA Museum of Art queda algo más apartado del resto, así que solo lo recomendaría si vas a pasar al menos un par de días en Atami. Este edificio brutalista de inspiración moderna alberga una impresionante colección de arte japonés y de Asia oriental, incluidos cuadros, cerámicas y caligrafía. Además del edificio principal, el complejo incluye la reproducción de una exquisita residencia japonesa, una casa de té y una llamativa sala subterránea en la entrada con una instalación de luz y sonido caleidoscópica.

Una de las joyas del museo es también una de las muestras más elaboradas de escarnio pasivo-agresivo que he visto jamás en la historia. Se trata de una recreación fiel de una sala de té portátil dorada que Toyotomi Hideyoshi, el señor feudal más poderoso del momento y recién nombrado Regente Imperial, mandó construir en 1586 cuando el emperador Ogimachi le convocó en el Palacio Imperial de Kioto. Como consideraba a este último una figura decorativa sin poder real, Hideyoshi obedeció dándole la vuelta a la situación y presentándose en la corte con dicha sala de té de forma que, en la práctica, fue el Regente quien acabó ejerciendo de anfitrión del Emperador y no al revés.

  • MOA Museum of Art


    TOURIST ATTRACTION
  • 26-2 Momoyamacho, Atami, Shizuoka 413-8511, Japan
Ver detalles
i
Guardar este lugar para más tarde

Castillo de Atami y Hihoukan: la guinda del pastel

En lo que a castillos japoneses se refiere, el castillo de Atami luce magnífico visto desde lejos. Un buen ejemplo del estilo arquitectónico Azuchi-Momoyama, estratégicamente situado en lo alto de una montaña que encaja a la perfección en cualquier postal de la ciudad. 

Pero luego te vas acercando, y si has afinado el ojo visitando castillos japoneses por todo el país como es el caso de vuestra servidora, el aspecto barato de la fachada empieza a hacerte sospechar. Nada más entrar, descubrí el trasfondo de su simulado aire histórico: nació en 1959 como una atracción turística más. Confieso que me arrepentí de la visita durante una fracción de segundo antes de recapacitar y enamorarme otra vez. Por muy kitsch que resulte la idea de un castillo falso, el esfuerzo tiene su mérito, aunque solo sea por coherencia con las habituales excentricidades de Atami. Es sencillamente perfecto.

Como intentando compensar su falta de autenticidad, alberga una exposición sobre castillos japoneses y otros artefactos relacionados con los samuráis. Y en la planta superior el lugar vuelve a recordarte que no conviene tomárselo demasiado en serio con una colección de shunga, o grabados eróticos ukiyo-e. Aun así, resulta de lo más interesante, sobre todo para quienes disfrutan de los grabados en madera, ya que (lógicamente) este tipo de obras no suele aparecer en museos y galerías convencionales. Al margen del gusto personal o del interés por la historia, como mínimo, las vistas panorámicas desde lo alto justifican la visita.

  • Atami Castle


    TOURIST ATTRACTION
  • 1993 Atami, Shizuoka 413-0033, Japan
Ver detalles
i
Guardar este lugar para más tarde

Muy cerca, el Hihoukan (museo para adultos) aporta un giro todavía más excéntrico y kitsch. Este museo se ha quedado anclado en la era Showa y asume sin complejo alguno su estética camp, lo que curiosamente lo vuelve aún más entrañable y divertido. No esperes un gran despliegue de erotismo, porque sus exhibiciones subidas de tono funcionan mejor arrancando carcajadas que otra cosa.

Un poco más allá del Hihoukan puedes subir al teleférico para disfrutar de un regreso aún más panorámico.

  • Hihokan


    TOURIST ATTRACTION
  • 1992-1 Atami, Shizuoka 413-0033, Japan
Ver detalles
i
Guardar este lugar para más tarde

Cómo llegar a Atami

La forma más rápida de llegar a Atami es utilizando el Tokaido Shinkansen desde la estación de Tokio. El trayecto dura aproximadamente 40 minutos en los servicios Kodama o Hikari. Como alternativa, puedes tomar un tren local de la línea JR Tokaido desde la estación de Tokio o la de Shinagawa; el viaje tarda alrededor de 90 minutos. También hay autobuses de larga distancia directos desde Shinjuku o la estación de Tokio hasta Atami. El trayecto suele durar entre dos y tres horas.

Una vez más, Atami está cambiando. Ojalá no lo hiciera, aunque soy consciente de que es un deseo egoísta. En un mundo que busca sin descanso lo nuevo y lo moderno, Atami conserva una lucidez refrescante sobre el lugar que ocupa. Sin embargo, los nuevos proyectos orientados a públicos jóvenes y de moda, algunos afinados al milímetro para complacer a las redes sociales, encajan mejor con las exigencias del mercado contemporáneo. Así que solo puedo desear que su encanto atemporal se mantenga todo lo posible. Y que tú puedas disfrutarla tal y como es antes de que sea demasiado tarde.

i
Añadir este artículo a tu lista personal