Al tratarse Japón de un país donde el capitalismo y el consumismo evolucionaron en una de sus formas más potentes y eficaces, no es de extrañar que una visita al supermercado de cualquier ciudad nipona sea algo asombroso para los turistas que llegan desde países con menos opciones en lo que se refiere a variantes de productos entre los que elegir, como las bebidas.
Las modas y los sabores con los que se experimentan se van acumulando, por lo que el cambio es continuo en los estantes de las tiendas. Además, el archipiélago nipón está geográficamente ubicado en una latitud y longitud que lo convierte en un territorio con estaciones y climas bien marcados, por lo que los cambios de temperatura influyen en cada nivel de la vida cotidiana. Por ejemplo, las ediciones especiales de dichos productos antes mencionados, en particular los alimentos.
Cada región del país produce diferentes comestibles y bebidas que van rotando según el momento del año y que determinan los componentes principales seleccionados para cada edición especial. Y este dato se ve bien definido cuando pensamos en las bebidas que se introducen en el mercado continuamente, poniendo a prueba los paladares de los consumidores y su grado de fidelidad a ciertas marcas y estilos. Por ello, la organización de esta ‘colección secreta’ será a lo largo de un año normal a través de las cuatro estaciones, de bebidas con o sin alcohol, y de las variantes interesantes que se proponen habitualmente y que algunos no aptos a lo extraño no se animarían a probar.
El año empieza con un enero frío en casi todo el archipiélago nipón (dejando de lado a Okinawa y las islas del sur que, por lo general, tienen un clima tropical bastante marcado durante los doce meses). En esta época, y para mantener el cuerpo caliente de los crudos inviernos japoneses (en especial cuanto más al norte se encuentre uno), lo que más se tomará serán bebidas calientes y alcohólicas que, en ocasiones, también se sirven tibias, como por ejemplo el sake (aunque la temperatura templada de la bebida, en algunos casos, puede esconder un sake de no tan buena calidad).
Otro brebaje que también se suele consumir caliente es el amazake (de menor graduación alcohólica que el sake, de sabor dulce y consistencia suave). Asimismo, el whiskey japonés ha alcanzado una gran fama en muchos países al hacerse con varios premios internacionales en los cuales los jueces dejaban bien claro la excelente calidad de este tipo particular de destilado. Actualmente, del lado de las bebidas sin alcohol, es muy popular el café enlatado, que podrás encontrar en prácticamente cualquier máquina expendedora de bebidas y en muchas marcas y dulzores diferentes (fíjate que, dentro de las pequeñas vitrinas de muestra en dichas máquinas, las que se encuentran señaladas con una luz roja son las que se mantienen calientes).
Tras los primeros tres meses del año comienza, a mi parecer, la época más hermosa del año para visitar Japón: la primavera. Aquí todas las bebidas y varios productos de otra índole se concentran en ofrecer sabores, aromas y texturas relacionados con árbol de la sakura (cerezo) y su tan característica flor de color rosa. Así los latte (tanto calientes como fríos) de todas las cadenas de cafetería, las aguas saborizadas, los tés… todo se viste del mismo color. Más tradicional y no tan influenciado por la moda del momento es el té de sakura, que se prepara con flores comestibles previamente saladas. Agua caliente se vierte sobre uno o dos capullos y así se libera el aroma tan particular, haciendo de este un té un tanto salado, y que se utiliza para muchas celebraciones, como por ejemplo bodas.
El tan esperado verano llega de la mano de muchas ofertas y refrescantes brebajes listos para tratar de minimizar el, en ocasiones, tan agobiante y húmedo calor. Del lado de los tés, una opción muy reparadora es el mugicha; se trata de un té de granos de cebada muy popular que no posee cafeína ni calorías. Está disponible embotellado (como casi todas las versiones de tés que existen en Japón) y en los clásicos saquitos de té. Algunos locales más tradicionales todavía lo preparan directamente con los granos para obtener un sabor más intenso y astringente.
Un alimento específicamente del verano es la sandía, y por ello varias marcas como Fanta o Pepsi habitualmente tienen una edición especial de verano con sabor a esta fruta, aunque también poseen otros sabores particulares, no específicos de estas fechas, como uvas, aloe vera o pepino.
Los primeros vientos frescos avisan de la llegada del otoño, que trae consigo la cosecha de muchas frutas que se utilizan para la producción de bebidas. En brebajes alcohólicos tenemos dos buenos ejemplos, como el momoshu y el yuzushu. El primero se trata de un licor de durazno, con alrededor de un 9% de alcohol. Se realiza agregando jugo de esta fruta y rocas de azúcar a una base de, por ejemplo, sochu (destilado), sake o cualquier licor blanco neutro. Habitualmente se encuentra en los izakayas (restaurantes de paso japoneses) y es muy popular entre las mujeres jóvenes. El yuzushu posee una preparación similar, pero en este caso se utiliza el jugo y parte de la cáscara del yuzu (fruto parecido a una lima) que se puede hallar en muchas marcas con distintos niveles de dulzura y amargor, según la cantidad de cáscara incluida en la receta.
Asimismo, hay muchas bebidas que son parte de las opciones a lo largo de los 365 días del año y que son un absoluto clásico a la hora de beber en Japón. Para empezar, dentro de las sin alcohol, tenemos el Hoppy (bebida con sabor a cerveza, casi sin alcohol, que se vende desde el año 1948), el Pocari Sweet (bebida deportiva dulce sin gas) y el matcha (té verde, muy presente en casi todas las bebidas como base). Dos bebidas alcohólicas muy populares son el umeshu (una mezcla de sake y ciruelas japoneses, con un agradable sabor dulce y más de 300 marcas que lo producen) y el chunai (abreviación para el Sochu Highball; cóctel de sochu habitualmente mezclado con soda y jugo de limón).
Dependiendo de la fecha en que viajes encontrarás, en los pasillos de los supermercados, más o menos cantidad de opciones interesantes y otras que se mantienen a lo largo de todo el año. El desafío (no tan arriesgado) es probar la mayor cantidad posible para no quedarte con las dudas y las ganas, y partir del Japón con tu bebida preferida. ¡A tu salud!