Ya desde que subimos al tren rumbo a Wazuka, mi amigo argentino Maxi sacó el termo con mate (o mate-cha, «té de mate», como dicen en Japón), y así comenzamos un día prácticamente dedicado a las infusiones.
Wazuka: lugar idóneo para plantar té
Wazuka tiene paisajes hermosos y, en su mayoría, es gracias a las pendientes de las montañas allanadas con rastrillos, y al cultivo de las plantas de té; una labor que se ha conservado diligentemente a través de los años, y, para muchos aquí, una profesión heredada de sus antepasados.
Este pequeño pueblo, perdido a medio camino entre Nara y Kioto, se ubica en una región privilegiada para el cultivo de té; especialmente, por su aire fresco y sus variaciones térmicas diurnas y nocturnas.
De hecho, el famoso matcha (té verde molido que se utiliza en la ceremonia del té) se prepara con un polvo llamado tencha. Y, justamente, Wazuka es la región que más tencha produce en todo Japón. Este polvo lleva detrás un complejo proceso en el que las hojas se cocinan al vapor y luego se dejan secar, quedando rico en aroma y nutrientes.
Sabiendo la importancia de esta región en cuanto a la producción de infusiones, nos dirigimos a uno de los cafés cercanos a la ruta donde se ofrecían distintos productos relacionados con la infusión más consumida del mundo.
Según datos de las Naciones Unidas, China es —de lejos— el país con mayor producción de té en el mundo, seguido por India y Kenia. Sorprendentemente, Argentina se encuentra en el puesto número 9, uno más que Japón.
Pero, lo que realmente sorprende, es la cantidad de variedades de té que hay en Japón. Este artículo sería extremadamente largo si me dedicara a definir y contar las propiedades de cada variante. Sin embargo, nombraré algunas de ellas.
Tipos de té en Japón
Ryokucha
Es el nombre que se le da al té verde en general. Hay muchos tipos de té verde, entre ellos el sencha, bancha, y el gyokuro. Dependiendo de la calidad de las hojas, y la estación en que se cultivan, varía también su calidad, siendo el bancha el más bajo, y el gyokuro el de más calidad.
Hojicha
Té verde tostado. Ideal para comer con wagashi (dulces japoneses).
Kocha
Té negro. Generalmente importado de Sri Lanka o India.
Geinmaicha
Té verde con arroz tostado. Es muy común encontrarlo en las botellas que se venden en los kioscos.
Mugicha
Té de trigo. Aunque no está hecho de una planta de té, es una bebida muy popular, especialmente porque no tiene cafeína.
Uroncha
Es el típico té chino, y, generalmente, es el que se sirve en los restaurantes.
Hay otros tipos no tan conocidos, pero sí muy deliciosos, como el té de soba, o el té de choclo.
Uji: el té de la aristocracia
Continuamos nuestra ruta y, al llegar a Uji, lo primero que hicimos fue cruzar el famoso Ujibashi, construido en el año 646 y considerado el puente más antiguo de todo Japón. También pasamos por el monumento a Genji Monogatari (La novela de Genji, conocida por ser una de las novelas más antiguas de la historia mundial), pues los últimos diez capítulos de esta voluminosa obra se desarrollan en esta ciudad.
En tiempos antiguos, Uji fue la cocina que proveía de té a emperadores, señores feudales y aristócratas en general. Por entonces, la exclusiva infusión estaba cuidadosamente seleccionada y distribuida a casi todo el país, pero, especialmente, a Kioto, donde se encontraban los personajes más poderosos. Aunque los tiempos cambiaron, y el té se volvió tan popular como el arroz, Uji sigue siendo uno de los centros más importantes de producción de hojas de té.
Pero si de Uji y monumentos a la vez se habla, tenemos que nombrar el templo Byodo-in, construido originalmente a fines del siglo X para un influyente miembro del clan Fujiwara, y actualmente inscrito en la extensa lista que Japón tiene de patrimonios mundiales. Tan importante es —histórica y culturalmente— este templo que su figura está grabada en el reverso de la moneda de 10 yenes, y la imagen del Fénix que lo corona está impresa en el billete de 10 000 yenes.
No, no nos olvidamos del té. En el camino, muchas tiendas vendían y promocionaban sus productos locales. El aroma de uno en especial nos llamó la atención, y después de deleitarnos con un sabroso hojicha, decidí comprar un paquete para seguir disfrutando en casa.
Cruzamos otro de los antiguos puentes que atraviesan el río homónimo, y mientras el sol se escondía, nosotros contemplábamos la pagoda que se levanta al otro lado.
Parecía que esto ya indicaba el final de nuestro paseo, pero todavía había tiempo para más: un helado de té verde antes de partir rumbo a nuestro hogar. Ahora sí, ¡más de eso no se puede pedir!
Buenas, me gustaría saber si organizáis viajes temáticos (en este caso sobre el Té) a Japón, si salís de Madrid, a partir de qué fechas (post Covid) etc.
Mi nombre es Conchi.
Gracias con antelación.
Saludos,
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