Es sabido que los japoneses, cuya cultura pone tanto énfasis en lo gastronómico, suelen escoger comestibles para regalar como recuerdo tras un viaje. Nosotros somos tal vez más de regalar objetos de recuerdo, buscamos algo original y que nos parezca representativo del lugar visitado. Al regresar de un viaje a Japón, cuando debemos plantearnos qué llevar a la familia o amigos como souvenir, se pueden aunar ambas tendencias con un regalo en auge en los últimos años: el Kit Kat.
Kit Kat: dulces únicos en Japón
Sí, sí, ya sé. Estas chocolatinas, que se pueden encontrar en cualquier supermercado de nuestros países, no son especialmente originales. Tampoco parecen lo más representativo de la gastronomía nipona. Entonces ¿cómo es que se han puesto tan de moda recientemente? Bueno, tal vez es justamente porque, aún siendo algo que ya conocemos de sobra, en Japón se pueden adquirir en formatos y sabores totalmente novedosos –hace un tiempo se vendían unos de sabor a pastel de queso… ¡y que se tenían que hornear antes de comer!– que no se encuentran en otro países y que, en algunos casos, sí: tienen un aire muy tradicionalmente japonés. Vamos a ver algunos ejemplos en las fotos incluidas en esta entrada, que se tomaron en las tiendas del aeropuerto tokiota de Haneda, donde podéis comprobar cómo el Kit Kat se ha convertido en uno de los productos estrella.
Variedades japonesas de Kit Kat
Uno de los más clásicos, entre comillas, es el de sabor a matcha. Y es que el omnipresente té verde japonés no podía faltar en esta selección, como tampoco sorprenderá la ligera vuelta de tuerca que le da el sabor sakura-matcha, añadiendo un toque de la inevitable flor de cerezo. Otro sabor muy identificablemente nipón es el del azuki, las pequeñas y dulces judías rojas.
Kit Kat con denominación de origen
En otros casos, el carácter japonés del sabor escogido es menos evidente, por lo que se opta por enfatizar su procedencia. Aquí vemos el de sabor melón, que elimina dudas señalando que se trata de melón de Hokkaido. La misma operación se lleva a cabo con el sabor a fresas que se japoniza llamándolo wa-ichigo y subrayando que se trata de fresas de Tochigi.
Empaquetado a la altura del dulce
Pero las variedades más llamativas son las que combinan un sabor más exclusivo y un empaquetado un tanto especial. Ahí tenemos el sabor a sake, con la caja simulando contener una botella de dicho licor. También capta nuestra atención el sabor a pastel de queso con fresas, cuyo envase adopta una forma evocativa del monte Fuji. Y a su derecha en la foto, aunque con un paquete algo más discreto, si nos fijamos bien encontraremos la estrella de entre todas estas variedades. Los que puedan leer hiragana estarán ahora sorprendidos preguntándose si realmente esa chocolatina puede estar buena. Puedo asegurar que es dulce y agradable, pese a que, en efecto, su sabor es el que se anuncia en la caja. Sí, amigos. Se trata de ¡Kit Kat de wasabi!
Así que ya sabéis qué souvenir traeros de Japón en vuestro próximo viaje al país asiático; una curiosa variedad japonesa de Kit Kat hará las delicias de toda la familia.