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¿Cuál es la capital de Japón?

Kioto Lugares Históricos Nara Osaka Templos y Santuarios

España tiene Madrid, Francia tiene París, Reino Unido tiene Londres… pero ¿sabes cuál es la capital de Japón? En este artículo te explicamos no solo cuál es la capital actual de Japón, sino también qué otras ciudades lo fueron a lo largo de la historia. Desde antiguas capitales imperiales como Nara o Kioto hasta el Tokio moderno que hoy domina el país, hacemos un recorrido por los principales centros de poder de Japón a lo largo de los siglos. ¡Prepárate para descubrir la fascinante historia de las capitales japonesas!

Historia de las capitales en Japón

Antes de la llegada al poder del emperador Kammu, era habitual que cada nuevo emperador trasladara su residencia a otra ciudad. Por ello, Japón ha tenido múltiples capitales a lo largo del tiempo, especialmente en la región de Kansai, donde se situaba el antiguo estado de Yamato.

Los motivos del cambio podían ser diversos. Si el ascenso al trono se producía tras la muerte del emperador anterior, el traslado podía estar motivado por razones religiosas: según el sintoísmo, tras un fallecimiento es necesario purificar el lugar para evitar la contaminación espiritual. Además, si el alma del difunto no encuentra paz, podría regresar como yurei 幽霊 (fantasma) para resolver asuntos pendientes. También influían otros factores, como cuestiones de linaje, disputas de sucesión o transformaciones en la administración y estructura del país.

Consolidación del estado japonés y sus primeras capitales

La formación de Japón como un estado unificado sigue siendo objeto de debate histórico, y aún no se conoce con exactitud cómo se desarrolló. Una de las teorías más aceptadas es que durante los periodos prehistóricos Jomon 縄文時代 y Yayoi 弥生時代, las comunidades de la isla estaban organizadas en clanes tribales llamados uji. Entre ellos, el clan Yamato se destacó por su poder y eventualmente impuso su dominio sobre los demás. Esta estructura centralizada se asentó en lo que hoy es la prefectura de Nara, donde ciudades como Asuka jugaron un papel fundamental en los primeros pasos del estado japonés.

Asuka, una capital de la prehistoria japonesa

Como explica Clémentine en su artículo, Asuka tuvo una gran relevancia entre los años 593 y 710 d.C., durante el llamado Período Asuka. Fue la antecesora directa de Nara como capital y marca un momento de transición en la historia japonesa. En esta época ya se apreciaban claras influencias chinas en la organización urbana, y también se conservan restos arqueológicos clave como los kofun (tumbas monumentales), entre ellas la célebre tumba de Takamatsuzuka.En Asuka, además, se descubrieron las monedas wado, las más antiguas de Japón, y se construyó el templo más antiguo del país. Todo ello indica que fue un período de fuerte expansión del budismo en Japón.

  • Asuka


    locality, political
  • Asuka, Takaichi District, Nara, Japan
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Nara: la consolidación de la corte y del budismo japonés

Con la fundación de Nara, el estado de Yamato comenzó a consolidarse como una corte centralizada. Surgieron nuevas formas de nombrar emperadores y de administrar el gobierno. Aunque algunos historiadores consideran que Nara no fue la primera capital oficial, sí la reconocen como la primera gran ciudad en la que se estableció de manera firme la corte imperial. Conocida entonces como Heijo-kyo 平城京, fue la capital de Japón entre los años 710 y 794.

El templo Todai-ji en Nara
Foto: Joachim Ducos

Durante el período Nara, se implementaron profundos cambios: el emperador adquirió un poder casi absoluto, se redactaron los códigos legales ritsuryo 律令, y el budismo, de influencia china, se afianzó como religión de estado. Heijo-kyo fue diseñada siguiendo el modelo de las grandes ciudades chinas, con 4 amplias avenidas y el palacio imperial orientado hacia la estrella polar. Se estima que a finales del siglo VIII, la ciudad contaba con unos 200.000 habitantes. La religión budista ganó influencia en el poder político, y emperadores como Shōmu, fervientemente budista, impulsaron la construcción de grandes templos como el Todaiji.

  • Tōdai-ji


    establishment, place_of_worship, point_of_interest
  • 406-1 Zōshichō, Nara, 630-8587, Japan
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La capitalidad de Nara llegó a su fin con la ascensión del emperador Kammu. En un intento de alejarse de la creciente influencia de los templos budistas, trasladó la capital a Nagaoka-kyo 長岡京, en la actual Osaka. Sin embargo, tras solo diez años y en plena construcción de la nueva ciudad, se tomó la decisión de cambiar nuevamente la capital. Esta vez, se eligió una llanura rodeada de montañas que prometía estabilidad y protección. ¿Sabes cuál fue la siguiente gran capital de Japón?

Kioto, la eterna capital de Japón

El traslado de la capital a Kioto, conocida originalmente como Heian-kyo 平安京, respondió a varios factores clave. Por un lado, se buscaba separar el poder político de la creciente influencia del budismo en Nara. Por otro, la nueva ubicación ofrecía ventajas estratégicas para controlar mejor el país y, según las doctrinas chinas del Onmyodo, el palacio imperial debía situarse en una llanura bien orientada según los principios del equilibrio natural. Algunos historiadores incluso sostienen que Kioto fue la primera verdadera capital de Japón, considerando las ciudades anteriores más como sedes temporales de la corte imperial.

Capital en Japón: Kioto
Foto: Su San Lee

Desde su fundación en el año 794 hasta la Restauración Meiji en 1868, Heian-kyo fue el corazón político, cultural y espiritual de Japón. Durante más de un milenio, Kioto se mantuvo como la capital imperial, siendo el centro de poder más importante del país. De hecho, hasta finales del siglo XVI, fue prácticamente la única gran ciudad japonesa.

La evolución de Heian-kyo a lo largo de los siglos

En sus inicios, Heian-kyo fue una ciudad cuidadosamente planificada siguiendo el modelo de la capital china de Chang’an. Su diseño tenía en cuenta elementos naturales como el río Kamo al este, el lago Ogura al sur y el monte Funaoka al norte. El palacio imperial se ubicaba en el extremo norte, y la ciudad se dividía en dos grandes sectores: Ukyo (lado derecho) y Sakyo (lado izquierdo), separados por la gran avenida Suzaku-oji, que cruzaba de norte a sur.

El castillo de los shoguns en Kioto
Nijo, el castillo los shogun Tokugawa en Kioto. Foto: Eleonora Albasi

Con la llegada del periodo Kamakura (1185–1333), el poder militar se trasladó a la ciudad de Kamakura, mientras la corte imperial permanecía en Kioto. Este desdoblamiento del poder, sumado a guerras, rebeliones y catástrofes naturales, transformó la estructura urbana y social de la ciudad. Heian-kyo pasó de ser una metrópolis imperial a convertirse en una ciudad medieval dominada por la nobleza, los clanes samuráis y las instituciones religiosas.

Durante los siglos posteriores, Kioto experimentó un florecimiento del comercio, la artesanía y la cultura. A pesar de que el poder político se fue desplazando hacia otras regiones, la ciudad mantuvo su prestigio como símbolo de tradición y legitimidad imperial.

A diferencia del gobierno militar, que se trasladó a varios puntos a lo largo de los años, Kioto permaneció como la capital imperial hasta la restauración Meiji. A diferencia de otras ciudades japonesas, esta ciudad no fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, lo que ha permitido conservar gran parte de su arquitectura histórica. Gracias a ello, hoy es posible recorrer sus calles y observar la evolución de los estilos arquitectónicos a lo largo de más de mil años.

Tokio, la capital de Japón actual

La historia de Tokio como capital de Japón comienza durante el período Edo (1603–1868), cuando el gobierno militar del shogunato Tokugawa estableció su base en la ciudad de Edo. En esa época, ciudades como Edo y Osaka comenzaron a igualar a Kioto en tamaño e influencia. Con la llegada de la Restauración Meiji en 1868, la corte imperial se trasladó oficialmente a Edo, unificando así el poder político y militar en una sola ciudad. Fue entonces cuando Edo cambió su nombre a Tokio 東京, que significa “capital del este”, marcando simbólicamente el inicio de una nueva era para Japón.

Inicialmente, se consideraron Kioto y Osaka como posibles sedes del nuevo gobierno, pero la falta de espacio para nuevas construcciones llevó a elegir Edo. Allí, muchos de los edificios existentes, como el castillo de Edo, fueron reaprovechados; este último se convirtió en el actual Palacio Imperial.

Hoy en día, Tokio no solo es la capital de Japón, sino también la metrópolis más grande del mundo, con más de 14 millones de habitantes solo en su área central. Su rápido crecimiento en menos de dos siglos es sorprendente: de ser una pequeña localidad a orillas del río Sumida, pasó a convertirse en el núcleo político, económico y cultural del país.

Las vistas del Skytree desde el jardín Mukojima Hyakkaen en el este de Tokio

Uno de los factores clave para su elección como capital fue su ubicación estratégica. A diferencia de Kioto, Tokio tiene acceso directo al mar y está cerca del puerto de Yokohama, uno de los más importantes de Japón. Esta conexión marítima resultó fundamental en la modernización del país tras su apertura al mundo exterior durante la era Meiji.

Japón, que había permanecido aislado del resto del mundo durante más de dos siglos, necesitaba adaptarse rápidamente para competir con las potencias occidentales. Inspirado por los modelos europeos y estadounidenses, el gobierno Meiji impulsó un proceso acelerado de modernización: se renovaron las infraestructuras, se crearon nuevas instituciones y se transformó Tokio en una ciudad moderna y funcional.

El crecimiento de Tokio también se vio influido por momentos difíciles. Tras el devastador terremoto de Kanto en 1923 y los intensos bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, gran parte de la ciudad tuvo que ser reconstruida desde cero. Esto permitió rediseñar barrios enteros con una estética más moderna y funcional, alejándose del trazado tradicional de épocas anteriores.

En las décadas posteriores al conflicto, Japón vivió un espectacular crecimiento económico conocido como el “milagro japonés”. Tokio fue el epicentro de este auge, atrayendo inversiones, mano de obra y nuevas industrias. Como resultado, la ciudad no solo creció en tamaño, sino también en influencia, consolidándose como una de las principales capitales globales del siglo XXI.

Aquitectura en Tokio: International Forum
Foto: Toshiko Sakurai

Tokio simboliza la modernización y el dinamismo de Japón, mientras que ciudades como Kioto y Nara conservan el alma tradicional del país. Explorar las antiguas y actuales capitales japonesas es la mejor manera de comprender la rica historia de una nación en constante transformación. Ya sea que te atraigan los templos milenarios o los rascacielos futuristas, Japón tiene una ciudad perfecta para cada viajero.

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