Regalándonos un sentimiento de nostalgia que nos evoca un tiempo perdido en la historia de Nagasaki, la fresca brisa de finales de primavera, que dará la bienvenida a la calidez del verano, nos invita a caminar por las empedradas calles de La Cuesta de los Holandeses. Durante más de dos siglos, la presencia extranjera en Japón dejó huella en cada piedra del camino en su diario transitar.
¿Dónde se encuentra la Cuesta de Los Holandeses?
La Cuesta de los Holandeses se encuentra al principio y al final de una larga avenida llamada Oranda-Zaka Dori, que se extiende a lo largo de la colonia de Higashiyamate donde, a paso relajado, y a la sombra de las altas bardas de piedra que rodean las laderas de la montaña, podrá disfrutar de un recorrido inusual con un aire de añoranza por una época donde los extranjeros hicieron historia.
Nagasaki: ciudad de extranjeros
En la época de Sakoku, Dejima fue el único puerto nipón con acceso al extranjero durante más de 200 años. Gracias a Dejima, Nagasaki fue un puerto que dio la bienvenida por primera vez a personas de diferentes países, religiones y culturas, dejando en herencia a las nuevas generaciones una gran afabilidad y respeto por los extranjeros.
Tras la apertura de Japón al mundo y comenzando su modernización, mientras en otras áreas del país los extranjeros eran llamados Gaijin (“persona de fuera”), en Nagasaki se les continuó llamando, amigablemente, Horanda San (Holandés), como costumbre heredada de la época en la que los únicos extranjeros eran los miembros de la Compañía Holandesa del Este de la India, residentes en Dejima.
La cuesta de los holandeses ganó su fama al ser el acceso más usado por los residentes extranjeros que se dirigían a misa en la Iglesia Católica de Oura; la zona residencial que concentraba muchas de las embajadas.
Cuesta de los Holandeses: puntos de interés
Caminando cuesta arriba, el camino toma una curva separando tres accesos. Por el primero se puede apreciar la vista de un arco que da acceso a la residencia No. 13 y una pequeña pendiente que da acceso a la residencia No. 12. Estas fueron utilizadas antiguamente como embajadas o consulados extranjeros en distintas ocasiones.
Si sigue ligeramente hacia la izquierda (siguiendo la ruta del taxi que se aprecia en la fotografía), llegará al área de los edificios históricos del centro de preservación de Higashiyamate y el Centro de Intercambio Cultural Chikiukan, donde podrá disfrutar de algún refrigerio o alguna de las muchas bebidas y postres internacionales de su menú.
Como consejo, comparto un atajo que normalmente toman los jóvenes japoneses en sus viajes de estudio por la ciudad. Si quieren llegar con rapidez al área del Museo Histórico de China, en vez de tomar el camino cuesta arriba, tomen las escaleras hacia la derecha.
Las escaleras acortarán el terreno hacia un callejón que desemboca en la calle donde se encuentra el museo. Para que no se desorienten al salir por el callejón, podrán ver un edificio del mismo estilo de los edificios históricos de Higashiyamate.
Una vez hayan salido del callejón, sigan por la calle de enfrente. Desde la esquina podrán distinguir, en la lejanía, sobre el lado izquierdo de la acera, el distintivo techo y muros de ladrillo rojo del Museo Histórico de China y Templo Confucionista.
Cómo llegar a la Cuesta de los Holandeses
Para encontrar la Cuesta de los Holandeses desde la estación central de Nagasaki, coja el tranvía #1 (Línea Azul) con dirección a Shokakuji-shita y bájese cuatro estaciones después en Tsukimachi. Antes de bajar, pida al conductor «Norikae-ken, Kudasai» que significa “billete de transbordo, por favor”. Una vez haya recibido su billete, cruce la calle para cambiar de andén y aborde el tren #5 (Línea Verde). Bájese en la estación de Shimimbyoin, camine como se indica en el mapa para encontrar la característica cuesta empedrada. El billete cuesta 120 yenes incluyendo el cambio de línea.
En el mapa se encuentra marcado el recorrido de la Calle de los Holandeses. Para volver a la estación central, si se encuentra cerca de Higashiyamate Chikiukan, baje la cuesta empedrada y, cuando llegue a la calle, siga la señalización hasta la parada del tranvía Ishibashi. Es una caminata de unos dos minutos.
Hablar de Nagasaki es hablar de cuestas y laderas pues, a pesar de ser un puerto, se encuentra entre montañas, regalándonos muchas vistas panorámicas muy hermosas y la ocasión de hacer ejercicio físico. ¡No se pierda la oportunidad de disfrutar de esta fresca caminata! Pues, sin importar la estación o el clima, es un placentero recorrido por la historia de Nagasaki que ¡no cuesta nada!.
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