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Narita: disfruta de esta ciudad antes de irte de Japón

Chiba Naturaleza Naturaleza y aire libre Prefecturas Templos y Santuarios

Ir al aeropuerto de Narita puede ser un momento estresante: maletas pesadas, trenes llenos, madrugones para llegar con tiempo, los nervios de no perder el vuelo y ese inevitable nudo en el corazón por dejar atrás Japón.

Pero, ¿y si te dijera que ese último trayecto puede ser agradable e interesante? El aeropuerto de Narita en la prefectura de Chiba, recibe su nombre de la ciudad homónima, situada a solo 15 minutos en tren. Y no, la ciudad de Narita no nació con el aeropuerto. De hecho, tiene una personalidad propia que muchos viajeros desconocen.

Cada vez que regreso a España desde el Aeropuerto de Narita, sigo un ritual: reservo una noche en un hotel cercano a la estación de Narita y disfruto de mi último día allí. Y la verdad, el estrés del vuelo se reduce tanto que siento que mis viajes han mejorado considerablemente (y eso que soy una persona muy nerviosa y lo paso fatal volando).

Déjame contarte cómo aprovechar Narita en tu último día en Japón y darte algunos consejos si te animas a seguir mi ejemplo.

Una mañana por Narita: una calle, un templo y un jardín

Sí, con estos tres elementos tendrás horas de entretenimiento en tu último día en Japón. Al llegar, te recomiendo dejar tu maleta en el hotel para moverte con más comodidad. Y ahora sí, comenzamos el recorrido.

La calle Omotesando

Empezamos paseando por la zona de Kamicho, donde encontrarás estatuas de los doce signos del zodiaco chino. A ambos lados de la calle hay tiendas de productos japoneses y dulces tradicionales. Esta calle desemboca en Omotesando, una calle del periodo Edo llena de tiendas de comida japonesa para llevar, artesanos y restaurantes especializados en unagi (anguila a la parrilla), un plato tradicional que se solía ofrecer a los peregrinos tras visitar el templo Naritasan.

Es un lugar ideal para los amantes de la fotografía, ya que la calle está en pendiente y permite capturar imágenes muy estéticas. Nada que envidiar a Kioto o Kanazawa: Omotesando es un ejemplo encantador del Japón de antaño.

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El templo Naritasan Shinshoji

Al final de la calle se encuentra el templo Naritasan Shinshoji, un lugar con más de 1000 años de antigüedad operado por la secta budista Shingon. Es un templo muy frecuentado durante el Hatsumode (la primera visita del año en un templo) u otras celebraciones religiosas. 

El complejo recibe a los visitantes con la puerta Somon, hecha de madera de zelkova y decorada con grabados. Lo que más me impresiona de este templo es su tamaño, así como sus múltiples salones donde se pueden comprar omamori (amuletos), pedir un goshuin (sello del templo) e incluso participar en experiencias como copiar sutras.

Tras subir una pequeña escalinata, llegarás a la puerta Niomon, junto a la cual hay un estanque con una roca en forma de tortuga. Se dice que si lanzas una moneda y esta se queda en su caparazón, tendrás buena suerte. Además, cerca de la entrada principal, hay un pequeño recinto donde varias tortugas descansan plácidamente al sol.

Al subir otro tramo de escaleras, llegarás al Gran Salón Principal, donde se celebran rituales diarios, y a una hermosa pagoda de tres pisos. El recinto tiene varios edificios más que merece la pena explorar. Escribiendo este artículo, descubrí que también se ofrecen visitas guiadas gratuitas en inglés. Así que creo que ya tengo plan para la próxima vez que regrese a España desde aquí.

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El parque Naritasan

Y por si no fuera suficiente, detrás del templo se encuentra el parque Naritasan, un extenso espacio verde en el corazón de la ciudad. Creado durante la era Meiji, este parque es un lugar hermoso en cualquier época del año. Lo he visitado en primavera y es un sitio ideal para relajarse. Dicen que en febrero, durante la floración de los ciruelos, y en otoño, por el follaje rojo y dorado, está especialmente bonito. 

El parque cuenta con tres estanques, muchas escaleras, y hasta una cascada llamada Yuhi, réplica de una original de la prefectura de Tochigi. También encontrarás la Torre de la Paz, un edificio que simboliza las enseñanzas del budismo esotérico Shingon.

  • Naritasan Park


    establishment, park, place_of_worship
  • 1 Narita, Chiba 286-0023, Japan
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¿Cómo llegar a Narita?

Es importante no confundir el Aeropuerto de Narita con la ciudad de Narita, ya que no todos los trenes que van al aeropuerto hacen parada en la ciudad.

El Skyliner o el Narita Express no paran en Narita ciudad, así que estas son las alternativas:

  • Línea Keisei: desde estaciones como Nippori o Ueno, hasta la estación de Keisei-Narita.
  • Línea JR Sobu: desde Asakusabashi o Tokyo Station, hasta la estación de Narita (incluido en el JR Pass).
  • Línea JR Joban → Narita Line: desde Nippori o Kita-Senju, hasta la estación de Narita (incluido en el JR Pass).

Te recomiendo consultar Google Maps en el momento de tu partida para ver la mejor opción según la hora del día y tu ubicación.

El atardecer en Narita

Después de un gran día explorando Narita, el sol comienza a ponerse. Te recomiendo salir del parque antes del anochecer, ya que no hay alumbrado público. Aún así, puedes seguir paseando por los alrededores del templo, aunque esté cerrado, o por la calle Omotesando. Esta zona no es tan turística como Asakusa en Tokio o Gion en Kioto, pero por la mañana suele haber bastante movimiento. Por la tarde, en cambio, se transforma en un remanso de paz.

Recuerdo caminar por allí cuando todo estaba cerrado, sin una sola alma en la calle, reflexionando sobre la vida. Fue un momento de introspección y agradecimiento. Creo que todos deberíamos regalarnos un instante así en nuestras agitadas vidas, donde pocas veces podemos pulsar el botón de “pausa”. Pero en Narita, sí se puede. Y es justo lo que uno necesita antes de cruzar medio mundo tras un viaje inolvidable por Japón.