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El turismo sostenible, el impacto social o la preservación de la cultura y el legado son aspectos cruciales de los viajes de hoy en día. A medida que exploramos nuevos destinos y experimentamos culturas diferentes, es importante tener en cuenta el impacto que vamos dejando en los lugares que visitamos. Con la reapertura de las fronteras de Japón y el potente retorno del turismo, la necesidad de reflexionar sobre estos valores es primordial para fomentar el desarrollo del turismo sostenible, tratando de minimizar los impactos negativos sobre el medio ambiente a la vez que apoyamos a las comunidades locales.

Bajo este contexto, Tokyo and Around Tokyo ha estado promocionando, a través de las redes sociales, aquellos destinos extraordinarios, dentro y alrededor de la capital japonesa, que encarnan estos valores y aportan nuevas perspectivas para los viajeros a Japón. He aquí una selección de cuatro destinos correspondientes a las prefecturas de Saitama, Chiba, Tokio y Kanagawa, respectivamente.

Lo mejor de todo es que los visitantes que viajen desde Tokio pueden acceder a estos lugares con los pases de descuento que ofrece Japan Rail (JR), lo que hace que el viaje sea rápido y cómodo.

Fueki Shoyu: la preservación de Los procesos tradicionales de elaboración de salsa de soja en la prefectura de Saitama

Fueki Shoyu es una empresa productora de salsa de soja con 230 años de antigüedad situada cerca de Kawagoe, el encantador Pequeño Edo de Saitama. Orgullosos de seguir los métodos tradicionales de elaboración para crear un producto de máxima calidad, utilizan solamente granos de soja enteros, trigo y sal secada al sol, todo cuidadosamente seleccionado. Naturalmente, es un proceso artesanal que no puede apresurarse: su salsa de soja se fermenta lentamente en grandes tanques de cedro durante uno o dos años, produciendo un intenso aroma y una suavidad que la han distinguido a lo largo de generaciones. Los visitantes pueden aprender sobre este proceso de elaboración artesanal en el Parque de la Salsa de Soja Kinbue, un proyecto conmemorativo inaugurado en noviembre de 2019 para celebrar el aniversario de la empresa.

Kichigoro Fueki, la duodécima generación al frente de Fueki Soy Sauce, es el encargado las visitas guiadas. Defendiendo su producto como nadie, su pasión por explicar cada paso de la elaboración es realmente contagiosa y, francamente, parte del disfrute de la visita. No es de extrañar que las salsas de soja oscuras de la empresa, Kinbue Shoyu y Kinbue Marudaimame Shoyu, hayan sido bien recibidas a lo largo de los años. La salsa de soja reducida en sodio Kinbue, que utiliza una tecnología única para reducir la sal en un 50% manteniendo el sabor original, y la salsa de soja pre-fermentada Kinpue, que pasa dos rondas de preparación, también han ganado popularidad en los últimos años. Sin embargo, que un establecimiento tenga una larga tradición no significa que el éxito venga rodado.

El éxito de Fueki Shoyu es también la historia de la resistencia y el duro trabajo de Kichigoro Fueki. Su padre, el undécimo cabeza de familia, murió repentinamente cuando Kichigoro estaba en el instituto y aún no estaba preparado para hacerse cargo del negocio familiar, por lo que su tío se convirtió en el presidente, enfrentándose a las duras condiciones del mercado en aquel momento. Kichigoro se convirtió en presidente en 2017 tras el fallecimiento de su tío. Asumió el nombre de Kichigoro XII al terminar «Shin Oke Hatsushibori», una salsa de soja artesanal especial elaborada en un nuevo barril, que preparó en 2018 por primera vez en medio siglo. Es plenamente consciente de que no puede arriesgar la calidad del producto y, en un contexto de mercado global, el aumento de la popularidad de los ingredientes japoneses es también una oportunidad para hacerse notar como ingrediente gourmet a mayor escala.

Museo Folclórico de la Ciudad de Urayasu: manteniendo viva la historia de la prefectura de Chiba

A orillas de la bahía de Tokio, Urayasu (浦安市) es una pequeña ciudad conocida sobre todo por uno de los parques temáticos más populares de Japón. Pero más allá del brillo de aquel imperio del entretenimiento, se esconde una rica historia que narra los humildes orígenes de la ciudad. Este pequeño pueblo se constituyó como aldea pesquera en 1889 y pasó de tener una población de menos de 6.000 habitantes que vivían y trabajaban en el desarrollo de las industrias pesqueras y de recolección de algas y en la modernización a convertirse en un próspero centro costero a finales de siglo.

hombre trabajando en tienda con barcos de pesca japoneses en japón

Durante la segunda mitad del siglo XX, Urayasu volvió a sufrir una transformación que reflejaba el Japón moderno. Las zonas de pesca se convirtieron en terrenos arrebatados al mar, y las rutas de ferry que conectaban Urayasu con Tokio fueron sustituidas por ferrocarriles y autopistas. A pesar de las transformaciones, el Museo Folclórico de la Ciudad de Urayasu (浦安市郷土博物館) recuerda la antigua comunidad pesquera y brinda la oportunidad de transportar los visitantes a un mundo de una época pasada. El museo ofrece experiencias de aprendizaje y talleres para que los visitantes experimenten el patrimonio de la ciudad. Pero su elemento más destacado es una recreación al aire libre de la antigua ciudad pesquera tal y como era en 1952, que invita a los visitantes a caminar por las calles de conchas marinas, pasear por los viejos edificios de madera y sumergirse en una viva réplica del antiguo Japón.

El ichibandori, la calle principal de la antigua Urayasu, cuenta con una pescadería, una tienda de tofu y un restaurante de tempura. No se trata de una mera simulación: todos ellos son negocios que existieron antaño en Urayasu. En el interior de los edificios principales, las exposiciones permiten a los viajeros comprender cómo era la vida cotidiana en la antigua Urayasu. Los visitantes pueden ver modelos de barcos de pesca y las herramientas utilizadas para fabricarlos, así como el equipo empleado para recoger alimentos del mar y prepararlos para el consumo.

El museo también alberga los bienes culturales de Urayasu, como el estanco, una casa de pescadores y una casa Nagaya, precursora de los modernos edificios de apartamentos urbanos. Después de visitar el museo, los visitantes pueden ir a comer al Café Restaurante Sutenpare, que ofrece platos a base de almejas, incluido su plato estrella, el arroz con almejas (asari meshi). El restaurante también ha sido designado como un establecimiento que fomenta la integración laboral, empleando y dando formación a trabajadores discapacitados. A pesar de la transformación de Urayasu, el Museo Folclórico de la Ciudad de Urayasu sigue siendo una joya oculta de la antigüedad situada dentro de la expansión urbana de Tokio, que ofrece a los visitantes una visión del pasado y el rico patrimonio cultural de Japón.

Avatar Robot Café DAWN ver.β: Tecnología robótica con el toque más humano en Tokio

Me encuentro en el corazón del bullicioso distrito Nihonbashi de Tokio, y un pequeño robot me saluda alegremente con mi nombre en la pantalla de una tablet. He llegado al Avatar Robot Café DAWN ver.β, donde he reservado un asiento OriHime para ser totalmente atendida por simpáticos robots. El proceso no difiere en absoluto de una cafetería o restaurante normal. Tras sentarme en mi mesa, otro robot me explica las opciones de menú disponibles que puedo elegir yo misma desde una tablet. Mientras tanto, mantenemos una agradable conversación y todo parece igual de delicioso, así que le pido recomendaciones a mi robot camarero.

Mientras espero mi pedido, seguimos charlando de cosas varias. Al mismo momento, otro robot se me acerca para traerme agua y unirse a la divertida conversación para hacerse una foto juntos. Como española que soy, estas interacciones casuales entre desconocidos se me antojan lo mejor de este lugar. Porque a decir verdad, en realidad no he cruzado ni una palabra con ninguna máquina en toda mi estancia. He estado interactuando con personas todo el tiempo, los pilotos humanos que controlan estos robots a distancia.

Durante décadas, Japón ha tenido una relación especial con los robots. Son un elemento básico de algunas de las obras más reconocibles de la ficción y la cultura pop japonesas. Japón es famoso por tener el mayor número de robots en la industria manufacturera. Pero en los últimos años, la robótica y la automatización han adquirido una reputación más ambivalente, con temores de pérdida de empleo y desplazamiento social. Por eso es tan extraordinario el Avatar Robot Café. En este caso, los robots no sustituyen a los humanos, sino que ayudan a las personas con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) u otras discapacidades a superar la brecha funcional social. La cafetería emplea a personas con discapacidad y utiliza robots avatar, modelos OriHime y OriHime-D, que les permiten trabajar a distancia.

Pero no se trata solamente de productividad o de crear puestos de trabajo para discapacitados. Esta cafetería ofrece un espacio divertido e informal para que las personas interactúen entre sí. Así se genera un entorno integrador en el que se fomenta la charla y la interacción entre clientes y las personas que controlan robots mientras disfrutan de una deliciosa comida o de una relajante pausa para el café. Es una forma fascinante de utilizar la tecnología para derribar barreras y crear una sociedad más integradora.

Le pregunté a mi camarero, que trabaja a distancia desde Okayama, qué era lo mejor de su trabajo. Me explicó que lleva trabajando cerca de un año y que hablar con varias personas era realmente agradable. En este café las limitaciones físicas son superadas gracias a la tecnología, y personas de toda condición pueden reunirse y disfrutar de la compañía de los demás. Al cabo de un rato, tuvo que dejarme porque tenía que atender a otros clientes, así que nos separamos, pero no sin antes prometerle que volveré con amigos.

Jardín Sankeien: El legado cultural intemporal de la prefectura de Kanagawa

En Japón no andan escasos de asombrosos jardines japoneses. Sin embargo, una vez dentro del Jardín Sankeien (三溪園), se percibe algo diferente. Es un tranquilo y armonioso parque, lejos de la grandiosidad que uno atribuiría a un lugar aparentemente construido para exhibir la vasta riqueza de su propietario y diseñador. Un propietario dedicado al comercio de la seda que, en este caso, llegó incluso a reubicar edificios históricos de otras regiones como Kioto o Gifu. Pero una mirada más detenida a la historia del jardín revela un fascinante relato sobre su fundador, Hara Sankei (原三溪, 1868-1939). Este adinerado hombre de negocios y mecenas de artistas emergentes, creó un jardín famoso por su belleza y sus esfuerzos por preservar el patrimonio cultural. Lo sorprendente es que su cometido no se tratase simplemente del disfrute privado, sino de compartir este valioso patrimonio cultural con el público en general.

Se trata de un inmenso espacio de 175.000 metros cuadrados que cuenta con 17 edificios, diez de ellos designados importantes bienes culturales por Japón. La propia residencia del señor Hara estaba situada en estos mismos terrenos, pero la zona residencial se mantuvo privada, mientras que los jardines exteriores se abrieron gratuitamente al público en 1906 (aunque el jardín entero no se terminaría hasta 1922). No tardó nada en convertirse en un popular lugar de ocio para los lugareños, y en una ciudad conocida por recibir una fuerte influencia de la cultura occidental, Sankeien era un gran bastión de la belleza tradicional japonesa.

Rinshunkaku, la antigua villa Iwade Goten de la rama Kii de la familia Tokugawa.

Sankeien era también un centro de cultivo de la alta cultura. Kakushokaku, la residencia privada de Hara, no solo era un hogar familiar, sino también un lugar donde este mercader exponía sus numerosas obras de arte y celebraba eventos para los artistas de vanguardia de la época. Shofukaku, un edificio sobre el jardín cercano a la pagoda, es donde Rabindranath Tagore, poeta, escritor y reformador social indio y primer asiático galardonado con el Premio Nobel de Literatura, pasó dos meses y medio en 1916 y compuso su libro de poemas Stray Birds.

Aunque este jardín sufrió daños a causa del Gran Terremoto de Kanto en 1923 y la Segunda Guerra Mundial, finalmente fue donado a Yokohama en 1953. Tras cinco años de trabajos de restauración, el jardín volvió a abrir sus puertas al público en 1958. Sankeien es un testimonio del legado de Hara y un lugar para el esparcimiento del público, al tiempo que estimula el apetito creativo de muchos artistas con los que se relacionó.

Utiliza el JR Pass para ahorrar dinero en tu viaje

Puedes llegar a estos destinos y muchos más de la zona de Kanto y alrededores utilizando los trenes JR. Si tienes previsto viajar fuera del área de Tokio en transporte público, considera la posibilidad de utilizar estos abonos de transporte con descuento para ahorrar dinero durante tu viaje a Japón.

Para viajar por Saitama, Chiba, Tokio y Kanagawa, puedes usar el JR TOKYO Wide Pass, con tres días de viajes ilimitados en muchas líneas de tren de la zona. Ten en cuenta que este pase puede ser utilizado tanto por titulares de pasaportes extranjeros residentes en Japón como por visitantes extranjeros.

Cada uno de estos sitios representa un reconocimiento de la importancia histórica y cultural de los lugares que visitamos, y un trabajo constante para preservar su legado o crear un futuro mejor. Son un tipo de lugares que marcan la diferencia. Cuando tú tomas la decisión consciente de visitarlos, también ayudas a sus comunidades locales a seguir teniendo un impacto positivo, y te sentirás satisfecho de haber llegado más allá de la superficie y haber fomentado conexiones genuinas como parte de tu viaje.

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Si te parecen interesantes y únicos estos destinos, los encontrarás todos y muchos más en las redes sociales de Tokyo And Around Tokyo. Sigue su Facebook e Instagram para explorar las infinitas posibilidades del turismo sostenible y mucho más.

Patrocinado por Tokyo & Around Tokyo Promotion Council
Traducido por Maria Peñascal Felís

Toshiko Sakurai

Toshiko Sakurai

Disparo (¡con mi cámara!), luego existo. Pinto con luz y junto letras como buenamente puedo. Llegué a Tokio desde Barcelona en otoño de 2017 y desde entonces me dedico a capturar rincones de la ciudad a bordo de mi bicicleta. Cuando no llevo la cámara encima, acostumbro desafiar la ortodoxia culinaria mezclando estilos de todos los lugares donde he vivido.