Entrar en un túnel desordenado, lleno de confesiones, humor absurdo y dolor existencial al mismo tiempo. No se me ocurre explicar de otra manera lo que supuso mi primera incursión al mundo de Osamu Dazai (1909-1948), arrastrada de la mano de Indigno de ser humano, la novela que lo convirtió en un mito. Es fácil suponer que para muchos otros este también es el punto de partida, tratándose de su obra más celebrada.
Mi andadura por este mundo fascinante me llevó hacia todo lo que pasaba por la cabeza de una adolescente neurótica por un día en Colegiala y por el amargo camino a la perdición de una familia aristócrata venida a menos en el Japón de la posguerra en El Ocaso. Retratos de sociedad que revelan oscuridad y desconcierto intemporal hasta el punto que aún parece vigente en los tiempos que corren.
Recientemente, he tenido entre mis manos Retrograde, un volumen de relatos cortos escritos en su juventud y traducidos por primera vez al inglés por la traductora y poetisa Leo Elizabeth Takada, y editados por One Piece Books. Son piezas que ofrecen una mirada distinta, a la vez que permiten vislumbrar la génesis de lo que sería la obra posterior de Dazai. Un itinerario invertido que me lleva a replantearme el orden de lectura: ¿conviene empezar por el golpe de la obra cumbre o por estas páginas que revelan al autor en formación?
Dazai, entre lo sublime y lo ridículo
Estos tres relatos, escritos en su juventud, muestran al autor en plena búsqueda. Aquí asoman el estudiante irónico, el joven amante desesperado y la nostalgia de una persona mayor mirando atrás, pero sin la amarga densidad de su última novela. El primer relato, Retrograde, da nombre al libro y es un torrente agridulce que sigue los pasos en reverso, desde el lecho de muerte hasta la agitada juventud del protagonista. Un relato que le valió el posicionamiento entre las jóvenes promesas literarias a pesar de no lograr llevarse el premio Akutagawa al cual optaba. Das Gemeine es el retrato mordaz, absurdo y cómicamente autoreferencial de un estudiante universitario de literatura y un músico acomodado y vividor. Blossom-Leaves and the Spirit Whistle relata los trágicos recuerdos de una anciana acerca de su joven hermana, con una delicada reflexión sobre la muerte y la belleza de lo efímero.
La ligereza con que Dazai mezcla lo grotesco y lo íntimo es una de las formas en las que te atrapa en un espejo incómodo al que, sin embargo, no puedes dejar de mirar. Sus narradores se mofan de sus fracasos con descaro, se llaman ladrones o bufones, se meten en líos y se ridiculizan con frases que suenan a esperpento. El patetismo, lejos de ser un lastre, se convierte en una herramienta humorística que provoca risas incómodas. Pero a veces también te desarma, mostrándote que en lo patético también hay belleza. Dazai nos hace partícipes de su mundo y sus pensamientos, y nos invita a reírnos con él mientras desnuda sus imperfecciones sin pudor.
Redescubriendo a Dazai
Si Indigno de ser humano es una confesión devastadora, estos relatos funcionan como apuntes que dibujan su universo emocional con menos carga y más ironía. Encontramos aquí el germen de la alienación, la máscara del payaso, relaciones truncadas y atracción por el fracaso. El propio autor asoma entre líneas en Das Gemeine, parodiándose con la más absoluta irreverencia; su personaje habla con amargura y sarcasmo, mientras otra voz parece verse consumida por recuerdos. Estas piezas amplían la lectura de su novela estrella: aportan matices, explican su afición a mezclar vida y literatura, y dejan al lector con la sensación de haber visto al autor en su taller. Al finalizar se entiende mejor al Dazai posterior.
Este encuentro con un Dazai más joven me ha hecho cuestionar la ruta que hubiera sugerido en otras circunstancias. Siempre había visto Indigno de ser humano como la puerta inevitable: es su obra más conocida y, en su ferocidad, deja una huella inolvidable. Ahora, tras leer Retrograde, pienso en cómo habría sido leer primero estas historias: quizá hubiera entendido mejor la evolución del autor, su humor, su sensibilidad, antes de enfrentar la profundidad del abismo.
No puedo evitar establecer paralelismos con Crónica de una muerte anunciada desde el momento que conocemos la biografía del autor y sabemos dónde acaba el camino, pero el proceso de llegar cobra interés. Sugiero al lector que decida según su temperamento: si busca la conmoción, que abra de inmediato la novela; si prefiere una aproximación más suave, con espacio para reír y respirar, Retrograde puede ser un preludio ideal. En cualquier caso, ambas lecturas se complementan y dialogan entre sí.
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