Patrocinado por la ciudad de Yamakoshi
Cuando uno piensa en la palabra ‘toreo’ no siempre se le vienen a la cabeza imágenes bonitas. Algunos nos imaginamos escenas sangrientas en las que se utiliza a los animales para el entretenimiento de los humanos. Con esta idea en la cabeza, me acerqué a Yamakoshi (una villa que posee una larga tradición de toreo tsunotsuki) con cierto nerviosismo, tratando de expandir mis horizontes a pesar de mi aprensión hacia esta actividad. Sin embargo, en seguida descubrí que el toreo de Yamakoshi nada tiene que ver con el toreo convencional. De hecho, posiblemente sea uno de los espectáculos que mejor trata a sus animales.
El tsunotsuki se rige por los principios básicos de la religión Shinto; una de las principales religiones de Japón, que tiene como precepto base la armonía entre los humanos y la naturaleza que los rodea. Esta tradición se originó en el periodo Heian, era en la que se trataba a los toros con una veneración espiritual en agradecimiento por su colaboración en las tareas agrícolas, ya que estos animales eran los encargados de arar la tierra.
El tsunotsuki se desarrolló a lo largo de más de mil años, cuando el consumo de carne (de res, en concreto) era todavía un tabú. De hecho, el gobierno impuso un decreto que prohibía el consumo de este producto, ley que estuvo en vigor durante la mayor parte del periodo Heian. En aquella época los toros vivían en la puerta de casa y se los atendía como si fueran miembros de la familia. La lucha entre estos animales, que tienden a pelearse constantemente en libertad, tenía un significado de desahogo en el ritual nipón.
Esta tradición sigue existiendo a día de hoy. Aunque carece del matiz espiritual de antaño, los animales siguen recibiendo el mismo trato respetuoso de siempre. Los ‘árbitros’ (conocidos como seko) siguen de cerca las peleas para asegurarse de que la lucha sea siempre segura y los toros no sufran daños físicos. Los seko suelen ser agricultores de la zona que crían a los toros además de mantener sus cultivos. Por lo general suele haber unos 15 árbitros, que son los que hacen de estos combates un espectáculo digno de presenciar (quizá más por las personas que en ellas participan que por los propios toros).
Tildar el tsunotsuki de ‘lucha’ es un tanto inapropiado, puesto que en este espectáculo no hay, necesariamente, vencedores ni vencidos. Es una competición ideada para mostrar la fuerza y la resistencia del animal. Los toros carecen de cornamenta y lo que hacen es empujarse mutuamente por el ring hasta que uno se acaba cansando. Cuando esto pasa, el seko los separa y los saca del escenario mediante el uso de cuerdas que se atan alrededor del morro y patas traseras del animal. Finalmente los toros dan una vuelta al ruedo al tiempo que los asistentes aplauden su enorme esfuerzo. En esta práctica nunca se mata a los animales. Es más: si uno de los toros resulta herido, el seko paraliza inmediatamente el combate y se pone a rezar (otra práctica típica del Shinto).
Este deporte comparte algunos elementos con el sumo, algo que se hace evidente al conocer a los participantes de este curioso deporte. Los toros llevan adornos similares a los de los luchadores de sumo, y también poseen una gran corpulencia al tiempo que mantienen una apariencia amable y bondadosa. Otro factor que tienen en común es la temporada de combates y sus nombres. El toro de la foto de arriba se llama Ryouma, y es de lo más dócil que te puedas imaginar. No llegué a verlo participar en un combate de tsunotsuki, pero pude sacarlo a pasear por uno de los caminos cercanos al establo. Cerca de allí nos encontramos una colina sobre la que hay un estadio de cemento para realizar esta actividad que es un espectáculo en si mismo, y es que se trata de un coliseo rodeado de la densa vegetación del bosque que lo rodea.
Al comienzo del combate el seko realiza una oración con la intención de ‘limpiar’ el estadio con la ayuda de un poco de sal. A continuación le ofrece un trago de sake a cada uno de los ayudantes. Un combate típico de tsunotsuki dura unas 3 horas, a lo largo de las cuales se llevan a cabo unas 15 peleas de toros ‘pesos ligero’ y ‘pesos pesados’.
Al igual que ocurre en cualquier otro festival de Japón, en estos combates abundan los puestos de comida. Los asistentes pueden disfrutar de un suculento bento entre combate y combate.
Tsunotsuki es un testigo claro de la resistencia y la valentía tanto de los toros como de los seko; características propias de la religión Shinto. Se requieren unos nervios de acero para poder presenciar a los seko tirando de los animales, pero es una actividad a la que merece la pena apuntarse en cualquier viaje por Yamakoshi en época de combates. El precio de las entradas es de 2000 yenes para adultos y 1000 yenes para niños.
Por lo general, solo se celebran de 10 a 12 combates tsunosuki en Yamakoshi al año. En ocasiones los toros también se acercan hasta el municipio de Ojiya y otras ciudades del área de Nagaoka. Se puede consultar información al respecto en la página web de la ciudad de Nagaoka (en japonés).
Traducción de Virginia