Nachi es uno de los destinos más espectaculares de todo Japón y, sin duda, mi favorito. Se trata de un complejo religioso compuesto por un santuario, un templo, una pagoda de tres pisos y otros edificios. Su espectacular localización, muy cerca de una de las cascadas más altas de Japón, hacen de Seiganto-ji un destino perfecto para los amantes de la cultura y la naturaleza.
Seiganto-ji: un templo con mucha historia
La preciosa arquitectura del complejo religioso, denominada Seiganto-ji, es el resultado de una mezcla perfecta de elementos Shinto y Budista, religiones que solían compartir terreno hace siglos, pero que fueron luego separadas por ley. El templo fue construido como ofrenda a los dioses cerca de la cascada, que era ya objeto de veneración siglos antes. Hoy en día sigue siendo una visita fundamental como parte de la ruta Kumano Kodo.
Acceso a Nachi, su cascada y su templo
El acceso al complejo requiere de tiempo y paciencia. Al estar construido en su totalidad en lo alto de un monte, todo el camino es cuesta arriba, y puede llevar horas llegar hasta allí. Yo llegué a Seiganto-ji siguiendo la ruta Kumano Sankeimichi Kohechi, poco antes de llegar a Tafuke Oji (el último santuario antes de llegar a la zona sagrada de Nachi). El sendero atraviesa un denso bosque que es, en sí mismo, una maravilla digna de una visita. La enorme escalinata de piedra que recorre el valle desde su base en Tafuke Oji hasta el templo recibe el nombre de Daimon-zaka, de 600 metros de longitud y con un total de 267 escalones. Además de una infinidad de árboles, en tu camino te encontrarás numerosas ofrendas depositadas allí por otros paseantes y algún que otro pequeño altar o tótem.
La escalinata da acceso a un pequeño pueblo lleno de restaurantes y tiendas tradicionales donde poder pararse a comer algo para reponer fuerzas. A lo lejos se puede ver perfectamente la cascada, aunque no el templo. Para llegar al santuario hace falta seguir subiendo; la pendiente en este punto es cada vez más pronunciada y muy difícil de ‘escalar’. A mitad de camino, un trabajador de la zona se ofreció a llevarme hasta el templo en coche, ahorrándome una buena hora de caminata a 36º C. Los turistas en Nachi son bien recibidos, y la gente de la zona está siempre dispuesta a ayudar.
Una vez en el templo, tras una ruta que suele llevar como mínimo dos o tres horas completar, las vistas te dejan sin respiración . El santuario principal, de origen Shinto, destaca por sus colores, rojo pasión y negro, con elegantes toques dorados. Desde esta posición se tiene una vista privilegiada del templo Budista Seiganto-ji y su increíble pagoda, con la cascada al fondo, rodeado de vegetación en todas las épocas del año. Esta imagen es exactamente lo que uno tiene en mente cuando piensa en Japón. Ambos complejos están muy cerca el uno del otro, pero el acceso al templo Seiganto-ji requiere de un esfuerzo extra.
Cascada Nachi, una de las más altas de Japón
La cascada Nachi, que, con 133 metros de altura, es una de las más altas y espectaculares de Japón, es también una visita indispensable, y cuenta con su propio santuario (aunque de menor tamaño que el anterior). A esta zona se accede mediante unas escaleras que dan paso a un recinto sagrado, donde se encuentra el santuario. La visita al santuario Hiro es gratuita, pero el acceso a la cascada cuesta 200 yenes. En esta zona hay también baños públicos gratuitos y merenderos donde podrás echar la tarde rodeado de un paisaje de ensueño.
En cualquier visita a Wakayama es indispensable pasarse por Nachi, quizá el paisaje más dramático y llamativo de todo Japón, y una imagen imposible de encontrar en las grandes urbes del país.
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