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Enoshima, esa pequeña y apreciada isla ubicada en la prefectura de Kanagawa, cerca de Kamakura, nos ofrece una gran variedad de actividades. No es de extrañar que sea uno de los destinos favoritos para los habitantes de Tokio, ya que queda a tan sólo una hora de la ciudad. Hace un tiempo ya visitamos la isla ¡pero nos quedamos con ganas de enseñaros más!

Mi viaje a Enoshima fue durante un día soleado de enero, perfecto para pasear y ver el Monte Fuji. Pero no quiero adelantarme a mi relato así que… ¡empecemos el recorrido!

La Enoshima Olímpica

Lo primero que visité al llegar fue un lugar atípico: Enoshima Yatcht Harbour (el puerto de Enoshima). Para llegar tienes que dirigirte a una calle hacia la izquierda antes de entrar por la calle comercial turística, ya que está ubicado cerca del puente de acceso a la isla.

¿Y porqué visité esa zona? ¡Porque va a formar parte de las Olimpiadas del 2020! Allí se van a realizar los deportes de vela y actualmente ya están las estructuras construidas, aunque, obviamente, el día que yo fui estaba aún todo vacío. Después de las Olimpiadas, toda esa zona se abrirá al público.

Aparte, esta zona es el puerto de la isla de Enoshima y tiene un paseo al lado del océano que me sorprendió gratamente: tranquilo, con muy poca gente y con un gran faro blanco, era perfecto para disfrutar del sol y de un paseo.

El pase de 1 día en Enoshima

Después de esto, me dirigí al interior de la isla para comprar el pase de 1 día, el ENO=PASS , que por 1000 yenes incluye el uso de las escaleras mecánicas (abiertas desde las 9am hasta las 19:05pm), la entrada al Samuel Cocking Garden, el Enoshima Sea Candle (observatorio) y la gruta Iwaya. Para mi sorpresa, ese día no pude obtenerlo porque las cuevas no estaban habilitadas. Así que compré un pase de 800 yenes que incluía una subida con escaleras, el acceso a los jardines y al mirador.

Las maravillosas vistas del Mt Fuji

Durante todo mi recorrido por Enoshima tuve la suerte de poder observar el Monte Fuji desde distintas zonas de la isla. Y es que Enoshima tiene una ubicación perfecta para poder ver el famoso volcán. Las mejores fechas para que el Monte Fuji salga de su escondite son entre noviembre y febrero. Eso sí, se tienen que dar las condiciones climáticas adecuadas: tiene que ser un día soleado, sin nubes y sin niebla.

Cuando programamos el viaje buscamos un día soleado. Y mirando la previsión, elegí el que me parecía más propicio a ver el Monte. Llegó el día, me dirigí hasta la isla con nervios e incertidumbre,… pero ya solamente cruzando el primer puente hacia Enoshima, ¡pude observar el Monte Fuji!

La belleza del mar en Chigogafuchi

Pude ver el Monte Fuji varias veces desde distintos puntos y cada vez me maravillaba más su elegancia. Pero, sin lugar a dudas, el mejor lugar para verlo fue en Chigogafuchi. Es una zona rocosa al lado de las grutas de Iwaya. Allí se puede pasear y observar las magníficas vistas. De hecho, yo estuve más de una hora sentada en las rocas, mirando el paisaje, tomando fotos, y, obviamente, disfrutando del Monte Fuji.

Además, si te gusta el mar, ¡no te pierdas esta magnífica zona para observarlo tranquilamente!

La excelente comida de Enoshima

Después de pasear por la isla, fui a comer en el restaurante Uomitei, famoso por su pescado fresco y su magnífica terraza con unas vistas espectaculares. Era el día perfecto para sentarse allí y comer delante del mar, pero los asientos estaban ocupados, así que me senté en el interior al lado de la ventana, en una zona tradicional con tatami, mesas bajas…¡y con vistas al Monte Fuji!

Uno de los platos más conocidos en Enoshima es el shirasudon. ¿Y que es? Consiste en un plato de pequeños peces transparentes (cuando están crudos) o blancos (cuando están cocidos) con arroz. Este es un plato típico de la Kamakura antigua. Pero en mi caso no pude elegir el plato con peces crudos, ya que desde enero hasta marzo no está permitido pescarlos para proteger su ecosistema y, por lo tanto, no se pueden comer frescos. Si visitas la isla desde Abril hasta otoño, ¡podrás comerlos!

 Así pues, elegí un Kamaage Shirasu Don, un shirasu con estos peces cocidos, y una Umi no Sachi no Salad, que consiste en una ensalada con distintos sashimis (pescado crudos), como por ejemplo atún. Esta última me sorprendió gratamente, por que en su interior albergaba muchos sabores combinados con el pescado, las verduras y las salsas.

Otros puntos de interés

Después de comer, ¡seguimos! En toda la isla hay una larga lista de otros puntos para disfrutar, como la Ryuren no kane (la campana del amor). Ubicada en la colina de los amantes, encima de la segunda cueva de Iwaya, es conocida entre las parejas de enamorados japonesas, ya que hay la leyenda de “La criada y el dragón de cinco cabezas”: se dice que este dragón vivía en el mar y se enamoró de una criada de Enoshima. Él era malo, pero mejoró sus modales para estar con ella. Así pues, dice la leyenda que las parejas que vayan hasta esta campana y la hagan sonar, nunca se van a separar. También es típico poner un candado con el nombre cerca de las vallas de la campana.

No podemos olvidar que esta isla tiene unos orígenes religiosos, así que es imprescindible visitar el santuario de Enonshima, construido originalmente en Iwaya en el año 552, repartidos en tres santuarios por toda la isla: Hetsunomiya, Okutsunomiya y Nakatsunomiya. Este es uno de los tres santuarios más conocidos de Japón que estén dedicados a la diosa del océano Benzaiten.

Finalmente, podemos visitar el jardín Samuel Cocking Garden y el mirador Sea Candle que voy a mencionar en otro artículo para profundizar mi experiencia allí y con la iluminación de invierno “The Jewel of Shonan”.

¿Cómo llegar a Enoshima?

La opción más sencilla desde Tokio es tomar la Odakyu Line desde la estación de Shinjuku, o la Tokaido Line desde la estación de Tokio y cambiar de trenes en la estación de Fujisawa con la Odakyu line.

En este artículo previo les explicamos los distintos trenes que podéis tomar en la zona.

Patrocinado por Fujisawa City Tourist Association

Maria Peñascal

Maria Peñascal

Cuando era una niña, soñaba con el país del sol naciente. Así pues, un día, decidí mudarme a Japón para experimentar el país de primera mano. Actualmente, vivo entre España y Japón, y estoy dispuesta a compartir su cultura a través de mi fotografía y escritura.

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