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El 6 de agosto de 1945 a las 8:15 de la mañana el abuelo de Yuki se encontraba en su oficina cuando vio por la ventana una intensa luz blanca, en ese entonces se arrojó al suelo y se cubrió con el escritorio. Segundos después, escuchó el tremendo sonido de la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima y arrasó con dos kilómetros a la redonda del hipocentro. 

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Al salir de su oficina completamente destruida, apenas podía reconocer las calles. Todo había sido devastado. Llegó hasta el lugar donde supuestamente estaba su casa y comenzó a gritar y llamar por su apellido, pero más de una decena de manos se alzaron entre los escombros pidiendo ayuda. No sabiendo quién podía llegar a ser un miembro de su familia, colocó a estas personas en carretillas o carros improvisados para trasladarlos a un hospital. Ni siquiera podía distinguir si las víctimas eran hombre o mujer por las tremendas quemaduras que padecían y, aunque intentó ayudarlos, ellos no lograron sobrevivir más de unas pocas horas. La suerte del abuelo de Yuki fue distinta, murió cuando su nieta tenía dos años de edad por los efectos de la radiación. Pero, afortunadamente, su esposa logró vivir para poder contar esta historia que hoy Yuki me transmitió.

Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima

 

 

Hiroshima y la bomba atómica

Aunque hayan pasado más de setenta años, estar en Hiroshima es un sentimiento extraño. No puedo dejar de pensar en el día en que estalló la bomba y en el sufrimiento de los que la padecieron que, en su gran mayoría, eran niños y mujeres. Esta fue la primera vez en la triste historia de la humanidad en que se lanzó una bomba atómica y, si bien el proyectil no estalló directamente en el suelo sino a casi 600 metros de altura, provocó una llamarada cegadora incendiando y arrasando con todo lo que había en un radio de dos kilómetros.

Parque Hiroshima Peace Memorial Park

 

Pero, ¿por qué Estados Unidos decidió lanzar la bomba atómica en Hiroshima? El llamado «Proyecto Manhattan» tenía como objetivo la fabricación de una bomba atómica. En sólo tres años lo terminaron y en julio de 1945, en el desierto de Nuevo Mexico, el gobierno de Truman realizó la primera prueba de un arma nuclear.

Estados Unidos quería usar la bomba atómica lo antes posible, básicamente para medir sus efectos reales y también para afianzar su dominio durante la post-guerra. Hiroshima era el blanco perfecto, ya que tenía una gran concentración de tropas y de instalaciones militares, y –aunque suene escalofriante- porque la topografía de la ciudad se adaptaba para observar la potencia destructiva de la bomba.

Cartel 'PEACE'

Cuando actualmente uno ve las noticias y se entera de que hubo un error al lanzar misiles que caen sobre hospitales, escuelas o casas de familias en regiones del Oriente Medio, piensa que son simplemente eso, «errores». Pero no, parece que también se confundían hace setenta años, porque la bomba que arrojaron sobre Hiroshima se desvió unos trescientos metros del objetivo principal, cayendo cerca de una escuela primaria.

Edificio A-Bomb Dome que sobrevivió a la bomba atómica en Hiroshima

 

Museo Conmemorativo de la Paz

En el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima pude aprender sobre estas cosas y mucho más. El museo es excelente, no sólo por su detallada explicación de los acontecimientos del 6 de agosto, sino porque, lejos de demostrar odio o rencor, emite constantemente un mensaje de paz y de «aprender de lo sucedido, para que no se repita». Yo, sin embargo, a medida que veía y aprendía más en detalle los sucesos relacionados con la bomba atómica, más impotencia sentía.

Muchas cosas me impresionaron del museo. Entre ellas las dos únicas fotos tomadas inmediatamente después de la bomba, que realizó un periodista llamado Yoshito Matsushige. Y por otro lado, el reloj de Kengo Nikawa, un transeúnte que nunca salía sin el regalo que su hijo le había ofrecido. Este reloj quedó congelado marcando las 8:15 horas. También se exponen los uniformes completamente destruidos de chicos que en ese momento se dirigían hacia la escuela, así como un pedazo de muro donde se puede ver la figura de una persona que estaba allí sentada en el momento de la explosión. Algunos de los objetos que se exponen en el museo son realmente desgarradores.

Hiroshima Peace Memorial Park

En el Parque de la Paz de Hiroshima está el monumento a Sadako Sasaki con miles de grullas de chicos de todo el mundo.

 

Mil grullas por la paz

En el museo de Hiroshima hay dos historias muy emotivas que se cuentan; la de un niño que andaba en su triciclo y murió la misma noche tras recibir graves quemaduras, y la de Sadako Sasaki, una chica que no tenía ningún síntoma después de la explosión de la bomba, pero años más tarde le diagnosticaron leucemia. En ese momento una amiga le comentó sobre una leyenda que, haciendo mil grullas de papel (origami), los dioses le concederían un deseo. Ella, con la esperanza de recuperarse, comenzó a realizar las figuras de papel, pero a medida que el tiempo pasaba su ilusión se achicaba y las hacía más pequeñas. Finalmente su deseo no se llegó a cumplir, antes de morir había hecho menos de setecientas grullas en papel, pero sus compañeros de escuela terminaron las que faltaban para completar las mil. Hoy, en el Parque de la Paz de Hiroshima está el monumento a Sadako Sasaki con miles de grullas de chicos de todo el mundo.Sadako Sasaki con miles de grullas en Hiroshima
La reflexión sobre Hiroshima y Nagasaki va a quedar siempre como deuda de los hombres para el futuro inmediato. Y, al contrario de lo que dijo uno de los científicos del Proyecto Manhattan -Oppenheimer-, que la bomba atómica no era más que » un gran estallido «, creo que los sucesos de agosto de 1945 demuestran la gran cobardía e inseguridad de los seres humanos, que para sentirse poderosos necesitan destruir a los demás.

 

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Dario Imaz

Dario Imaz

Hace unos siete años arribé a tierras niponas con la ilusión de aprender más sobre su fascinante cultura, y ésta me cautivó de tal manera que decidí dejarlo todo e instalarme aquí definitivamente. En esta serie de encuentros no sólo voy a mostrarte algunos lugares recónditos y otros populares, sino también contarte historias y anécdotas relatadas desde el corazón de este maravilloso país. ¡Bienvenidos a Japón!

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