Osaka es dinamismo puro: gastronomía callejera, shotengai retro con encanto y un ambiente alegre que contrasta con el ritmo de ciudades como Tokio o Kioto. Quienes visitan Osaka sueñan con pasear por Dotonbori, un barrio que nunca duerme, lleno de luces, risas y energía. Pero, como pasa muchas veces en Japón, siempre hay un rincón inesperado esperando. Y justo al lado del famoso canal, escondido entre tanta vida, se encuentra un discreto ryokan que lleva allí desde 1951 del periodo Showa. Tradición y modernidad unidas en un solo lugar, en pleno centro de la viva Osaka.
Las habitaciones de Kaneyoshi Ryokan
Al entrar, me recibió el dueño: un hombre amable, cercano y miembro de la tercera generación que gestiona este alojamiento. Tras hacer el check-in y cambiar dinero en las máquinas de la recepción, subí a mi habitación, equipada con futón, tatami, baño privado y todos esos pequeños detalles que hacen especial una estancia tradicional.
La sorpresa llegó al abrir las puertas correderas: el mismísimo canal de Dotonbori. Desde la pequeña terraza cubierta podía contemplarlo sin el bullicio habitual y esperar tranquilamente a que pasara el famoso barco amarillo para hacer fotos sin empujones ni prisas. Un privilegio.
Las habitaciones se miden en tatamis y suelen ser de 6 u 8, aunque también hay alguna de 10 ideal para familias. La mía era de 8 tatamis: perfecta para una pareja.
Existen además un par de habitaciones más económicas con cama o litera y sin baño privado. Son sencillas, prácticas y pensadas para viajeros que pasan el día explorando y solo necesitan un sitio cómodo donde descansar.
Explorando el Kaneyoshi Ryokan
Me puse el yukata que me esperaba en la habitación, mucho más cómodo para moverse, y me dispuse a ver qué más escondía este ryokan.
Baño público
Aunque la habitación tenía su propia bañera, quise probar el baño público del ryokan, separado por sexos. Encontrar un baño de este tipo en pleno centro de Osaka es poco habitual, pero aquí quieren ofrecer un espacio real de descanso tras un día de turismo. Y sí, te preguntarás cómo puede haber agua “termal” en una ciudad sin onsen: purifican el agua con piedras minerales.
El baño es acogedor, con azulejos retro que, cuando entra la luz natural, crean un ambiente cálido y sorprendentemente relajante.
Un espacio para teletrabajar
Después de un baño relajante es hora de trabajar. Viajo a menudo entre semana y agradecí muchísimo encontrar un espacio tranquilo para concentrarme.
Antes era el comedor para desayunos, pero ahora está adaptado para trabajar o hacer reuniones, con enchufes disponibles y un ambiente muy agradable. Si necesitas desconectar, hay una zona con tatami y un bonito mural del Monte Fuji.
Los huéspedes pueden usarlo gratis hasta las 20:00 y, tras el check-out, quedarse hasta las 14:00.
¿Qué hay cerca del Kaneyoshi Ryokan?
Si te ha gustado su interior, espera a ver sus alrededores. El ryokan está literalmente a dos pasos del canal de Dotonbori. En segundos llegas al corazón de Osaka y puedes aprovechar para pasear hasta tarde, cuando los turistas se retiran y las calles recuperan su encanto más íntimo. Yo misma me quedé hasta cerca de medianoche, algo que habría sido difícil si me alojara lejos.
La zona está repleta de restaurantes y puestos callejeros donde probar takoyaki y otros clásicos locales. Y entre todas estas calles comerciales, edificios con grandes carteles iluminados, también se esconde un pequeño templo: Hozen-ji, con su estatua cubierta de musgo de Fudo Myoo, que, según dicen, trae buena suerte. Desde el ryokan llegas dando un pequeño paseo.
Templo Hozen-ji
TOURIST ATTRACTION- 1 Chome-2-16 Namba, Chuo Ward, Osaka, 542-0076, Japan
- ★★★★☆
Además, puedes ir caminando hasta Den Den Town en 15 minutos, la meca otaku de Osaka, o hasta Shinsekai en unos 30. Y si prefieres moverte en transporte público, tienes las estaciones de Nippombashi y Namba muy cerca para descubrir el resto de la ciudad sin complicaciones.
Mi estancia en Kaneyoshi Ryokan fue breve pero intensa. El día que me marchaba llovió sin parar, así que pospuse mi visita al Templo Katsuo-ji y me fui a disfrutar de las cafeterías de Nakazakicho. Me quedé con ganas de quedarme más tiempo y seguir explorando rincones tranquilos de Osaka, pero la ciudad seguirá ahí. Estoy convencida de que la despedida con el dueño no fue un adiós, sino un “nos veremos pronto”.
Kaneyoshi Ryokan
LODGING- 3-12 Souemoncho, Chuo Ward, Osaka, 542-0084, Japan
- ★★★★☆