Antes de venir a Japón me intrigaba saber por qué los japoneses se obsesionan tanto con los cerezos (conocidos en el mundo por su nombre en japonés, sakura). “¿Todo es sakura?” me preguntaba. Hay decenas de canciones que se llaman sakura o hablan de los cerezos, y hasta nombres propios que hacen honor a estos árboles.
Pero, después de llegar a estas tierras y ver la belleza que despliegan sus flores, finalmente comprendí por qué los cerezos ocupan un lugar tan importante en la vida y en la cultura japonesa. No son sólo los árboles, porque los hay en muchos lugares, sino el paisaje que los rodea (templos, castillos, bosques, etc.) y el ambiente que los nipones crean en su entorno.
Los árboles sakura y el hanami
La fiesta de contemplar los cerezos se denomina hanami (花見), que simplemente significa “ver flores”, y la celebran niños, jóvenes, adultos y gente mayor, en un clima de festividad como pocos. Los cerezos florecen en todo el país, pero es tan corto el período en el que las flores están en su plenitud (llamado mankai, 満開), que los japoneses salen masivamente para poder ocupar un lugar bajo un árbol y tomar cerveza o sake, y comer takoyaki o sushi, entre otros ricos bocados.
Dónde disfrutar del sakura en Kansai
Japón es, sin duda, el país de los cerezos, y sería difícil y hasta injusto elegir el “mejor” lugar para pasar un día de picnic bajo estos hermosos árboles. Sin embargo, mi recomendación para los que visiten la zona de Kansai es hacer un tour de un día recorriendo el castillo Koriyama y el templo de Hasedera, a poco más de una hora desde Nara, en tren Sakurai. A diferencia de lugares ya muy populares en Kioto y Osaka, se puede recorrer un poco (¡aunque sólo un poco!) más tranquilo.
Templo Hasedera y sus escalinatas
El templo Hasedera, fundado en el año 686, es en realidad todo un complejo de 30 edificios que ocupa unos 166 mil (!) metros cuadrados. Hoy en día es el templo principal de la escuela budista Shingon, y es uno de los pocos establecimientos donde en Japón los monjes pueden estudiar los dogmas y las prácticas budistas. Los monjes deambulan por el interior y muchas veces se pueden escuchar los cantos de los mantras.
Probablemente lo que más me gustó de Hasedera fue el pasillo conocido como Nobori-Ro y las flores de cerezo a su alrededor. El pasillo tiene 399 peldaños, y no por casualidad. El número 4 en Japón está relacionado con la mala suerte, por ese motivo no continuaron construyendo escalones. Sin embargo, para llegar al salón principal, donde se encuentra la bella imagen de Kannon, hay tres escalones más, lo cual insinúa que para llegar a Kannon hay que superar la muerte.
Y justamente el sakura es eso; contemplar su belleza pensando en lo efímero de su existencia. Y, mientras se reflexiona sobre los ciclos de la vida y de la muerte, disfrutar el momento presente. Una enseñanza que proviene del budismo, y que ha quedado arraigada en muchas prácticas japonesas.
Castillo de Koriyama y su festival
El festival de Yamato-Koriyama es ya una costumbre para mucha gente de la prefectura de Nara, pero, como es esencialmente una festividad local, no hay muchos extranjeros. Y, por eso, al participar, uno puede sentir un ambiente bien auténtico. Cuando usted llegue al castillo de Koriyama y vea la decoración natural de hojas de color rosado que lo rodea, será el momento indicado para dejar de comer y beber, y practicar esa antigua enseñanza poniendo toda su atención en la belleza del “ahora”.
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