Llegar a Miyajima implica saber de antemano lo que uno va a ver. La imagen del torii flotante, repetida hasta el cansancio en portadas y campañas turísticas, precede cualquier visita. Pero una vez allí, superado el impulso de dirigirse directo al santuario, aparece otra cosa: una isla que se organiza a otra velocidad. Calles estrechas, subidas suaves, templos sin gente, madera antigua.
He tenido la fortuna de visitar Miyajima en más de una ocasión, y aún quedan rincones que me esperan para la próxima. Pero hay lugares que regresan con fuerza en cada visita. Lo que sigue es una selección de esos esenciales que conviene no pasar por alto. El Santuario Itsukushima, que ya exploré con detalle, es solo el centro ceremonial de un entorno que vale la pena descubrir: Omotesando y Machiya Street, Senjokaku y su techo abierto, Daishoin entre escalinatas, el monte Misen visto desde arriba.
Los lugares de los que hablaré a continuación no se tratan de un itinerario cerrado, sino de apuntes de algunos de los lugares más destacados de la isla. Pueden cubrirse en una excursión de un día, aunque preferentemente, yo recomendaría pasar la noche y dedicar dos días con calma.
- Llegada a Miyajima y primer contacto visual
- Miyajima Omotesando: Entre recuerdos y delicias locales
- Machiya Street, una pausa entre carpinterías y fachadas de época
- Itsukushima Jinja, el corazón ceremonial de la isla
- Hokoku Jinja y Senjokaku, columnas abiertas al cielo
- Daishoin, estatuas Jizo, silencio y escalinatas
- Subida a lo alto del Monte Misen en el teleférico
- Perderse por la isla
- Apuntes extra sobre los ciervos de Miyajima
- Cómo llegar a Miyajima
Llegada a Miyajima y primer contacto visual
El ferry avanza en línea recta y la silueta de la isla se define con rapidez. En mi experiencia, cuando visito la isla suelo llegar a media mañana y la marea tiende a estar cubriendo ya la base del torii flotante. Aunque hay que tomar en cuenta que las mareas van variando cada 6-7 horas, por lo que no necesariamente puede ser el mismo caso según el día. En cualquier caso, desde la cubierta del ferry todo el mundo mira en la misma dirección, naturalmente.
Al desembarcar, los ciervos te reciben con su presencia habitual: dóciles y acostumbrados a los humanos, pero no domesticados. Camina tranquilamente entre ellos y sigue la estela de la muchedumbre hacia las tiendas de dulces y souvenirs en Miyajima Omotesando.
Miyajima Omotesando: Entre recuerdos y delicias locales
La calle Omotesando es el primer choque con la versión más animada de Miyajima. Techada casi en su totalidad, avanza en línea recta desde el muelle hasta el santuario. Como toda calle comercial, se mueve al ritmo del bullicio y los aromas locales: ostras asadas al fuego, momiji manju recién hechos, brochetas dulces y vapor de arroz. Todo se mezcla con el murmullo constante de los visitantes y el tintinear de las tiendas de recuerdos.
De manera similar a otras calles turísticas del país, aquí la oferta no se reduce a postales o llaveros. Hay cuchillerías, talleres de madera y tiendas donde los artesanos trabajan a la vista. A primera hora la calle es tranquila, pero hacia el mediodía no tarda en convertirse en un flujo compacto de visitantes que avanza sin pausa. Conviene detenerse en los laterales, mirar hacia arriba y recordar que la vida local sigue detrás de los mostradores, más allá del ruido.
Miyajima Omotesandō Shopping Street
establishment, point_of_interest, tourist_attraction- 535 Miyajimachō, Hatsukaichi, Hiroshima 739-0588, Japan
- ★★★★☆
Machiya Street, una pausa entre carpinterías y fachadas de época
A solo una calle de Omotesando, la calle Machiya parece pertenecer a otra isla. Las fachadas de madera conservan el estilo de las machiya, antiguas casas-taller donde los comerciantes vivían y trabajaban bajo el mismo techo.
Algunas casas se han convertido en cafés o pequeñas galerías, donde el aroma del café tostado reemplaza al de las ostras. En otras aún se oyen herramientas o se ven marcos recién barnizados. Es el tramo ideal para moverse despacio, mirar los detalles de las vigas, las tejas curvas y la sensación de que la isla baja la voz un momento.
Machiya Street
establishment, point_of_interest, tourist_attraction- Japan, 〒739-0505 広島県廿日市市宮島町幸町
- ★★★★☆
Itsukushima Jinja, el corazón ceremonial de la isla
En cualquier visita a Miyajima, todas las rutas acaban encontrándose frente al mar. El Santuario Itsukushima, Patrimonio de la Humanidad, se despliega sobre pilotes y parece flotar con la marea.
Desde la pasarela principal, el gran torii se alinea con los pabellones y el horizonte, y cuando la marea lo permite, es incluso posible acercarse a la icónica estructura y apreciar de cerca este símbolo que sigue sorprendiendo incluso después de haberla visto mil veces en fotos. Ya dediqué un artículo completo al santuario y su arquitectura sobre el agua, pero aquí conviene recordarlo como el eje visual y espiritual de la isla. La experiencia cambia con cada hora: a marea alta refleja el cielo; a marea baja, deja ver el suelo que lo sostiene.
Itsukushima
establishment, natural_feature- Itsukushima, Miyajimacho, Hatsukaichi, Hiroshima 739-0588, Japan
- ★★★★☆
Hokoku Jinja y Senjokaku, columnas abiertas al cielo
La subida es corta y el aire cambia. Senjokaku, también conocido como Hokoku Jinja, ocupa la ladera sobre el santuario con una sala inmensa, sin lacas rojas ni techo entablado: quedó inconclusa tras la muerte de Toyotomi Hideyoshi, que en 1587 había ordenado levantar aquí una gran biblioteca budista para el canto mensual de sutras.
Hoy se venera tanto el espíritu de Hideyoshi, como el del señor feudal Kato Kiyomasa (desde el periodo Meiji), y el interior conserva grandes ema históricos; es la estructura más grande de la isla y permanece sin puerta exterior, prueba visible de aquella obra detenida. Desde sus vanos, la bahía y el recinto de Itsukushima se leen en diagonal, con aire y madera como únicos filtros.
A un paso, se encuentra la pagoda de cinco pisos Gojunoto (que oficialmente también forma parte del complejo del Santuario de Itsukushima), erigida en 1407 y restaurada en 1533, que con sus aproximadamente 27 m de altura, constituye una mezcla refinada de recursos japoneses y chinos en barandales y capiteles.
Hokoku-jinja (Senjokaku Pavilion)
establishment, place_of_worship, point_of_interest- 1-1 Miyajimachō, Hatsukaichi, Hiroshima 739-0588, Japan
- ★★★★☆
Daishoin, estatuas Jizo, silencio y escalinatas
El desvío hacia Daishoin es apenas de unos pocos minutos, pero suficiente para sentirse envuelto en lo más profundo de la isla. El templo, asociado a la escuela budista Shingon fundada por el monje budista Kukai, fue fundado en 806 y desde entonces ha mantenido una importante relación histórica con la corte imperial; aquí oró el emperador Toba y, siglos después, se alojó el emperador Meiji.
La ubicación al pie del monte Misen lo mantiene cerca de la vida de la isla y, al mismo tiempo, un paso al margen del flujo principal. Incontables estatuas Jizo, guardianes de los niños y los peregrinos, así como estatuas Rakan, representaciones de quienes fueron discípulos reales de Buddha, se concentran en parte del camino hacia el recinto principal para velar por los visitantes.
Un tramo más adelante, la cueva Henjokutsu reúne 88 iconos que representan los templos de la peregrinación de Shikoku; es una síntesis accesible para quien no cuenta con semanas de camino.
Daishoin
establishment, place_of_worship, point_of_interest- 210 Miyajimachō, Hatsukaichi, Hiroshima 739-0588, Japan
- ★★★★☆
Subida a lo alto del Monte Misen en el teleférico
Si tenéis planes de subir, tomad en cuenta que el teleférico cierra relativamente pronto a las 16:00, por lo que es necesario planificar tiempo suficiente para la subida y la bajada hasta esa hora.
Desde el Parque Momijidani se accede fácilmente a la estación del teleférico de Miyajima, que funciona en dos tramos encadenados hasta estación Shishi-iwa (trayecto total aprox. 15 min). Allí mismo está el Observatorio Shishi-iwa, con vistas abiertas del Mar Interior de Seto y la costa de Hiroshima; es un mirador contiguo a la estación, pensado para quienes no continúen hasta la cumbre.
Para alcanzar la cima de Misen, desde Shishi-iwa queda aún una caminata de unos 30 min por sendero de pendiente sostenida, así que conviene dedicar al menos una hora y media en caso de hacer la ruta de ida y vuelta.
(Nota práctica: el servicio puede verse afectado por viento o mantenimiento; conviene comprobar horarios del día y el estado del servicio antes de subir.)
Perderse por la isla
Si la agenda lo permite, claro. Miyajima es una isla tranquila en la que vale la pena olvidarse un rato de buscar cosas en el mapa. Parte del placer de viajar y explorar es tener momentos para caminar sin rumbo fijo para ver dónde acabas cayendo.
Quizá no ves gran cosa, quizá te topas con un paisaje inesperado, quizá descubres un atajo o simplemente disfrutas del encanto de lo que no necesariamente sale en las guías.
Apuntes extra sobre los ciervos de Miyajima
Los ciervos de Miyajima son tan parte del paisaje como el torii. Vagabundean por el puerto, las calles y hasta los escalones de los templos con una calma estudiada. A diferencia de los de Nara, aquí está prohibido alimentarlos: no se venden galletas especiales ni se permite darles comida. La intención es mantener su dieta natural y evitar el caos gastronómico que Nara conoce demasiado bien.
Eso no significa que hayan perdido el interés por los humanos. Su curiosidad es insaciable. Todo lo que brilla o cruje les parece comestible: mapas, bolsas, folletos, billetes, tiques, lo que sea. Conviene llevar los bolsos cerrados y las manos libres; un segundo de descuido y un ciervo habrá convertido tu guía turística en aperitivo.
Aún así, merecen respeto. Lo mejor es observarlos con distancia, dejarles paso y tener asumida su presencia como residentes de Miyajima.
Cómo llegar a Miyajima
Desde el centro de Hiroshima puedes tomar la línea JR Sanyo hasta la estación de Miyajimaguchi. El viaje dura unos 25 minutos y, al llegar, solo hay que caminar un par de minutos para alcanzar el embarcadero.
Desde allí parten dos servicios de ferry: el JR Ferry, incluido en el Japan Rail Pass, y el de la línea Miyajima Matsudai. Ambos cuestan unos 200 yenes y tardan alrededor de 10 minutos en cruzar, con salidas cada pocos minutos durante el día.
También existe la opción de llegar directamente en barco desde el centro de Hiroshima. La compañía Hiroshima World Heritage River Cruise conecta el muelle frente al puente Motoyasu con Miyajima en unos 45 minutos. El billete cuesta aproximadamente 2,400 yenes e incluye vistas del delta y de la bahía durante el trayecto.
Miyajima vive a un ritmo que no exige planificación milimétrica. Todo está a escala humana: las calles, los templos, los paseos entre el puerto y el bosque. En un día puede recorrerse de punta a punta; en dos, se descubren sus variaciones de luz, el silencio cuando los visitantes se marchan, el olor a madera húmeda al caer la tarde.
No hay un único punto culminante. Cada parte —el santuario sobre el agua, las escaleras de Daishoin, el pabellón inconcluso de Senjokaku, los ciervos en la orilla— funciona como fragmento de una misma escena. Al final, Miyajima deja la sensación de haber estado en un lugar que se transforma sin ruido y que, aun rodeado de cámaras y turistas, conserva intacta su calma.
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