Viajar a Kioto siempre tiene algo de especial. Yo vivo en Tokio y es apasionante: una ciudad que no se detiene, llena de luz, ritmo y novedades constantes. Pero Kioto ofrece otro tipo de emoción. Su elegancia contenida, su historia viva y su ritmo sosegado permiten respirar de otra manera. Cada visita a la antigua capital me recuerda que Japón también es tradición, ritual y contemplación.
Por eso, cada vez que tengo la oportunidad de ir, lo hago con ilusión. Esta vez el viaje fue breve, pero con un propósito muy claro: alojarme en NISHIYAMA RYOKAN, un ryokan tradicional en pleno centro de Kioto. Era la primera vez que dormía en un alojamiento de este tipo dentro de la ciudad, y si te interesa saber cómo fue la experiencia, sigue leyendo. Te adelanto algo: superó mis expectativas.
NISHIYAMA RYOKAN: Tradición, elegancia y familiaridad
Nada más llegar, abrí las puertas correderas de la entrada y fui recibida por una empleada vestida con un kimono precioso. Con una sonrisa amable, me preguntó en un perfecto inglés si podía ayudarme. Confieso que me sorprendió escuchar un inglés tan claro en Kioto, pero después entendí que gran parte del personal del ryokan está preparado para atender a viajeros de todo el mundo, facilitando al máximo la comunicación y la estancia.
Mientras dejaba mi maleta en recepción, pude observar el lobby: cálido, de madera trabajada y tonos suaves, con vistas a un patio interior que cambia con las estaciones. Me hubiese encantado verlo durante el momiji, cuando las hojas se tiñen de rojo intenso. Tendré que volver… ¿no?
En una de las paredes, un gran mosaico representaba a una geisha. Su estilo, con fragmentos irregulares de color, me recordó al trencadís de Gaudí. Por un instante sentí algo familiar, una ráfaga de mi hogar a miles de kilómetros.
Habitaciones renovadas: tradición japonesa con confort moderno
Tuve la oportunidad de ver varias habitaciones del ryokan, que actualmente se encuentran en proceso de renovación para hacerlas más amplias y lujosas.
La Family Suite es impresionante: 77 m² distribuidos en una entrada, dos salas de estilo tradicional japonés, una para descansar con futones y otra con sofás y mesas bajas, además de un baño espacioso y luminoso.
Yo me alojé en una Japanese Twin-Bedded Room, más compacta, pero increíblemente acogedora. El techo inclinado y la presencia del tatami daban la sensación de estar en una casa tradicional japonesa. La habitación contaba con múltiples enchufes, iluminación ajustable y espacio suficiente para maletas, algo que se agradece mucho.
En el armario encontré el yukata, la prenda clásica para usar dentro del ryokan. Ponérmelo marcó el inicio de la experiencia.
Actividades culturales: vivir la esencia japonesa desde dentro
Una de las cosas que más valoré del NISHIYAMA RYOKAN es su esfuerzo por acercar la cultura japonesa a sus huéspedes. A lo largo del año se realizan actividades gratuitas que cambian según la temporada.
Tuve la suerte de asistir a un concierto de koto, un instrumento tradicional japonés, interpretado con una delicadeza única. A la mañana siguiente participé en una ceremonia del té dirigida por el padre del actual dueño del ryokan, mientras su esposa explicaba cada gesto y su significado. Fue una experiencia íntima, respetuosa y profundamente humana.
Baños termales y desayuno japonés
Tras las actividades, bajar a los baños termales fue el broche perfecto. Una pequeña cascada en el patio exterior conduce el agua hasta el onsen, situado en el piso inferior. Me pareció un espacio cuidado y tranquilo, donde cualquiera puede relajarse, con o sin tatuajes.
Por la mañana, el desayuno japonés esperaba ya servido: yudofu (tofu hervido), pescado, tortilla japonesa, vegetales, sopa de miso y arroz, aunque los ingredientes cambian según la estación. Otra característica que me pareció muy importante es que el ryokan ofrece opciones adaptadas para personas vegetarianas, veganas o con intolerancias alimentarias, siempre que se comunique con antelación.
La hospitalidad en su máxima expresión
Si hay algo que define este lugar, es la hospitalidad. El concepto japonés de omotenashi se siente en cada detalle, pero aquí se vive de una forma especialmente cercana. A diferencia de otros alojamientos tradicionales que pueden parecer más formales o distantes, en NISHIYAMA RYOKAN me sentí parte de su historia, casi como si hubiese sido invitada a una casa familiar.
La unión entre tradición y modernidad está muy bien equilibrada. Todo está cuidado, pero nada resulta rígido; es un lugar cálido, humano.
Como llegar a NISHIYAMA RYOKAN
NISHIYAMA RYOKAN se encuentra en el corazón de Kioto, cerca del Parque del Palacio Imperial, un espacio ideal para paseos y para disfrutar del follaje otoñal. La estación de metro más cercana es Kyoto Shiyakusho-mae (Línea Tozai), aunque también se puede acceder desde Karasuma Oike y varias líneas de autobús. Su ubicación permite llegar con facilidad a los principales templos, barrios históricos y a la estación central.
La mañana de mi partida, mientras esperaba el taxi, observé el jardín por última vez. Allí estaba el padre del dueño, realizando una oración frente a un pequeño altar. El mismo hombre que había dirigido la ceremonia del té el día anterior. Un gesto íntimo, casi invisible, dedicado a que la casa siga prosperando.
Lo vi y comprendí algo: el NISHIYAMA RYOKAN no es solo un lugar donde dormir, es un lugar donde uno es acogido. Un hogar temporal. Una experiencia que acompaña. Y saber eso, incluso después de haberme ido, es la verdadera magia de Kioto.
NISHIYAMA RYOKAN
LODGING- 433 Yamamotocho, Nakagyo Ward, Kyoto, 604-0933, Japan
- ★★★★☆
