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Fushimi Inari Taisha, o Gran Santuario de Fushimi Inari (伏見稲荷大社). Más allá de sus célebres puertas rojas, hablamos de uno de los más grandes referentes culturales y religiosos tanto de Kioto como de todo Japón. Consagrado a la deidad más popular del país, encabeza los más de 30 mil santuarios dedicados a Inari que hay a lo largo y ancho del archipiélago nipón.

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Primera puerta de Fushimi Inari Taisha
La primera puerta roja que delimita la entrada al ámbito sagrado del santuario.

La historia de Fushimi Inari Taisha

Este santuario cuenta con más de 1300 años de historia, fundado en 711 d.C. El clan Hata, uno de los más prominentes entre los siglos II y VI, decidió convertir en oficial el culto a Inari, deidad a la cual se estima que ya se le adoraba desde unos siglos antes.

De acuerdo al relato mítico recogido en la obra literaria Yamashiro Koku Fudoki (山城国風土記), un antepasado de dicho clan llamado Hata no Irogu practicaba la puntería usando mochi (餅 – pasteles de arroz). Una flecha atravesó uno de los pasteles y se transformó en un cisne que voló hacia la cima de la montaña, donde empezó a crecer el arroz. Este evento milagroso marca el inicio de la leyenda de Inari Okami (稲荷神) y da nombre al Monte Inari. 

De acuerdo a registros del santuario, el año 711 fue entonces cuando llegó una comitiva imperial para consagrar las deidades locales en la montaña, después de que los agricultores de la zona hubieran sufrido una serie de malas cosechas. 

Una deidad venerada tanto en el sintoísmo como en el budismo

El inicio del periodo Heian (794-1185) fue fructífero para la popularidad de Inari y su santuario debido a la gran influencia política del clan Hata. Cuando el templo budista To-Ji fue construido en Kioto en el año 796, el clan proporcionó madera de los árboles del Monte Inari. De esta forma Inari pasó a ser la deidad guardián de To-Ji.

Para quien se esté preguntando el motivo de que una deidad sintoísta sea la guardiana de un templo budista, cabe destacar que aunque hoy en día se hagan distinciones entre el sintoísmo y el budismo, en aquel entonces tal contradicción era inexistente. Llegados a este punto, para entender mejor el culto a Inari y su historia, es necesario mencionar que la separación entre el budismo y el sintoísmo no es más que un artificio reciente de la era Meiji, como herramienta política para cimentar el nuevo poder imperial y el sintoísmo como religión de estado. Hasta ese momento, las distintas creencias estaban tan entrelazadas entre sí (fenómeno conocido como shinbutsu-shugo 神仏習合) que a nivel práctico, era como hablar todo de lo mismo.

La relevancia del santuario creció aún más entre los siglos IX y X cuando una serie de decretos imperiales fue elevando el rango de la deidad Inari hasta que en 942 Fushimi Inari adquirió el rango más elevado posible para un santuario sintoísta. Durante el mismo periodo, el santuario también adquirió los beneficios del mecenazgo imperial, privilegio reservado a tan sólo una veintena de santuarios. Su figura como paso obligado en cualquier peregrinación ya estaba establecida y consolidada.

Pabellón principal de Fushimi Inari Taisha
El pabellón principal (Honden) de Fushimi Inari Taisha.

Entre finales del siglo XV y mediados del XVII se construyeron los principales recintos que conocemos hoy en día. El Honden (本殿), o pabellón principal, fue reconstruído en 1499 tras ser destruído en un incendio en medio de la Rebelión Onin en 1468. Designado oficialmente como Bien de Importancia Cultural, sus detalladas y vistosas decoraciones son una grandiosa muestra arquitectónica del periodo Azuchi-Momoyama.

Pabellón interior de Fushimi Inari Taisha
Fachada del pabellón interior, denominado Haiden (内拝殿).

A continuación están los pabellones interiores y exteriores. El primero es donde los fieles pueden rezar a Inari, mientras que el segundo es donde se lleva a cabo el kagura (神楽), las danzas rituales del sintoísmo. Este último fue construído a finales del periodo Edo en 1840 y también cuenta con la designación oficial de de Bien de Importancia Cultural. Por su parte, la grandiosa puerta Romon (otro Bien de Importancia Cultural) fue construida en 1589 tras una cuantiosa donación hecha por Toyotomi Hideyoshi, después de que su madre se recuperase de una enfermedad por la que éste elevó sus plegarias a Inari.

Puerta Romon en Fushimi Inari Taisha
La Puerta Romon, que se puede apreciar al fondo tras una gran puerta torii, fue construída en 1589 por Toyotomi Hideyoshi para cumplir la promesa que hizo a Inari.

¿Por qué Inari es tan popular?

Es imposible señalar un motivo específico. Inari es prácticamente la deidad más polivalente y todopoderosa de Japón. Todo lo relacionado con prosperidad o buena suerte en general cae bajo su responsabilidad. Es una deidad tan versátil que puede adquirir múltiples formas a gusto de cada consumidor. Puede ser representada con forma masculina o femenina o como un Bodhisattva andrógino. Puede adoptar figuras tan dispares que van desde un zorro blanco, su propio mensajero, hasta una serpiente o dragón. 

Inari es la personificación del ya mencionado shinbutsu-shugo. Su popularización en todo Japón fue un proceso paralelo a la expansión del budismo en el archipiélago, de forma que diversas tradiciones sintoístas y budistas se fueron congregando en torno a su figura. Sus cualidades y atribuciones divinas se fueron enriqueciendo, permitiendo que cualquiera pudiera apelar a dicha deidad sin importar sus preferencias. Hasta el punto de que en ocasiones ni siquiera hablamos de una única deidad sino de un colectivo de kamis.

El periodo Edo fue particularmente importante para el culto a Inari. Para ese momento también era considerada la deidad protectora de herreros y guerreros, haciendo que muchos señores feudales erigiesen santuarios a Inari en sus distintos dominios. Este es el origen de los miles y miles de santuarios a Inari subsidiarios de Fushimi Inari Taisha repartidos por todo el país.   

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¿Cuántas puertas rojas torii hay en Fushimi Inari?

El tramo más célebre es el que se encuentra tras el pabellón principal, llamado senbon torii (千本鳥居), literalmente mil puertas. Son dos hileras paralelas (una de ida y otra de vuelta) densamente llenas de puertas torii de color bermellón, que constituyen la atracción más popular y fotogénica de todo el complejo. Sin embargo, las puertas no se acaban allí. A lo largo de los 4 kilómetros de tramos que llevan hasta la cima del Monte Inari, también hay una gran cantidad de puertas, hasta llegar aproximadamente a las diez mil en todo el recinto.

Senbon Torii
Al pasar por las senbon torii hay que ir por el tramo derecho para evitar congestionamientos.

Esta cifra va fluctuando ya que constantemente se van añadiendo puertas nuevas a la vez que se van retirando las que sucunben al paso del tiempo. El motivo de esto es que cada puerta es una donación al santuario, en ofrenda a Inari. Puede ser un individuo, empresa o agrupación. Cualquiera puede donar, pero el elevado coste de cada puerta (entre 200 mil y 1,6 millones de yenes) hace que la gran mayoría correspondan a empresas.

La tradición de donar puertas empezó durante el apogeo del santuario en el periodo Edo. Cuando las transacciones comerciales empezaron a realizarse con dinero y no sólo con arroz, la influencia de Inari como kami todopoderoso en cuanto a agricultura y fertilidad pasó también a abarcar todo lo relacionado con comercio y finanzas. Algunos empresarios de la época empezaron a donar generosas cantidades para dar una puerta en señal de ofrenda y la costumbre hizo fortuna.

Puertas torii en Fushimi Inari
Hay algo indescriptiblemente mágico acerca de subir a la montaña entre la frondosa vegetación atravesando miles de puertas que constituyen portales al mundo sagrado.

Por otra parte, no es necesario estar nadando en yenes si queremos hacer una ofrenda a Inari. En diversos puntos del recorrido tenemos la oportunidad de adquirir mini puertas torii, botellines de sake o sandalias artesanales de paja, símbolo del peregrinaje.

¿Cuáles son las inscripciones en las puertas torii?

Como hemos indicado, cada puerta es una donación. Por un lado, cada puerta tiene, a la izquierda «納» y a la derecha «奉». Juntos significan “ofrenda” (奉納 – hounou), leyéndolo de derecha a izquierda. Por el otro lado, a la izquierda está escrito el nombre de la persona u organización que ha donado la puerta mientras que en el lado derecho está la fecha de dicha donación.

¿Cuánto se tarda en subir al Monte Inari?

Subir los 233m de altitud del Monte Inari no reviste ninguna complicación en particular ya que el camino son todo escaleras. Entre subir y bajar son aproximadamente unos 4-5Km, lo cual puede tomarnos unas 3 horas, quizá 4 (o más) si vamos a paso tranquilo y queremos recorrer exhaustivamente todos los tramos existentes y detenernos en los diferentes puntos de interés a lo largo del recorrido.

Okusha Hohaisho (奥社奉拝所), también conocido simplemente como Oku-in (奥院) se encuentra al final de las primeras mil puertas y es un recinto de oración dedicado al Monte Inari. Aquí se pueden dejar ofrendas y también pedir un deseo en las linternas de piedra llamadas omokaruishi (重軽石), literalmente “piedra pesada ligera”. Se les llama así ya que al pedir un deseo frente a una de ellas, hay que levantar la piedra esférica que hay encima. Cuenta la leyenda que si la piedra es más ligera de lo que uno se imaginaba, el deseo se hará realidad. Por el contrario, si la piedra se siente más pesada de lo esperado, no es buen augurio para dicho deseo. Asimismo, el ascenso al Monte Inari está lleno de interesantes rincones y diferentes santuarios donde podemos dejar ofrendas o simplemente descansar, tomar un té y recrearnos las vistas con el paisaje.

Las tres cimas principales y sus correspondientes santuarios son San-no-mine (三ノ峰), Ni-no-mine (二ノ峰) e Ichi-no-mine (一ノ峰). Literalmente tercera, segunda y primera cima, respectivamente. Ichi-no-mine se encuentra en la cima más alta a 233 metros de altura. Desde ese punto, no es necesario regresar por el mismo camino sino que se puede emprender el descenso por el otro lado de la montaña, donde también encontraremos más paradas y zonas de ofrendas adicionales.

¿Cuál es la mejor hora para visitar Fushimi Inari?

El hecho de estar abierto las 24h es una enorme ventaja a la hora de planificar cualquier visita, ya que el horario de apertura no es un condicionante. Dicho lo cual, debemos tomar en cuenta que hablamos del monumento más famoso de Kioto y probablemente uno de los más famosos de todo el país. Es natural que durante la mayor parte del día esté lleno de visitantes, por lo que si el objetivo es poder visitar el lugar con tranquilidad y poder hacer fotos sin demasiadas multitudes, lo más recomendable es ir al amanecer.

Los zorros de Fushimi Inari Taisha

El elemento más distintivo de todo santuario dedicado a Inari es la constante y abundante presencia de kitsune, los zorros, sus mensajeros divinos. Los kitsune son otra figura tan compleja com Inari. Se consideran tanto kami como yokai y son poseedores de una naturaleza traviesa que puede ser benevolente o maliciosa. A diferencia de los zorros de carne y hueso, estas criaturas mitológicas son completamente blancas y siempre han tenido una posición destacada en el folklore japonés. Se cree que su vínculo con Inari y el buen favor de los agricultores se originaba en que los zorros de la montaña servían como un efectivo control de plagas. Por otra parte, el zorro también es una figura prominente en la mitología china y coreana, lo cual también ha influído en la cultura japonesa.

Abura-age e inari sushi, el manjar favorito de los mensajeros divinos

Hay dos cosas muy típicas que los japoneses siempre asocian con los zorros y los santuarios Inari: El tofu frito (conocido como Abura-age) y el inari sushi. Tradicionalmente se explica que el tofu frito es el plato predilecto de los zorros, y de ahí que también se popularizase el inari sushi, que consiste en arroz de sushi con tofu frito. Lo cierto es que originalmente, lo que se supone que le gustaba a los zorros era los ratones (algunos hasta llegan a decir que ratones fritos). Pero dado que se consideraba un tabú la ideade matar, se optó por hacer ofrendas de granos de soja fritos en su lugar. Eventualmente, también se empezó a rellenar el tofu frito con arroz debido a la conexión de este grano con los orígenes del culto a Inari, lo que derivó en lo que hoy se conoce como inari sushi.

Como es de esperar, estos platos forman parte de la oferta gastronómica habitual en diversos restaurantes en lnariyama y sus alrededores, donde también podemos encontrar el popular Kitsune udon, consistente en un plato de udon con abura-age. Podemos disfrutar de estos manjares en Nishimura Tei, que además cuenta con estupendas vistas de Kioto.

Horarios y cómo llegar a Fushimi Inari

La mejor parte de Fujimi Inari Taisha son sus horarios: ¡24h! Es un santuario de libre acceso al que es posible visitar en cualquier momento del día, incluso de noche. La forma más sencilla de llegar es a través de las líneas Keihan Main Line o Nara Line, en las estaciones Fushimi-Inari o Inari Station respectivamente. Ambas estaciones están muy cerca del santuario; Fushimi-Inari está apenas a 5 minutos a pie mientras que Inari Station se encuentra a escasos metros del recinto. En el caso de Inari Station, se puede llegar en tan sólo 5 minutos desde Kyoto Station.

¿Vale la pena ir a Fushimi Inari?

Fushimi Inari Taisha es una experiencia increíble y difícilmente repetible. Vale mucho la pena dedicar tiempo a explorar todo el recinto con tranquilidad. Es una excursión de varias horas cargada de magia, historia y cultura en un recorrido por la montaña que también nos permite disfrutar de la naturaleza, el paisaje y de vistas panorámicas sobre la ciudad de Kioto. Además, como complemento ideal a esta visita, también recomendamos no pasar por alto el resto del barrio de Fushimi y sus numerosas fábricas de sake.  

Toshiko Sakurai

Toshiko Sakurai

Disparo (¡con mi cámara!), luego existo. Pinto con luz y junto letras como buenamente puedo. Llegué a Tokio desde Barcelona en otoño de 2017 y desde entonces me dedico a capturar rincones de la ciudad a bordo de mi bicicleta. Cuando no llevo la cámara encima, acostumbro desafiar la ortodoxia culinaria mezclando estilos de todos los lugares donde he vivido.

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