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«¡Ah, Barcelona! Juegos Olímpicos, Sagrada Familia». Una expresión casi unánime con la que me suelen responder muchos japoneses mayores (lo suficiente como para recordar el impacto de Barcelona 1992) en conversaciones mundanas, cada vez que digo que vengo desde Barcelona. Reacción frecuentemente intensificada si a esto respondo que encima, viví varios años a apenas un par de manzanas de distancia de la obra maestra de Gaudí. No tardé mucho en aprender, con gran divertimento, que para el japonés promedio, el concepto de Sagrada Familia también se puede emplear de manera socarrona a la hora de referirse a proyectos interminables. 

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Sin embargo, como aficionada a la arquitectura que soy, y con un profundo cariño por el Modernismo barcelonés, nunca dejé de acoger con agrado esta apreciación japonesa. Así que cuando descubrí por primera vez a Von Jour Caux (梵寿綱), un arquitecto japonés popularmente conocido como “el Gaudí japonés”, me intrigaba la posibilidad de que la influencia de Gaudí hubiera trascendido fronteras culturales hasta el punto de ser re-imaginada en Japón. Una de las cosas que suele fascinarme es la manera en que la cultura japonesa amalgama las influencias externas, así que no tardé en empezar a rastrear los edificios de Von Jour Caux por Tokio, en mi afán de comprender la obra de este singular arquitecto.

La conexión de Gaudí con Japón

Las obras de Gaudí tienen una resonancia peculiar en Japón, en cuyo paisaje urbano no es difícil encontrar homenajes por doquier a sus mosaicos y estructuras orgánicas. La Sagrada Familia, que en este país se ha convertido en símbolo de algo que está en constante progreso (aunque cabe destacar que recientemente fue anunciado que la fecha de finalización de la Sagrada Familia será el año 2026), podría vincularse con el concepto japonés de wabi-sabi, la belleza de la imperfección, concepto que se extiende para incluir también aquello que está incompleto. También es un interesante paralelismo entre la relación de Japón con la tradición y la modernización, comparable a la mezcla de artesanía tradicional y diseño vanguardista de Gaudí. 

El arquitecto chamánico: la rebelión onírica de Von Jour Caux

Aunque la influencia de Gaudí en Japón parece estar bien documentada, Von Jour Caux es una figura que desafía cualquier categorización, ya que se encuentra en una encrucijada entre la fantasía y la rebelión, creando estructuras que rechazan alegremente las convenciones de la arquitectura moderna. Pero a pesar de los guiños al genio catalán con la exuberancia ornamental del japonés, Von Jour Caux tiene un enfoque filosófico diferente. Mientras que los diseños de Gaudí siempre responden a fines estructurales y ergonómicos, los de Von Jour Caux son decididamente decorativos: sus edificios son más bien esculturas habitadas, rebosantes de simbolismo y misticismo.

Von Jour Caux —el apodo artístico de Toshiro Tanaka— ha expresado en entrevistas que se ve a sí mismo como una especie de chamán: canalizando sueños, mitología y energía espiritual en su obra. Sus edificios, a menudo llenos de mosaicos surrealistas, esculturas fantásticas y motivos esotéricos, son un contrapunto caprichoso a la esterilidad de la arquitectura moderna de posguerra. Si bien la obra Gaudí está profundamente arraigada en el catolicismo y la naturaleza, las inspiraciones de Von Jour Caux abarcan un amplio espectro, provenientes de la psicología junguiana, el hinduismo y el budismo esotérico. Busca crear una sensación de fluidez espiritual en su obra, y su arquitectura se convierte en 
un espacio donde los sueños y la realidad se solapan, más allá de ser una extensión de la necesidad práctica.

Leboir Hiraki, uno de los edificios de VonJour Caux en Ikebukuro
Leboir Hiraki, en Ikebukuro, juega con elementos mudéjares o moriscos, un estilo arquitectónico español que fusiona estilos cristianos e islámicos.

La propia elección de su nombre artístico es una representación de estas influencias con un juego de palabras. «Von» representa a Brahman escrito en chino (梵 Bon), «Jour» puede traducirse como felicitaciones o longevidad (寿 Ju) y “Caux” puede traducirse como cuerda (綱 Kou). En cierto modo, el arquitecto ha expresado su deseo de transmitir su persona como médium entre dos mundos. Al mismo tiempo, los dos últimos kanji forman el nombre budista póstumo de su padre adoptivo como una forma de honrar su memoria. 

El renacimiento artesanal de Von Jour Caux

Tras descubrir a Von Jour Caux y explorar sus edificios en Tokio, parece bastante claro que su reacción contra las líneas limpias y minimalistas de la arquitectura moderna pretende enfatizar la libertad artística, aunque algunas de sus obras —como la famosa Waseda El Dorado— sean comparadas en ocasiones con ánimo humorístico o burlón con los love hotels. Una comparación que me resultó extraña al estar tan acostumbrada a un paradigma estético diferente, ya que la arquitectura modernista define gran parte de la identidad de Barcelona. 

La arquitectura contemporánea suele priorizar la eficiencia y la uniformidad, y Von Jour Caux desafía esta tendencia con un profundo compromiso con la artesanía, reviviendo las tradiciones artesanales perdidas durante el auge industrial japonés: cosas hechas a mano, únicas y meticulosamente detalladas; incorporando técnicas como mosaicos, hierro forjado, vidrieras o tallados en madera, generalmente reservadas para artes decorativas más pequeñas en lugar de edificios a gran escala. En este sentido, sus obras son similares a la de Gaudí, que también se apoyaba en el trabajo de artesanos, pero para Von Jour Caux, los artesanos no son meros empleados, sino colaboradores: artistas por derecho propio, todos ellos parten del llamado «Art Complex Movement«, y cuyas manos aportan valor añadido a sus visiones caprichosas.

Waseda El Dorado, uno de los edificios más famosos de Bon Jour Caux
Waseda El Dorado es uno de los edificios más significativos de Bon Jour Caux y su colectivo Art Complex, debido a su cercana ubicación al alma mater del arquitecto, el Departamento de Arquitectura de la Universidad de Waseda.

Su dedicación a la artesanía se puede ver en obras como Waseda El Dorado, uno de sus edificios más destacados, donde los coloridos mosaicos y los balcones de hierro forjado llaman la atención por su detalle y vivacidad. Su colaboración con un grupo de artesanos eleva estas estructuras a algo mucho más allá de la arquitectura funcional: se convierten en entornos envolventes, en los que cada componente es parte de conceptos vinculados con el renacimiento y la espiritualidad. 

Llamando a un amigo en japonés diciendo moshi moshi

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Esculturas vivas: los espacios de Von Jour Caux más allá de la función

Es perfectamente normal que el arquitecto promedio se centre en crear espacios que cumplan funciones prácticas específicas. Von Jour Caux, en cambio, aborda la arquitectura como una oportunidad integral para infundir extravagancia, espiritualidad y fantasía en la vida cotidiana. Sus edificios son lugares para vivir o trabajar donde lo mundano se transforma en mágico. Sus diseños lúdicos, casi teatrales, contrastan marcadamente con las estructuras vecinas.

Tomemos como ejemplo Waseda El Dorado. A primera vista, los vibrantes colores del edificio, su herrería en espiral y sus intrincados mosaicos pueden parecer fuera de lugar. Pero al explorar sus detalles, te das cuenta de que este es un espacio diseñado para la experiencia más que para la función. El edificio invita a sus residentes y visitantes a interactuar con él a un nivel emocional y espiritual, creando momentos de sorpresa y deleite en las interacciones cotidianas. Los balcones de hierro forjado con forma de nenúfares, los grabados en las paredes y la fluidez de las líneas arquitectónicas contribuyen a una obra de arte que tiene vida propia.

La Porta Izumi es otro ejemplo de cómo Von Jour Caux difumina la línea entre arquitectura y escultura. La fachada del edificio, dominada por un bajorrelieve gigante de Minerva, la diosa de la sabiduría, junto a un Pegaso alado, evoca una sensación de mito y leyenda, en un intento de infundir al edificio de narrativa y simbolismo. Fachadas igualmente espectaculares adornan otros edificios como Petit Etang o Leboir Hiraki, donde la experiencia de vivir o simplemente pasar por estas estructuras es un recordatorio de que los edificios también pueden ser inspiradores.

El mapa siguiente muestra una selección de los edificios más famosos del arquitecto:

La obra de Von Jour Caux, al igual que la de Gaudí, se desarrolla en la intersección del arte, la fantasía y la realidad. Su lúdica militancia contra algunas de las normas austeras de la arquitectura moderna crea espacios que son, a veces, humorísticos y excéntricos, pero también profundamente humanos y espiritualmente ricos. Lo que inicialmente parecía un eco inesperado de Gaudí en Tokio, pronto se reveló como algo claramente japonés, arraigado en una filosofía y un enfoque únicos.

La arquitectura de Von Jour Caux puede no ser convencional, pero es precisamente por eso que deja tal impresión. En un mundo a menudo dominado por la eficiencia y la uniformidad, su obra nos recuerda el valor de la creatividad, la importancia de lo artesano y la magia que se puede encontrar cuando la arquitectura se atreve a soñar.

Toshiko Sakurai

Toshiko Sakurai

Disparo (¡con mi cámara!), luego existo. Pinto con luz y junto letras como buenamente puedo. Llegué a Tokio desde Barcelona en otoño de 2017 y desde entonces me dedico a capturar rincones de la ciudad a bordo de mi bicicleta. Cuando no llevo la cámara encima, acostumbro desafiar la ortodoxia culinaria mezclando estilos de todos los lugares donde he vivido.