El barrio de Fushimi de Kioto es famoso por albergar el célebre santuario Fushimi Inari y sus cientos de arcos torii rojizos que se suceden en un pasaje extremadamente fotogénico. Pero a los japoneses este nombre les evoca muchas otras imágenes; empezando por su sake.
Este es un aspecto quizás menos conocido a ojos del turista extranjero, pero la producción de sake es una tradición típica de la zona, y merece la pena salirse de las rutas establecidas para adentrarse en este distrito de producción de alcohol, muy bien conservado, y relajarse después de visitar el santuario.
Desde el santuario Fushimi Inari…
No sé vosotros, pero lo primero que se me vino a la cabeza cuando me hablaron del Japón tradicional y los templos de Kioto fue esa sucesión de arcos torii rojos de lo más pintoresco. Esta imagen existe de verdad, y pertenece a un lugar al sur de Kioto, a 5 minutos de en tren del centro de la antigua capital del país.
Se trata de Fushimi Inari Taisha; uno de los puntos más visitados de Kioto. Jamás olvidaré el día que caminé por primera vez bajo estos arcos.
Este santuario se erigió en el año 711 en honor a la diosa del arroz Inari. Peregrinar a este templo garantiza una buena cosecha para el nuevo año.
Alrededor del santuario encontramos estatuas de zorros por todas partes, a menudo con una llave en la boca. Se trata de guardianes que custodian fervientemente la llave del arrozal. Con el paso del tiempo el dinero se ha vuelto más importante que el arroz, por lo que hoy en día se visita este santuario con la esperanza de obtener buenas recaudaciones, especialmente entre comerciantes y personas de negocios.
Los torii, estas curiosas ‘puertas’ sintoístas, son donaciones de particulares o empresas. Juntas forman un camino que rodea la colina y se extiende a lo largo de 870.000 m². Se tarda unas dos horas en completar el recorrido; dos horas mágicas rodeados de naturaleza bajo estos preciosos arcos que en ocasiones están tan cerca unos de otros que te hacen plantearte si realmente estás al aire libre o si te has metido dentro de un edificio.
A lo largo del camino nos encontramos diversos altares en los que rezan los japoneses. También podemos adquirir amuletos en estos altares, como es normal en la mayoría de santuarios de Japón.
En mi camino me encontré con un empleado que estaba dándole una mano de pintura a un torii algo envejecido. Puede parecer algo anecdótico, pero en realidad es una de esas cosas que te hacen comprender la magnitud de estos interminables torii rojizos. La mayoría se mantienen en condiciones impecables, y estos coloridos arcos contrastan perfectamente con el verde de la naturaleza que los rodea, creando un contraste difícil de describir. Una pieza de historia que se renueva constantemente.
A la entrada se amontonan una enorme multitud de turistas, pero a medida que nos adentramos en la montaña se van esparciendo. Es difícil estar completamente solo aquí, pero aún así es agradable encontrarse lejos de la muchedumbre típica de los sitios más turísticos de Kioto.
La caminata es absolutamente mística y de lo más tranquila. Me sentí totalmente en paz caminando bajo estos arcos y rodeado de la naturaleza. De vez en cuando me topaba con alguna estatua casi por completo cubierta de musgo. Las vistas de Kioto desde la cumbre son espectaculares. A la vuelta nos esperan numerosos puestos de comida en los que podemos probar takoyaki, engullir yakisoba o cualquier otra especialidad japonesa.
… hasta el sake de Fushimi!
Entre las especialidades japonesas destaca el sake, la bebida más famosa del país. El distrito de Fushimi permite conocerlo mejor, ya que alberga diversas fábricas de sake cuya calidad es reconocida en todo el archipiélago. Cerca de unas 40 fábricas hacen de este barrio uno de los principales distritos de producción de sake de Japón. Esta zona se distribuye a lo largo de un río en el que todavía navegan pequeños botes de madera. También se puede hacer una ruta en barca para ver la zona de otra manera.
De todas las que hay en Fushimi, la fábrica de Gekkeikan es una de las más destacables, puesto que tiene casi 400 años de historia y cuenta con su propio museo. Es una buena manera de probar el sake de Fushimi al tiempo que aprendemos cómo se fabrica esta bebida.
Si quieres degustar algunas de las bebidas que se producen en el distrito puedes acercarte a Fushimi Sakagura Kouji. Este bar se encuentra algo escondido, en un callejón, y ofrece una cata de diversas bebidas por unos 700 yenes. Es la mejor manera de probar el sake de Fushimi al tiempo que degustamos las especialidades gastronómicas de Kansai. También se organizan diversos eventos (consultar aquí, en japonés).
Traducción de: Virginia