Un día dedicado a los videojuegos en el Museo de Nintendo de Kioto

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Nintendo no necesita presentación: fundada en Kioto en 1889 como una pequeña empresa artesanal, lleva décadas haciendo soñar a generaciones de grandes y pequeños. Esta empresa japonesa, pionera del décimo arte, sigue dejando huella con sus videojuegos, sus consolas y algunas de las sagas más queridas de todos los tiempos. Cuando se anunció la apertura de un nuevo Museo de Nintendo en 2024 en Uji, cerca de Kioto, mi corazón de gamer dio un vuelco. El museo pasó inmediatamente a encabezar mi (larga) lista de cosas que ver en Japón. Aquí está mi guía completa del Museo de Nintendo: entradas, exposiciones, zona de restauración, tienda… ¡Let’s-a-go!

Una breve introducción al mágico mundo del Museo de Nintendo

Después de las tiendas Nintendo, el Super Nintendo World en Universal Studios Japan, los proyectos cinematográficos y las innumerables colaboraciones de todo tipo, a la histórica empresa de Kioto solo le faltaba un museo para completar el cuadro. De esta forma, en 2021, Nintendo anunció su creación, inicialmente con el nombre de “Nintendo Gallery”. Fiel a sus raíces, la empresa decidió construirlo precisamente cerca de Kioto, en la antigua fábrica Uji Ogura. Conocida sobre todo por su tradición relacionada con el té verde, la ciudad de Uji ha sido durante mucho tiempo un importante centro industrial para Nintendo.

La antigua fábrica Uji Ogura, construida en 1969, se utilizó para fabricar cartas hanafuda (un juego de cartas tradicional), seguido de juguetes electrónicos y, finalmente, para reparar consolas como la Famicom o la Super Nintendo. En 2016, la fábrica cerró sus puertas y sus actividades se trasladaron a unas instalaciones más modernas. Pero, en lugar de derribar la antigua fábrica, Nintendo decidió rehabilitar el edificio para preservar su vínculo con el pasado. El diseño y la renovación duraron de 2021 a 2024. Y tras varios anuncios oficiales, seguidos de cerca por los fans, la empresa anunció la apertura del museo para el 2 de octubre de 2024: una nueva fecha clave en la historia de esta pequeña empresa artesanal de Kioto.

Una introducción bastante subjetiva al universo de esta marca japonesa

Tras pasar los controles de seguridad (entrada y objetos personales), por fin podía comenzar la aventura. Pero hubo algo que me llamó especialmente la atención: el museo consigue cautivar a quienes lo visitan sin caer en un exceso de fan service. Algunos elementos decorativos, como bloques y tubos, inspirados en el universo de Super Mario, se encuentran repartidos por el exterior del museo, pero con discreción. Me recordó a mi visita al Parque Ghibli de Nagoya: ambos lugares, a pesar de ser auténticos emblemas de la cultura pop japonesa, evitan deliberadamente el exceso, prefiriendo valorar de forma auténtica sus respectivos universos. Aquí se visita un museo… y se percibe claramente. Un punto a favor, en mi opinión.

Son los detalles los que realmente marcan la diferencia. Es un placer descubrir que entre las taquillas se esconden discretamente reproducciones de cartuchos para Game Boy. Para los amantes de las alcantarillas japonesas, también puedes hacer la búsqueda de la nueva tapa de alcantarilla de Pokémon, decorada con un Pikachu sonriente y, de nuevo, una Game Boy. También es divertido fotografiar las baldosas de colores que forman personajes del universo de Super Mario, como el mítico Banzai Bill.

Una vez cruzadas las puertas del museo, nos reciben con los brazos abiertos Toads de todos los colores. Aquí también, la experiencia se centra en la delicadeza y cuidado de los detalles, más que en la espectacularidad de los efectos. Levanta la vista, aguza el oído y déjate sorprender por una exposición museística que, personalmente, me parece muy inteligente. Después de admirar una pared que recoge las «fotos de familia» del mundo Nintendo, por fin llega el momento de entrar en materia.

Un piso entero para celebrar el patrimonio de Nintendo

En mi opinión, la primera planta es el corazón del museo. Dedicada íntegramente a la conservación del patrimonio de Nintendo, ofrece una visión estructurada y bien documentada de la evolución de la empresa a través de sus productos, ideas, consolas y títulos más representativos. Pasea entre vitrinas cuidadas al detalle, organizadas por consolas, para descubrir el legado material de la productora. Así me encontré, inmóvil, frente a las vitrinas dedicadas a mis consolas favoritas, observando las cajas de los juegos y las diversas ediciones especiales de las consolas. Muchas ni siquiera las conocía… En ese momento, el tiempo parecía haberse detenido.

Esta galería de recuerdos nos cuenta una historia a través de las épocas, las diferentes apuestas creativas o incluso la evolución de nuestras franquicias favoritas. En cierto modo, es una parte del alma de Nintendo. Si eres un apasionado de los soportes físicos como yo (y lamentas el imparable avance de la desmaterialización), pasear entre miles de cajas de juegos, símbolos de una época, proporciona una sensación de absoluta serenidad. Y como apasionado al diseño, disfruté mucho comparando las cajas según los distintos mercados. De hecho, para cada consola, las versiones físicas de los juegos se presentan en su versión japonesa, europea y americana. Un verdadero trabajo de conservación que claramente no me deja indiferente.

También cabe destacar la presencia de antiguas máquinas recreativas, paredes dedicadas a la evolución de Super Mario, Pokémon, Kirby y Animal Crossing, entre otras, y una vitrina dedicada íntegramente a los manuales de instrucciones de los juegos (¡qué nostalgia!). La guinda del pastel es la zona de vídeo, donde se puede seguir la transformación de diferentes series a lo largo de las generaciones de consolas, en orden cronológico. ¡No podía quitar los ojos de las pantallas! Una pequeña aclaración: en esta planta está prohibido hacer fotografías.

Descubriendo los videojuegos… con joysticks gigantes

Cambio de piso, cambio de ambiente. La segunda planta del Museo de Nintendo está dedicada íntegramente al descubrimiento de los videojuegos emblemáticos de la marca, con mando en mano. Es divertido, interactivo y capaz de involucrar a diferentes generaciones. Recuerda: en el control de seguridad, se entregará una tarjeta nominativa (muy cuidada también desde el punto de vista estético) que contiene 10 «monedas». Es precisamente en esta planta donde finalmente podrás utilizarlas. ¿Cómo? ¡En varias salas de juegos que te volverán loco! Puedes jugar a Super Mario 64… con un mando XXL inspirado en la histórica consola, o divertirte con el juego de disparos Zapper & Scope SP.

En mi opinión, la verdadera protagonista de este piso es la zona Nintendo Classics. Similar a una sala de juegos moderna, alberga una multitud de pantallas donde, a cambio de una moneda, se puede jugar durante siete minutos a más de 80 títulos de Famicom (NES), Super Famicom (Super Nintendo) y Nintendo 64, disponibles en versión japonesa o inglesa. Una ocasión perfecta para pasar un buen rato entre grandes clásicos y juegos legendarios que también pueden descubrir los más pequeños. El ambiente es muy agradable y es muy fácil encontrar una consola libre sin tener que esperar (a diferencia de las estaciones con mandos gigantes). También hay talleres donde puedes crear tus propias cartas de hanafuda y aprender las reglas (hay que reservar en la entrada y tienen un coste adicional).

Tiendas y restaurantes que completan la oferta del Museo de Nintendo

Seguro que no te sorprende saber que a la salida hay una tienda. Y aunque técnicamente no hay obligación de entrar… ¿Quién puede resistirse a la tentación? Sobre todo porque la mayoría de los productos a la venta son exclusivos. Aquí, todo está clasificado por consola, en continuidad con la exposición de la primera planta: camisetas, cuadernos, pegatinas, tazas… cada producto está inspirado en un modelo específico. Si eres aficionado a más de una consola, estás perdido… ¡Será difícil salir indemnes!

Entre otros productos exclusivos, cabe destacar los famosos mandos gigantes en versión peluche, las cajas misteriosas que esconden llaveros con forma de consola y toda la colección inspirada en la identidad visual del museo. Sin embargo, hay una regla importante: solo se permite comprar un artículo por tipo por persona. Una limitación un poco frustrante, pero totalmente comprensible, teniendo en cuenta el actual mercado de reventas desenfrenadas. Para finalizar la compra, es necesario mostrar la entrada en caja.

¿Tienes hambre? El Museo de Nintendo también cuenta con un restaurante llamado Hatena Burger, cuyo logotipo no deja lugar a dudas sobre su temática. Aquí se sirven hamburguesas (personalizables), helados y café. El local es bonito y ofrece un ambiente agradable para terminar la visita de la mejor manera posible. Dicho esto, aunque por un lado aprecio mucho el enfoque del museo hacia el fan service, por otro lado me hubiera gustado un menú un poco más original y creativo. En pocas palabras, (al menos en el momento de escribir este artículo) no esperes una hamburguesa con el sombrero de Toad (si es que nuestro amigo realmente lleva sombrero…). Además, en mi opinión personal, la calidad de las hamburguesas podría ser mejor, sobre todo teniendo en cuenta su elevado precio. La única nota discordante del museo.

Cómo comprar entradas para el Museo de Nintendo

Por desgracia, siempre volvemos al mismo problema: hoy en día, no es fácil conseguir una entrada para un lugar muy popular y recién inaugurado. Para visitar el Museo de Nintendo es necesario reservar con antelación, ya que las entradas no se pueden comprar directamente en el lugar. El acceso al museo es exclusivamente mediante reserva previa, con un sistema de sorteo mensual. Las entradas se asignan por sorteo para cada fecha específica. «Mamma Mia», como diría nuestro querido Mario.

Cuando se abran las reservas para los próximos meses, hay que conectarse a la página web del museo, crear una cuenta gratuita y seleccionar tres franjas horarias en las fechas preferidas. Después… acércate a un santuario para pedir ayuda a los kami, porque el sorteo es realmente impredecible. Yo mismo tuve que intentarlo varias veces antes de conseguir el santo Grial. Si te seleccionan, solo tendrás que completar la compra. Sin embargo, ten cuidado de introducir correctamente tus datos, especialmente tu nombre y apellidos. Si estás en Japón y no tienes entrada, echa un vistazo a la página web de vez en cuando: es posible que se libere alguna plaza debido a cancelaciones de última hora. Aquí también todo depende del azar, pero vale la pena intentarlo. ¡Buena suerte!

Cómo llegar al Museo de Nintendo en Uji

Llegar al Museo de Nintendo desde Kioto es muy sencillo. Desde la estación Ogura (línea Kintetsu Kyoto), son solo 5 minutos a pie desde la salida este. También puedes ir a la estación JR Ogura (línea JR Nara), a 8 minutos a pie desde la salida norte. El trayecto dura unos 20 minutos desde la estación central de Kioto en la línea Kintetsu, o 25 minutos en tren directo por la línea JR Nara, ideal si tienes JR Pass. Según tu alojamiento, quizá no necesites pasar por la estación central para llegar a Ogura, así que revisa rutas alternativas.

Después del Museo de Nintendo… ¡la diversión continúa con las compras en Kioto!

¿Por qué no aprovechar la estancia en Kioto para prolongar la experiencia del museo? En ese caso, no te puedes perder una visita a la Nintendo Store de Kioto: un auténtico santuario moderno dedicado al universo de la marca. Una de las tres tiendas Nintendo de Japón se encuentra en la séptima planta de los grandes almacenes Takashimaya. Es difícil no dejarse tentar por la variedad de productos de todo tipo, todos ellos dedicados a tus franquicias favoritas. Además, algunos artículos son exclusivos de la tienda de Kioto. Un pequeño consejo: no te pierdas la azotea del centro comercial… ¡te esperan más de una sorpresa!

Después de ver todos esos objetos de culto expuestos con tanto cuidado en el Museo de Nintendo, sentí unas ganas irresistibles de ir a buscar tesoros a las tiendas de retrogaming para enriquecer mi colección personal. Así que me dirigí a una de mis tiendas favoritas de Kioto: Surugaya. Una auténtica mina de oro, repleta de videojuegos retro de todas las épocas. Con los ojos llenos de asombro, me perdí entre las estanterías en busca de algún ejemplar que me faltaba… y a ser posible a buen precio. Al final, volví al hotel feliz y satisfecho, con unos cuantos juegos para Game Boy Advance bajo el brazo.

Dónde alojarse en Kioto para estar cerca del Museo de Nintendo

Para esta aventura, decidí alojarme en el Giappo Franca Kyoto, un nuevo hotel inaugurado en 2024. El establecimiento, con una ubicación ideal, ofrece una variedad de alojamientos realmente interesante. Hay habitaciones de estilo occidental y japonés, opciones pensadas para familias (incluida una habitación con tobogán) y habitaciones temáticas, entre ellas una sala de juegos. Me decidí por esta última y pude jugar hasta altas horas de la noche con una Super Famicom mini, antes de meterme en el futón. Mención especial para el vestíbulo, con su amplia biblioteca de manga a disposición de los huéspedes y las miniconsolas retro. Un lugar perfecto para relajarse después de un día ajetreado.

Otra alternativa es el Hotel Marufukuro. Este excepcional establecimiento es un auténtico homenaje a los orígenes de Nintendo. Ubicado en la antigua sede histórica de la empresa, un edificio art déco de 1930, combina el encanto de la arquitectura de época con el diseño contemporáneo de Tadao Ando. Más que un simple hotel, es una experiencia inmersiva en la que el legado de la marca se expresa a través del arte, los sentidos y la gastronomía. Las habitaciones son preciosas, las suites impresionantes, y es un verdadero placer sentarse en los sofás de la biblioteca para hojear una de las muchas obras dedicadas a los videojuegos.

El Museo de Nintendo no es un simple museo, es una auténtica inmersión en el mundo de una empresa que ha dejado huella en el imaginario colectivo. Para los aficionados a los videojuegos que visitan Kioto, es prácticamente una parada obligatoria. Un lugar único donde descubrir la historia de la marca entre emoción y nostalgia.

Traducido por Maria Peñascal Felis

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