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Con una población de tan solo 10 000 habitantes, Obuse es lo que podríamos considerar un pueblo pequeño. No obstante, este dato no impide que se haya convertido en un buen reclamo turístico en Japón.Muchos viajeros hacen una parada en Obuse para pasar la noche en su periplo por la prefectura de Nagano. Cabe destacar que la ciudad tiene muchos encantos, incluido un casco histórico precioso repleto de lujosas casas antiguas.
El Museo Hokusai
Obuse no siempre fue un pueblo pequeño. En la época Edo, era un importante estado feudal, aprovechando su ventajosa posición en mitad de varias rutas comerciales hacia el centro de Japón.
Además de a empresarios industriales, la ciudad también atraía a muchos artistas famosos, incluido uno de los más célebres artistas de ukiyo-e de todos los tiempos: Katsushika Hokusai. Hokusai residía en Edo (hoy llamado Tokio), pero pasó mucho tiempo en Obuse en sus últimos años de vida. Vino aquí por primera vez en 1844 como invitado de un joven comerciante local de gran éxito. Aquí construyó su propio estudio, en el que estuvo trabajando hasta el final de sus días.
Podemos conocer su historia en el precioso Museo Hokusai, que se encuentra en pleno corazón de la localidad. El museo alberga una gran cantidad de los trabajos del artista, con especial énfasis en aquellos realizados en la ciudad durante sus últimos años. También se proyectan vídeos en los que se analiza su impresionante trayectoria y sus más notables trabajos: las 360 vistas del Monte Fuji.
El Museo Hokusai de Obuse abre todos los días de 9:00 a 15:00, excepto el 31 de diciembre y el 1 de enero. La entrada cuesta 800 yenes.
Cerca de los ‘monos de la nieve’
Obuse está muy cerca de uno de los principales reclamos turísticos del país para los extranjeros: los onsen de los monos. Probablemente ya hayas visto alguna imagen de estos simpáticos simios bañándose en las aguas termales en invierno. Pues bien, ¡el Parque Jigokudani se encuentra a tan solo 10 km de Obuse!
Un festín en Obuse
Otra de las actividades imprescindibles que hay que realizar en Obuse es acercarse a disfrutar del fantástico restaurante Club (蔵部), propiedad del señor Tsugio Ichimura y su familia. ¡Nos tomamos nueve platos! Todos ellos deliciosos. Todos los platos se inspiran en la gastronomía tradicional japonesa, con un toque de originalidad muy pronunciado.
En el menú de aquella tarde encontramos, entre otros: crema de tofu con caviar y erizo de mar; sopa de miso con salmón; patatas japonesas; ensalada de sashimi; varios tipos de tempura, incluidas ostras; brotes de loto y gambas; cangrejo con vinagre de sésamo y setas; estofado de carne con leche de soja y jengibre; pez limón a la parrilla; arroz de castañas y, de postre, un kaki mojado en sake y servido con un tipo de salsa de leche. Ah, y, como no podía ser menos, cada plato viene acompañado de un suculento sake.
«El sake siempre está presente cuando elaboramos un plato. Siempre ideamos un tipo de menú que case perfectamente con esta bebida», nos explica el chef, el señor Akiyo Kanbayashi, que bien se merece una mención en este artículo.
Un enólogo en tierra de sake
Tras disfrutar del restaurante, nos dirigimos a un lujoso bar que se encuentra justo al lado, donde conocimos al señor Akihiro Soga, un increíble enólogo que estudió en Borgoña.
Bajo el nombre de Domaine Sogga, el enólogo japonés cultiva, con pasión y bastante éxito, diversas variedades de uva para elaborar vino blanco y tinto. Probamos una copa del blanco y dos del tinto, todos excelentes. ¡La verdad es que fue un soplo de aire fresco probar algo de vino después de haber tomado tanto sake!
«Mis antepasados fundaron el negocio en 1867. En aquella época solo elaboraban sake, pero todo cambió tras la Segunda Guerra Mundial. En esos tiempos, el gobierno no nos permitía vender sake, así que tuvimos que cambiar de negocio. Y puesto que había vides en la zona…», nos comentaba Akihiko Soga.
Somos conscientes de las dificultades con las que tienen que lidiar al ser enólogo en este país. «Mi marca tiene una cierta reputación en la región y en Japón, pero no me duermo en los laureles, sé perfectamente que me costará mucho trabajo exportar mis vinos algún día», confesaba el productor.
Cabe destacar que no es, en absoluto, el único enólogo en la prefectura de Nagano. Nagano, con 33 fabricantes, es el segundo mayor productor de vino en Japón, tras la prefectura de Yamanasho. También es el segundo mayor en producción de sake, tras Niigata.
Diversas opciones de alojamiento
Aquellos que quieran pasar la noche en este lugar pueden elegir entre varias opciones de alojamiento para todos los bolsillos. En el centro de la ciudad, a unos 100 metros del prestigioso hotel Masuichi Kyakden, hay un hotel convencional. En nuestro caso, decidimos alojarnos en un sitio de nivel intermedio: una posada encantadora a unos cinco minutos del centro de la localidad. Vent Vert posee cuatro habitaciones muy coquetas con unas vistas preciosas y un restaurante francés maravilloso. ¡Fue un verdadero placer despertarse con el aroma del pan y los croissants recién hechos!
Tsugio Ichimura es dueño de un gran número de tiendas del pueblo. Además del restaurante Club y del hotel Masuichi Kyakuden anteriormente mencionados, también es el propietario de la destilería de sake Masuichi, de la que ya hablamos en otro artículo, de la pastelería de Obusedo (en la que casi todo está hecho a base de castañas), conocida en todo Japón, un bar, otros dos restaurantes y mucho más.
El empresario nos invitó a visitar su casa de más de tres siglos de antigüedad y, sin duda, uno de los hogares japoneses más bonitos que he visto en mi vida.
A dos horas de Tokio
A Obuse se puede llegar en autobuses turísticos, coche de alquiler o en tren. Para emplear este última opción deberemos dirigirnos a la estación de Nagano (lo más rápido es hacerlo en Shinkansen: una hora y media de viaje desde Tokio). Después cogeremos un tren local de la compañía Nagano Electric Railway. Desde allí serán 22 minutos (33 si te decantas por el autobús) hasta Obuse.
Texto original de Aurélien Hubleur
Traducción de Virginia González
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