Nakayamaga es una región montañosa al noroeste de la ciudad de Kitsuki (杵築) (península de Kunisaki, isla de Kyushu). Este pueblo fomenta el «turismo verde» o ecoturismo, que permite experimentar el campo japonés alojándote en un noka-minshuku (農家民宿), un bed and breakfast regentado por granjeros japoneses.
Durante mi viaje alrededor de la península de Kunisaki, una pareja con extrema amabilidad compartieron su rutina diaria conmigo, que consistía en el crecimiento de setas shiitake, arroz y cebollas. Además, como su objetivo era ser casi autosuficientes, también cultivaban algunos vegetales y frutas para uso propio.
Cosechando setas shiitake en el noka-minshuku de Kitsuki
La prefectura de Oita cuenta con el 48% de la producción de los shiitake japoneses. Estas setas nacen en los troncos de los robles y, gracias a los nutrientes que se encuentran en las cepas, crecen sin añadir ninguna sustancia química. Así pues, los granjeros (concretamente los mycocultures), alzan una especie de muro de madera hecho de troncos donde crecen las bandas de setas.
Los troncos preparados para que crezcan setas. Un cartel con la explicación del método.
¿Qué pasos debemos seguir para cultivar estas setas?
- Esparcir las setas (distribuir el material);
- Preparación de los troncos;
- Plantar los troncos con micelio;
- Controlar el desarrollo del micelio;
- Finalmente, cosechar y envasar. Los shiitake se venden frescos, pero se pueden secar cuando la producción es demasiado abundante, especialmente en primavera, el mejor periodo de cosecha.
Durante mi estancia en este noka-minshuku de Kitsuki, pude participar en la selección de los shiitake, siguiendo sus instrucciones sobre cómo identificar una seta que ya está lista para ser cosechada. Escogimos y empacamos la cosecha del día y separamos los defectuosos que cocinaríamos más tarde.
Recetas familiares en el noka-minshuku de Kitsuki
Durante mi estancia en el noka-minshuku Tokutoku Sanso también aprendí a elaborar un tipo de natillas cocinadas con cacahuetes que crecen en la zona.
Seleccionamos cacahuetes y le quitamos la cáscara. Después de remojarlos con agua durante unas horas, los mezclamos con el agua y pasamos el líquido espeso obtenido a través de una malla fina. Esta leche vegetal se mezcla con kudzu, un almidón hecho de raíz de espárrago, y se calienta lentamente hasta que se espese. El último paso es verterlo en un molde y enfriarlo durante un mínimo de 12 horas. Probamos este tofu durante el desayuno y lo acompañamos con un poco de miso casero con corteza de yuzu. Con esta receta no se desperdicia nada, ya que el okara, los restos sólidos que quedan después de hacer la leche vegetal, se utilizan para hacer galletas.
También disfruté haciendo hoshigaki (干し柿 – caquis secos). La imagen de los caquis secándose cómo una cortina aparece en la mente de cualquier persona que ha ido en el campo japonés durante el otoño. Los árboles de caquis, ubicados delante de la casa, producen fruta totalmente astringente si la pruebas tal y como es.
Después de sacarle la cáscara, los pusimos en agua caliente durante unos segundos y finalmente los dejamos secar durante quince días en la intemperie. Impregnan el ambiente con un perfume único y duce, comparable con el de los dátiles frescos. Pelé la fruta con calma mientras preservaba su tallo y un trozo de la rama. Luego las atamos en una cuerda para formar una especie de guirnalda. Así, los colgamos verticalmente en un cobertizo protegido de la humedad en la parte trasera de la casa.
Pelando los caquis. Colgando los hoshigaki en el exterior.
Un intercambio enriquecedor en el campo japonés
Además de mycoculture y la experiencia vivida en una zona rural en Japón, vi una variedad de temas que iban desde la vida diaria, nuestras respectivas culturas, familias, viajes, política, y problemas medioambientales. De hecho, el calentamiento global les afecta directamente a ellos. Existen unas fotografías que, a modo de prueba, demuestran que hace 15 años que los cultivos de las setas disminuyen considerablemente.
La familia de Sato-san habla solo en japonés, pero han alojado familias de habla inglesa. Incluso una chica de Indonesia se quedó todo un año. Reciben regularmente estudiantes japoneses de instituto y les ayudan a descubrir la vida en el campo.
Nuestros atentos anfitriones querían compartirlo todo lo que podían con nosotros y nos llevaron a un onsen local. Por si no fuera poco, después de cenar, visitamos los campos iluminados de los granjeros vecinos.
El arroz, que lo cultivan ellos, es muy valioso y es el plato central de sus comidas. También solían cocinar miso y la primera parte del arroz cocido sirve como ofrenda a los ancestros.
¡Incluso recibí un souvenir, un shiitake casero que habíamos cultivado el día anterior, kabocha y caquis secos!
Para conocer más información:
Accede a la web de Yamaga Green Tourism (山香グリーンツーリズム – solamente en japonés) para ver más información sobre la estancia en Tokutoku Sanso. Podrás reservar tu alojamiento a través del número de teléfono o la dirección de email de invitados. En este alojamiento se pueden hospedar hasta seis personas, y el precio es de 6800 yenes con cena y desayuno y 7800 yenes con la experiencia agrícola. ¡Recuerda que el pago se hace allí en efectivo!
Patrocinado por Tourism Oita
Traducido por Maria Peñascal