El Museo Ghibli es una visita obligada para los fanáticos del anime y el trabajo del director Hayao Miyazaki. Lo que pocos saben es que es una oportunidad perfecta para vivir, por primera vez, la experiencia de disfrutar del cine dentro de un ambiente seguro, divertido y amigable, especialmente para los niños. ¡Definitivamente, un lugar mágico para aprender cosas nuevas!
Museo Ghibli: uno de los grandes atractivos de Tokio
Curiosamente, Tokio es una cuidad que se ha ido convirtiendo en un sitio amigable para los niños, pensando en las familias locales y en quienes visitan Japón con sus bebés o niños pequeños. Dentro del área metropolitana, en la ciudad de Mitaka, el Museo Ghibli se ubica dentro del bosque del parque Inokashira, añadiendo al ambiente un aire de aventura que los chiquitines especialmente disfrutarán.
Una de las razones por las que el museo siempre sorprende es que las exposiciones y los cortos animados se encuentran en constante renovación. Por ello, quienes tengan la oportunidad de conseguir entradas pueden sentir la emoción de descubrir algo nuevo en cada visita.
Si se ha tenido la oportunidad previa de ver las películas de Ghibli, desde las afueras del edificio se pueden notar muchos detalles pertenecientes a las historias de este reconocido estudio animado. ¡Mi hijo no dejaba de señalarme todo lo que le llamaba la atención!
Antes de llegar
Gracias a que las entradas solamente se pueden adquirir mediante compra anticipada en las tiendas de conveniencia Lawson en Japón (hagan click en el enlace anterior para que se enteren de cómo adquirir las entradas), la visita al museo se disfruta sin multitudes. Cabe mencionar que hay que ser muy puntuales a la hora de entrar, pues si no se llega a tiempo, se pierden las entradas. Una vez dentro, no hay límite para explorar, admirar las exposiciones y escuchar cuantas veces quieran las partes que más les gusten.
Atracciones y puntos de interés del museo
A diferencia de otros parques y exposiciones, el Museo Ghibli tiene puntos de interés para todos. Se puede aprender el trabajo que conlleva animar una película, participar en aventuras tipo trivial, recorrer laberintos, etc. Y la actividad favorita de mi hijo: ¡subirse al nekko bus de la película de Totoro! Cerca del acceso a la azotea se encuentra una réplica acolchada del famoso personaje que los recibe para jugar durante diez minutos. Al no tener un coste extra, para repetir basta con hacer fila de nuevo y ¡volver a jugar!
Al subir al tejado, una de las fotos obligadas es, sin duda, junto al robot gigante de la película El castillo en el cielo. El robot protege los jardines y el acceso al cubo de control de mando… ¡igual que en la película!
La vista desde la azotea es realmente bella y ayuda a que los niños se despejen un poco del ambiente más cerrado de otras áreas del museo. Todo ello mientras, de forma segura, se aventuran a subir las escaleras metálicas de caracol rodeadas de enredaderas y se pasean por las veredas del jardín.
¡Hora de comer! Restaurantes y cafeterías
Después de tanto ejercicio, llega la hora de la comida. En el área de restauración se puede uno sentar tranquilamente bajo las lonas a disfrutar un snack. Una gran ventaja es que se puede traer uno de casa el bento, en caso de que se requiera algún tipo de alimentación especial para los niños.
Aunque dentro del museo está estrictamente prohibida la comida, hay áreas de descanso para poder amamantar a los bebés. En la zona de restauración me encantaron, en particular, los escalones rojos dispuestos para que los niños alcancen la ventanilla y practiquen el comprar cosas por sí mismos.
El café Sombrero de Paja es un lugar muy bonito para que los niños disfruten de una rebanada de pastel recomendada por el Porco Rosso.
En el patio interior del lugar, los niños pueden explorar y jugar sin presiones. Cercanos a este espacio se pueden pedir prestados carritos de bebé para disfrutar mejor de la visita. Bajo el kiosko, los chicos pueden intentar activar una antigua bomba de agua ¡riendo a carcajadas con el esfuerzo!
Antes de irte… sesión de cine
Sin duda, la experiencia más memorable para los niños es ver la animación a la que se tiene derecho con la entrada, de menos de 15 minutos de duración. Es una oportunidad única para que experimenten, por primera vez, ver una película en el cine. Mi hijo de tres años, aunque se asustó con la bruja babayaga, salió encantado con la película Tamagohime y Pandane. Cuando le compré el cuento basado en la animación ¡se acabó convirtiendo en uno de sus favoritos!
El Museo Ghibli cuenta también con librería y tienda de regalos. ¡Aprovechen! pues mucha de la mercancía es coleccionable y solamente está de venta en el museo.
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