En 2018 otorgaron una estrella Michellin al segundo restaurante en Tokio especializado en ramen. Aunque sea una de las comidas japonesas más simples, está consiguiendo altas valoraciones en las críticas gastronómicas globales. Mientras tanto, en algunos de los rincones menos accesibles del país, hay japoneses que ofrecen una simple pero increíble comida casera elaborada a partir de los ingredientes que crecen en sus jardines. Son estas personas desconocidas que a través de la cocina transmiten alegría a los afortunados (o avispados) huéspedes que se alojan en sus casas o granjas.
El hostal Yodel en Semboku – un servicio «omotenashi» y una comida «oishii»
Mi persistente exploración de la cocina japonesa me llevó hasta el hostal Yodel, una humilde posada ubicada en la ciudad de Semboku (prefectura de Akita). Se puede llegar andando desde el resort de esquí Tazawako, donde ofrecen una amplia gama de actividades al aire libre, tanto en invierno como en verano.
Fundado en 1987, el duo madre e hija Yukiko y Sayaka Takahashi hospedan visitantes en esta preciosa región del norte de Japón. Ofrecen un alojamiento simple y espacioso con su propia versión del omotenashi (お持て成し- hospitalidad) japonés y una increíble comida al estilo de Akita.
Las habitaciones recuerdan a las de un ryokan: mesas bajas, una pequeña TV y suelos con tatami para extender el futon para dormir. Los servicios son comunitarios y segregados por género y los baños usan las aguas del onsen local, la cual tiene una temperatura perfecta en invierno. Si quieres un baño privado así poder disfrutar de un baño de forma solitaria, es bastante fácil tener uno ya que están abiertos 24 horas. Hay una sala para cenar y socializarte con mesas para comer y una área de relax, con una estufa de leña que mantiene la habitación caliente.
Sayaka, la hija de la dueña del hostal, creció en un pueblo vecino de Tazawako en Akita. Trabajó en Tokio durante un tiempo, pero sintió que debía volver a su prefectura natal. Sus conocimientos de inglés se perfeccionaron con los inquilinos de este hostal en Semboku, así que muchos turistas de habla no japonesa se sienten cómodos al quedarse.
Después de la cena, compartí una botella de un fresco namazake (生酒) con un grupo de neozelandeses a quienes les encantó la mezcla entre la cultura japonesa local y las maravillosas condiciones del esquí de la prefectura de Akita. Después de cenar, Sayaka ayudó a uno de los clientes para recuperar parte del equipaje que accidentalmente se dejó en el tren, incluso ofreciéndole conducir hasta la estación local por la mañana. Omotenashi. La cena en el hostal Yodel es un festín, y en esta ocasión era el primer festín que yo cocinaba, al menos, los entrantes. Sayaka me invitó a la cocina para hacer kiritanpo (切りたんぽ), una especialidad de Akita hecha con un crujiente arroz al vapor asado en el fuego. Hay diferentes formas de disfrutarlo, pero elegí el estilo cubierto con salsa de miso dulce.
Haciendo kiritanpo en el hostal Yodel de Semboku
Sayaka me explicó que l primer paso es aplastar arroz usando un mortero. No necesita llegar a la consistencia de mochi (餅) ni tampoco se tiene que usar arroz especial. Tras hacer una bola con el resultado, se trabaja con un palo de madera y se extiende con las manos húmedas para hacerlo fino y largo.
Los dos más largos formaron parte de mi comida más tarde, mientras que los cuatro más pequeños serían los aperitivos. Después de dejarlos secar unos minutos para reducir su pegajosidad, el kiritanpo se pone encima de papel de aluminio y de unas brasas para cocinarlo. Tenemos que rotarlo de vez en cuando para hacer que la superficie se tueste un poco. Cuando ya está parcialmente asado, lo pasamos por el glaseado hecho con un suave miso y mirin (sake dulce para cocinar) y lo volvemos a poner a las brasas para caramelizar el azúcar del glaseado.
¿El resultado? Un aperitivo caliente, dulce y salado al mismo tiempo con un inconfundible sabor a arroz tostado. ¿Y lo mejor? Compartirlo con mis compañeros agradecidos y mi amable anfitriona, Sayaka.
Para realizar la experiencia del kiritanpo hay que pagar 1000 yenes, pero vale la pena probar de cocinar la especialidad local de Akita.
Mi anfitriona orgullosa con el resultado El kiritanpo cocinado
Kiritanpo nabe: la delícia del hostel
¿Te acuerdas de los dos kiritanpo largos que iban a ser parte de mi cena? Esa noche en el hostal Yodel se cenaba kiritanpo nabe, un estofado con vegetales locales, pollo y, por supuesto, el kiritanpo hervido con dashi. Cada grupo de huéspedes compartía una o más cacerolas grandes, mientras que un viajero solitario y yo teníamos una olla individual.
Los vegetales usados en el nabe fueron cultivados en una granja local por Yukiko. Teníamos seri (un tipo de perejil), gobo (una raíz de bardana), maitake (un tipo de setas) y negi (cebolla verde japonesa), todas frescas y aromáticas. También había posibilidad de añadir, junto con el kiritanpo, los fideos konnyaku hechos con patata konjac.
Los vegetales usados en el nabe fueron cultivados en una granja local por Yukiko. Otros platos de la cena.
Otros platos que también comí fueron el iburi-gakko (cocinado por Yukiko con la receta familiar) y el tsukemono especial de Akita, los famosos vegetales encurtidos de Japón. Akita, totalmente invernal, los vegetales ahumados están cocidos en las brasas de la chimenea irori antes de encurtirlo, dándole un sabor único que algunos amantes de la comida ahumada valorarán. Me gustó tanto que antes de volver a casa compré iburi-gakko en la estación de tren.
Yukiko estaba ocupada en la cocina preparando gambas con una salsa de chile dulce que nos las comimos con cáscara y todo. Más que el noroeste de Japón me sentí como si estuviese en el sudeste asiático: toda esta gastronomía me llevó a una dimensión desconocida pero exquisita.
El festín se completaba con un bol de vegetales de la temporada de invierno hervido a fuego lento con dashi y shoyu, una ensalada daikon y un par de trozos de cerdo adobados con manzanas, otra mezcla con diferentes sabores. Mi “primera experiencia” fue con el plato mizunokobu, una montaña de vegetales ligeramente sazonada con jengibre.
El arroz servido al hostal Yodel era curioso, no solo por pertenecer dentro de la variedad de alta calidad Akitakomachi (por la cual es famoso Akita), sino que también por ser producido por el hermano de Sayaka. Esta comida era un verdadero esfuerzo familiar.
Desayuno en el hostal Yodel
Un desayuno japonés suele contener pescado, huevo, ensalada, arroz, un bol de sopa de miso y comida básica japonesa como el natto y el nori. Yukiko lo modifica un poco con una abundante y contundente sopa de huevo con huevos revueltos en el plato. El pescado de ese día era shishamo que se come entero, incluido el corzo. No apto para aprensivos, pero exquisito con un bol de arroz caliente. El delicioso descubrimiento fue el takenoko, unos brotes de bambú pequeños, untado con la misma salsa dulce de miso que usamos con el kiritanpo la noche anterior. ¡Más, por favor!
Experiencia en la granja – Posada de Iori
Los hostales no son la única forma de experimentar platos caseros locales en Semboku. Muchas granjas ofrecen hospedaje para visitantes, extranjeros o locales, para vivir la experiencia y trabajar en una granja. Te lo aseguro: la cantidad de trabajo que tienes que hacer es una miseria en comparación con el trabajo que hacen cada día los granjeros de Akita, pero te da una idea de cómo es la vida rural a y te abre el apetito para comer una gran comida al estilo de la granja.
Paramos en Iori después de una mañana de turismo alrededor de Kakunodate, cerca de la ciudad samurái. Aparentemente, hacer turismo no abre tanto el apetito como, por ejemplo, plantar arroz por la mañana, así pues el almuerzo que nos ofrecieron en la granja nos pareció enorme.
Todo era delicioso, así que, tristemente, no había nada que quisiéramos dejar en el plato. Terminé empaquetando algo de makizushi y narizushi en un envoltorio de plástico para comerlo como aperitivo durante el viaje con el tren shinkansen de vuelta a casa.
El primer plato fue el anteriormente mencionado makizushi, cocinado con salmón fresco, cangrejo, huevos asados, pepino y lechuga. Estos y los inarizushi iban acompañados con tofu dulce y asado, rellenados con un sabroso arroz de Akita sazonado con vinagre de arroz.
A continuación había una pequeña ensalada y dos alitas de pollo asadas. El plato principal era tempura inaniwa udon, un estilo solo cocinado en Akita.
Este almuerzo se completaba con el plato del seri (perejil) sazonado, iburi-gakko y un plato grande de frutas fresca. Y todo había estado creado desde cero por Chieko-san, quien lleva la posada. No me extraña que haya gente con ganas de ir a Akita para trabajar en la granja, ¡con esta comida tan buena esperándolos!
Si quieres irte de la ciudad pero no quieres trabajar en la granja, en Iori también se puede alquilar como alojamiento para 4 personas como máximo. A pesar de disponer de una cocina totalmente equipada, seguramente querrás que Chieko-san cocine para experimentar su comida casera. Hay una gran habitación con tatami para dormir y otra habitación para comer y relajarse.
El clima y terreno de Akita hace que la gente de esta prefectura sea resistente y sana, pero el aire fresco y el agua, que es la base de la comida, hace que se mantengan así. Las estrellas Michelin pueden galardonar los chefs de las grandes ciudades como Tokio, pero los chefs las cocinas caseras de Akita son estrellas por ellos mismos.
Fotografía ofrecida por Semboku City Rural Experience Council
¿Cómo llegar hasta Semboku, Akita?
El hostal Yodel está ubicado cerca de la estación de Tazawako en la línea del Shinkansen Akita. La granja Iori está cerca de la estación de Kakunodate, la siguiente estación de Tazawako. Hay 3 horas desde Tokio con el tren bala, un viaje hacia la preciosa prefectura de Akita no tan solo cómodo sino que también es gratuito con el Japan Rail Pass.
Patrocinado por la ciudad de Semboku
Traducido por Maria Peñascal