Beppu es famoso por sus aguas termales denominadas Jigoku (infiernos), y de aquí probablemente provenga el nombre de Kan no Jigoku. Siendo Kan = frío, y haciendo referencia a la temperatura de las aguas de estas termas.
Aguas frías con propiedades para la salud
En el año 1849 ya funcionaba como agua termal y muchos acudían aquí por sus poderosa efectividad para la cura de problemas relacionados con la piel y la circulación de la sangre. Con más de 2160 litros de agua pura, que contiene azufre que surge naturalmente del suelo, sus propiedades particulares son beneficiosas para curar el reuma, quemaduras, problemas de circulación, constipado y problemas neurálgicos.
Lamentablamente, solo se puede uno meter dentro durante el verano, en los meses de julio a septiembre, y esto tiene sentido, ya que no creo que desee zambullirse en las aguas de 14 grados en invierno.
Pasos a seguir para bañarse en el onsen
Apenas se llega se compra el billete de 500 yenes y, en la recepción, muy amablemente le explicarán los pasos a seguir para ingresar al agua. Eso sí, a diferencia de los onsen “normales”, aquí le van a pedir que se ponga una malla, porque uno no se puede meter en Kan no Jigoku como Dios lo trajo al mundo.
Primer paso: dejar las cosas en una taquilla, y, antes de avanzar hacia las “piscinas”, se debe uno quitar los zapatos. Luego se pone la malla detrás de las cortinas (derecha los hombres, izquierda las mujeres, ¡no confundirse!) Y ahora sí, se puede entrar al “infierno frío”, o bien diría, congelado.
A menos que usted haya vivido en Rusia, Finlandia, o tenga muchísima valentía, es recomendable, antes de ingresar a las aguas, dirigirse primero hacia la puerta de madera donde se encuentra una estufa enorme para calentar bien el cuerpo.
Créame, no va a ser fácil la primera zambullida. El tiempo ideal para que las propiedades de las aguas se impregnen en la piel es de 2 a 3 minutos. Pero apenas mis piernas se hundieron unos 10 segundos, ya sentía cómo se dormían los músculos y, al mover el cuerpo, el frío me calaba aún más los huesos. 10 segundos… y afuera. Al ingresar nuevamente al recinto con la estufa, un hombre oriundo de Fukuoka y su hijo comenzaron a conversar conmigo amistosamente, y me comentaron que para ellos fue igual de difícil, pero, si podía aguantar un minuto, luego el cuerpo se acostumbraría. OK, segundo intento; casi un minuto y… afuera nuevamente. Allí, otra vez, me comentaron y recomendaron quedarme quieto bajo el agua hasta que pase el minuto. Dicho y hecho; 3 minutos y 10 segundos dentro del agua. Me retiré orgulloso de poder haberlo logrado, y seguramente con una mejor circulación en mi sangre.
Cómo llegar a Kan no Jigoku
Si Yufuin es aún un sitio casi desconocido para los turistas extranjeros, entonces se podría decir que Kan no Jigoku es un tesoro escondido hasta para los mismos japoneses.
Ubicado en medio de las montañas, a medio camino entre Yufuin y el monte Aso, hay básicamente dos maneras de llegar hasta aquí. La más sencilla es con vehículo propio. Conducir no es fácil para los que venimos de países donde se conduce con el volante a la izquierda, y algunos probablemente no se animarán.
El segundo camino, y el más conveniente si se pueden administrar bien los tiempos, es tomar el autobús que sale a las 9 de la mañana desde la estación de autobuses de Yufuin, con destino a Kumamoto. El autobús parará en dos estaciones: Oda no Ike y Handa Kogen, antes de llegar a Kujuu Tayamaguchi a las 9:52 de la mañana. Desde allí son unos diez minutos a pie hasta Kan no Jigoku, en dirección hacia donde avanza el bus, y de la misma mano izquierda.
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