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Matsuyama es una ciudad costera de la isla de Shikoku, y la capital de la prefectura de Ehime. El principal atractivo de la ciudad es su enorme castillo feudal del siglo XVII, que se asienta sobre el punto más alto de Matsuyama, a 132 metros de altura en la cumbre del monte Katsuyama.

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Castillo y jardines de Matsuyama

Como suele pasar en Japón, la estructura original acabó envuelta en llamas tras una tormenta eléctrica, y lo que vemos hoy en día es una reconstrucción del siglo XIX. Antes de subir al castillo conviene darse una vuelta por el parque Ninomaru (Matsuyama Castle Ninomaru Historical Garden); un precioso jardín japonés público con pequeños lagos y árboles cítricos de diversas clases al que se puede acceder por tan solo 200 yenes. Antiguamente, el jardín no existía, y en su lugar se alzaba la residencia del señor feudal. Huelga decir que también acabó en ruinas. El jardín abre todos los días de 9:00 a 17:00, excepto el tercer miércoles del mes de diciembre, que permanece cerrado.

Muy cerca de allí, a unos veinte minutos a pie, encontramos un parque público de lo más pintoresco que también es buena idea visitar antes de iniciar el ascenso al castillo (o después). Este parque, de nombre Dogo-koen, se asienta sobre las ruinas de otro antiguo y emblemático edificio. En este caso se trata del ya desaparecido Castillo Yuzuki, que perteneció al clan Kono desde el siglo XIV hasta el XVI. Fue finalmente destruido por tropas enemigas en 1585. Y para rematar la ruta, si no te has cansado ya de tanto caminar, a un par de minutos a pie al norte del parque encontrarás el famosísimo Dogo Onsen, uno de los tres onsen más antiguos de Japón, popularmente conocido por haber servido de inspiración al mismísimo Miyazaki a la hora de crear El viaje de Chihiro.

jardín castillo matsuyama

 

Ascenso al castillo

Una vez de vuelta en la base del monte Katsuyama, por fin toca iniciar el ascenso. Desde este punto, se tarda menos de media hora en alcanzar la cima a pie. No obstante, hay dos alternativas para los que no les apetezca caminar: el teleférico, que cubre la ruta desde la base hasta la cima en menos de un minuto, y el telesilla, para los más atrevidos. La entrada al castillo cuenta 510 yenes; 1020 yenes si nos decantamos por montar en el teleférico o el telesilla (precio de ida y vuelta con la entrada al castillo incluida).

telesilla castillo matsuyama

 

Castillo de Matsuyama y su museo

Una vez arriba, nos encontramos ante una gran explanada con varios miradores desde los que poder observar la ciudad y el océano. Toda la zona está decorada con farolillos y cientos de cerezos que, en primavera, son un verdadero espectáculo visual (y olfativo).

El castillo cuenta con una torre de tres plantas construidas sobre una enorme base de piedra, prácticamente del mismo tamaño, ideada para dificultar el ascenso de las tropas enemigas al mismo. El perímetro del castillo (como casi todos los castillos en Japón) tiene unas curiosas aberturas en el suelo que se utilizaban para lanzar piedras a los guerreros que conseguían trepar la base.

mirador castillo fukuyama

mirador castillo fukuyama

Para acceder al edificio es obligatorio descalzarse, al igual que se hace en la mayoría de hogares japoneses. Deberás dejar los zapatos en unas taquillas localizadas en la entrada y, en su lugar, ponerte una especie de zapatillas de andar por casa que te prestarán allí mismo.

El edificio alberga una exposición permanente con piezas únicas de las épocas Edo y Meiji, entre ellas varias armaduras samurái auténticas y unas cuantas espadas. La colección incluye objetos cotidianos de los guerreros y los señores feudales que habitaban el recinto (tazas, cerámica, palillos…), cuadros, estancias completas reconstruidas, manuscritos, mapas, etc. ¡Incluso tienen una armadura que te puedes probar tú mismo! Eso sí, esta última probablemente no sea auténtica.

castillo de matsuyama

En las inmediaciones de la torre del castillo hay un restaurante donde se sirven platos típicos. También venden helados, batidos, refrescos y granizado de distintos sabores (kakigori) que, en Japón, es mucho más popular que el helado convencional. Las mesas tienen una disposición tipo comedor escolar, con merenderos de madera de gran tamaño donde caben grupos grandes de personas. Si vas sólo o en compañía de una única persona, os tocará compartir mesa con más gente casi con total seguridad. En verano y en épocas de gran afluencia de turistas conviene entrar al restaurante mucho antes de la hora del almuerzo, porque conseguir un sitio libre puede llegar a ser una odisea, como fue mi caso. El teleférico de vuelta a la base sale cada veinte minutos aproximadamente.

En definitiva, el Castillo de Matsuyama es una parada obligatoria en cualquier ruta turística por Matsuyama, no solo por lo interesante de su arquitectura y el museo que alberga, sino por la propia ruta hacia la cima y el mirador con vistas a la ciudad. Aunque la visita siempre se disfruta, la excursión se hace más amena en primavera u otoño, cuando el clima no es ni muy frío ni muy caluroso, y cuando el panorama se tiñe de los colores del sakura y el momiji. 

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Virginia González

Virginia González

Freelance writer and translator from Spain, wanna be amateur photographer and film enthusiast. Always saving up for the next big trip. / Escritora y traductora freelance española, aficionada a la fotografía y amante del cine. Siempre estoy ahorrando para mi próximo viaje.

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