Tsunami (津波). Literalmente, ola (波) en el puerto (津). Que esta palabra japonesa sea hoy en día el término universal para describir cuando la furia del mar decide arrasar con todo a su paso, ya nos da una idea de cómo la frecuencia y extensión de este fenómeno ha influido en Japón. En la memoria colectiva aún siguen frescas las imágenes de la mayor tragedia de la historia reciente del país, cuando este año se cumple una década del suceso. Superadas todas las previsiones de seguridad que había hasta ese entonces, las fuerzas naturales demostraron a todos cuál era el precio de confiarse en exceso.
¿Qué tan comunes son los tsunamis en Japón?
Japón es un país en el que los terremotos se encuentran a la orden del día, debido a su posición respecto a los bordes de varias placas tectónicas cuyos límites coinciden prácticamente con todo el archipiélago nipón. El constante choque de dichas placas genera una elevada actividad sísmica en esta área, que se traduce en un número muy frecuente de tsunamis cada pocos años.
¿Cómo ocurren los tsunamis?
Como ya hemos indicado, la gran mayoría de los tsunamis se originan a partir de un terremoto, como ha sido el caso aproximadamente en el 80% de los tsunamis registrados desde inicios del siglo XX. No obstante, también podrían generarse a partir de deslizamientos de tierra, actividad volcánica, determinados fenómenos atmosféricos (en dado caso se llamaría ‘meteotsunami’) o incluso el paso de un asteroide o cometa que roce demasiado cerca del mar.
¿Qué hacer en caso de un Tsunami en Japón?
En primera instancia, en cuanto se perciba un temblor, por leve que parezca, lo más recomendable es consultar medios de comunicación locales, ya que generalmente proporcionan una actualización rápida para confirmar si tras un terremoto hay alerta de posible tsunami. Para quienes estén acostumbrados al uso de redes sociales, Twitter también es tremendamente útil para obtener información al instante. Por ejemplo, la cuenta oficial de la Japan Weather Association siempre confirma inmediatamente el epicentro, intensidad y si se espera que haya un tsunami o no. Si se confirma esto último, la misma asociación cuenta con una guía bastante útil de los pasos a seguir:
- Buscad el lugar más elevado posible. Tras una alerta de tsunami, hay que priorizar el traslado a las zonas más elevadas. En ocasiones la altura de las olas puede superar las predicciones e incluso algunos lugares designados como refugio pueden ser vulnerables.
- Evitar el uso de vehículos privados. Más de uno podría pensar que lo más seguro es alejarse de la zona de riesgo en coches, pero en realidad es algo contraproducente. Existe la posibilidad real de acabar atrapados en un atasco de tráfico y terminar engullidos en una ola.
- Alejarse de los ríos. El peligro no se limita únicamente a las zonas costeras, los ríos también corren riesgo de experimentar fuertes crecidas, por lo que también es conveniente alejarse de ellos, especialmente si uno se encuentra cerca de un río caudaloso.
- Una vez en la zona de evacuación, permaneced allí. El riesgo no se acaba con el paso de la primera ola. En ocasiones, puede haber varias oleadas al cabo de minutos o incluso horas. En ocasiones hasta pueden ser olas más altas que las primeras. Desde el momento en que se llega a la zona de evacuación, lo mejor es quedarse allí y no salir hasta que la alerta de tsunami haya finalizado.
¿Qué regiones tienen mayor riesgo de Tsunami?
Hasta la fecha, no hay una base de datos oficial que clasifique el nivel de riesgo de cada zona en todo el país a pesar de los esfuerzos leiglativos hechos tras el terremoto de 2011. Lo que hay de momento es un informe publicado en enero de 2020 donde el gobierno se centra en la zona de la Fosa de Nankai, ya que las características geológicas hacen que sea probable que haya un terremoto de magnitud elevada en esta zona.
Recientemente, la Japan Agency for Marine-Earth Science and Technology publicó esta interesante entrevista con los especialistas en sismología Yusaku Ota y Narumi Takahashi, en la que se explica las investigaciones llevadas a cabo desde el terremoto de 2011 y los esfuerzos que se están realizando para mejorar las capacidades de predicción.
Ota y su equipo han empezado a construir un sistema integral de monitorización de movimientos de la corteza terrestre, llamado REGARD, en colaboración con la Autoridad de Información Geoespacial de Japón. Dicho sistema analiza en tiempo real los datos de GEONET (red de observación basada en GPS) lo que permite predecir qué tan lejos puede llegar un tsunami tras alcanzar las costas. Cabe destacar que esta investigación con GPS para la predicción de tsunamis ha sido desarrollada e implementada apenas seis años después del terremoto de Tohoku en lo que ha sido un proceso excepcionalmente rápido.
¿Cuáles han sido los mayores tsunamis en la historia de Japón y qué daños causaron?
Antes de la existencia de herramientas modernas de medición, evaluar los distintos tsunamis y terremotos que han ocurrido a lo largo de la historia es un asunto relativamente complicado. Por ejemplo, para categorizar los terremotos ocurridos antes de 1890, los expertos recurren a diversos datos para comparar los efectos físicos y humanos (sobre la información de la que se tiene constancia) y realizar estimaciones en base a comparaciones con desastres recientes. Debido a la naturaleza de este tipo de información, los datos para terremotos antiguos pueden variar dependiendo de la fuente. Es necesario tomar en cuenta, por lo tanto, que las cifras indicadas en la magnitud de dichos eventos, son estimaciones aproximadas.
De acuerdo al registro histórico mundial en la base de datos de la agencia americana NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration), estos son los cinco peores tsunamis que han ocurrido en la historia de Japón:
- 15 de junio de 1896: El tsunami de la costa de Sanriku, correspondiente a la zona de la prefectura de Iwate. El más devastador de la historia si atendemos al número de muertes ocasionadas, que se estima en torno a 27 mil, con más de 9 mil heridos y 11 mil casas destruidas. Ocurrió tras un fuerte terremoto de magnitud 8,3 y produjo olas de hasta 38,2 metros de altura.
- 11 de marzo de 2011: El mayor tsunami de la historia reciente, que sacudió por completo la costa de la región de Tohoku y generó la mayor crisis nuclear de la historia después de Chernóbil. Fue lo que siguió al terremoto más fuerte jamás registrado en Japón, de magnitud 9,1. La altitud de las olas casi cuadruplica las estimaciones del momento, llegando a los 39,2 metros de altura. Más de 18 mil personas perdieron la vida, además de herir a más de 6 mil personas y destruir más de 120 mil edificaciones.
- 21 de mayo de 1792: El tsunami de la costa de Shimabara, en la prefectura de Nagasaki. Tras una temporada de actividad volcánica en el Monte Unzen, una serie de temblores ocasionaron grandes deslizamientos de tierra, en el mar de Ariake, generando olas que al menos en una ocasión llegó a superar los 55 metros. El desastre se saldó con 15 mil fallecidos, más de 700 heridos y la destrucción de 6200 propiedades.
- 24 de abril de 1771: El Gran Tsunami de Meiwa en lo que hoy en día es parte de la prefectura de Okinawa. Un terremoto en las Islas Yaeyama de magnitud 7,4 generó un oleaje que alcanzó los 85 metros de altura, llevándose por delante más de 13 mil vidas y en torno a 3200 casas en el archipiélago.
- 30 de diciembre de 1703: el tsunami del terremoto de Genroku en la costa sureste de la región de Kanto. Tras un sismo de magnitud 8,2, las costas de las prefecturas de Kanagawa y Shizuoka sufrieron olas de más de 11 metros, resultando en más de 5 mil muertes y la pérdida de más de 20 mil edificaciones.
Por fortuna, este terrible historial de desastres naturales también ha significado que a cada paso, la sociedad japonesa ha aprendido y se ha adaptado para ir mejorando cada vez sus normativas de seguridad y protocolos de actuación. A lo largo de las últimas dos décadas, más de 30 tsunamis (e incontables sismos de intensidad media o baja) se han registrado en las costas japonesas sin pérdidas humanas que lamentar fuera de la tragedia de 2011.